La diócesis de Hong Kong (www.catholic.org.hk) es la más peculiar de todas las de China, precisamente por ser la que tiene más libertad. Es un territorio pequeño pero muy poblado (7 millones de habitantes), en el que viven unos 530.000 fieles, de los unos 180.000 son "residentes no permanentes" (inmigrantes, en su mayoría filipinos).

La pasada vigilia de Pascua 3.500 adultos se bautizaron en las parroquias católicas de Hong Kong. Hay un crecimiento considerable de bautizos de adultos: hace dos años fueron 3.000; hace seis, 2.400. Es decir, el número de bautismos de adultos ha crecido casi un 50% en apenas seis años.

En 1992, hace 20 años, el territorio contaba con unos 250.000 fieles de origen chino. Actualmente son unos 350.000, además de los inmigrantes.

Un papel importante en la primera presentación de la fe a las personas que no conocen el cristianismo lo juegan las 278 escuelas católicas, que aunque sufren cierto grado de acoso por parte del Gobierno comunista tienen una autonomía inédita para el resto de China. También es importante el papel sanitario y caritativo de la diócesis: 2,5 millones de personas fueron atendidos en centros sociales o de salud católicos en 2010. Las parroquias cuentan con 1.400 catequistas voluntarios (y 40 asalariados).

Pero en buena parte de los casos, los adultos que se bautizan lo hacen por la influencia de un pariente que lo ha hecho antes: un cónyuge, o a veces un padre, un hijo o un hermano. Así, Janet Lo explica a la agencia AsiaNews que ella se bautiza con su hermano, también adulto, porque su padre que era católico rezó con fuerza por su madre enferma, y ella se bautizó poco antes de morir, falleciendo con una gran paz. Janet Lo, que estudió en una escuela cristiana, ve que con la fe vienen "vida, amor y paz".

¿Cómo es la comunidad católica con la que se encontrarán los nuevos conversos? No muy disciplinada. Según un estudio del 2010 ("Catholic faith life in real context", de la Universidad Politécnica de Hong Kong), el 30% de los católicos (mayores de 15 años) dice que no ha leído la Biblia en el último año, el 73% de hecho admite que no la lee regularmente y el 43% dice que eso se debe a que está "muy ocupado". Un 69% no asistió a misa en el último año y un 38% dice que no reza en absoluto.

Además, el 45% hace años que no se confiesa, y de ellos uno de cada cuatro dice que "no hace falta porque Dios es compasivo", mientras que un 20% recurre de nuevo a la excusa de "estar muy ocupados".