Las recientes elecciones municipales en Inglaterra, que deciden la composición de 35 ayuntamientos y autoridades locales, han dado la sorpresa: el UKIP, Partido por la Independencia del Reino Unido, que anteayer era marginal, con unos pocos concejales y algún eurodiputado, logró tantos votos que si se extrapolaran los resultados a unas elecciones generales equivaldría al 23% de las papeletas, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país, superando a 14% de los liberales de Nick Clegg, y comiéndole terreno a los "conservadores" (25% del voto en estas municipales).

Los laboristas capitalizaron otra parte del descontento social con un 29% del voto municipal. 

La prensa en España ha calificado al UKIP de partido "populista", "antieuropeista", "aislacionista" y "ultranacionalista". Pero casi nadie ha querido señalar una evidencia: es difícil llamar Partido Conservador a un partido que impone la redefinición del matrimonio desde el Parlamento, como hizo hace tres meses el partido tory con David Cameron a la cabeza, sin ni siquiera recurrir a un debate prolongado o a un referéndum.


¿Afectó el tema de la redefinición del matrimonio al electorado conservador? La firma ComRes, contratada por la Coalición por el Matrimonio, realizó una semana antes de los comicios un sondeo con 1.500 entrevistas en las zonas donde iban a tener lugar las elecciones municipales y preguntó: "¿Los planes de la coalición de gobierno de legalizar el matrimonio del mismo sexo hacen más o menos probable que usted vote a estos partidos en las elecciones locales?"

La respuesta era clara: un 25% de quienes votaron tory en 2010 declararon que pensaban votar por UKIP; además, un 26% de antiguos votantes tories declararon que el tema del matrimonio gay les hacía menos proclives a votar al Partido Conservador y sólo un 9% de los votantes "conservadores" declaró que el tema del matrimonio homosexual les inclinase a votar otra vez a los tories.

El resultado es que el UKIP, una fuerza marginal con pocos representantes, ha sumado más de 130 concejales.

Ha ganado 16 puestos de concejal en la diputación del condado central de Lincoln y 15 en el oriental de Norfolk, condados en los que se convierte por primera vez en el primer partido de la oposición.

Los tories perdieron más de 320 concejales (se quedan con unos 1.070), y sus aliados los liberal-demócratas perdieron más de 100 (se quedan con unos 340). El Partido Laborista, en la oposición, sumó a su vez 260 concejales en las elecciones celebradas el jueves, hasta alcanzar unos 430.

Cameron había desestimado al UKIP por ser "un partido de chiflados", pero al ver los resultados declaró que sus votantes "se merecen un respeto". Tanto él como la prensa generalista prefirieron hablar de aspectos económicos, de inmigración y del antieuropeismo que de la traición a los valores pro-familia que se supone debería representar un partido "conservador" y que traicionó con su impulso al matrimonio gay.


Aunque las elecciones se dieron sólo en 35 de las 348 autoridades locales que hay en Inglaterra y Gales, estas elecciones son consideradas un termómetro para ver el pulso de la opinión ciudadana.

El UKIP, dirigido por el europarlamentario Nigel Farage se perfila como una fuerza política más potente de lo que se creía, capaz de hacerse con el voto descontento del resto de los partidos, aunque en el sistema británico, con un solo ganador por circunscripción, es difícil romper el bipartidismo.

El UKIP fue fundado en 1993, como una respuesta contra el Tratado de Maastricht. Pero en los dos últimos años muchos conservadores desencantados con el giro progresista del partido se han decantado hacia él.


El tesorero del UKIP, Stuart Wheeler, explicaba que en los últimos meses el partido afilió unos 3.000 nuevos miembros (a 30 libras mensuales cada uno).

Farage declaró que cinco o seis "grandes donantes" tories, de los que dan 50.000 libras al año a cambio de tomarse unas copas con el Primer Ministro y otros líderes, habían dejado el Partido Conservador por el UKIP. Uno de ellos, Adrian Buckley, declaró que estaba desencantado "de la obsesión con la política gay" de David Cameron.

Lord Ashcroft, que era el donante más generoso del Partido Conservador (le ha donado más de 10 millones de libras), declaró en campaña que ya no apoyaría económicamente a los tories por el activismo de Cameron con la agenda de ideología homosexualista. Ashcroft declaró que él sigue siendo conservador, pero que duda que Cameron lo sea.

John Curtice, un académico experto en procesos electorales, también considera que el matrimonio homosexual ha sido uno de los temas que han enfadado al votante conservador y lo han transferido al UKIP, que como partido se declaró a favor de "dejar el matrimonio tal como está".