El difunto actor Pepe Rubianes, que desde diciembre de 2016 ya tenía una plaza dedicada en Barcelona, ahora tiene además una calle en el barrio de la Barceloneta, quitándosela por orden de la alcaldesa Ada Colau al Almirante Cervera, héroe de la Guerra de Cuba que cuenta con monumentos incluso en la isla caribeña. Colau llamó "fascista" al almirante aunque murió en 1909. El fascismo lo fundó Mussolini en 1919. Hay vecinos molestos por el cambio, y otros que dicen que quien merece una calle por su labor en el barrio es el fallecido párroco mosén Pau Caldés.

En el digital CatDialeg.cat se asombran del entusiasmo por Pepe Rubianes (que siempre se significó en el ámbito de la izquierda más bien radical) y el olvido de muchos otros actores que sin duda fueron mucho más populares y vivieron gran parte de su vida en Cataluña: Joan Capri, Eugeni Jofra, Mary Santpere (la "reina del paralelo", que murió ya en 1992), el famoso humorista Miguel Gila y el popularísimo Paco Martínez Soria, que vivió toda su vida, desde los 5 años, en Barcelona y murió en 1982. 

El caso de Paco Martínez Soria es elocuente: tiene una calle dedicada en su Tarazona natal, otra en Zaragoza y una glorieta en Madrid, en el distrito de Palomeras Bajas.

En Barcelona, donde vivió siempre, nada.

Quizá ayudaría recordar a la alcaldesa que Paco Martínez Soria estuvo en el sindicato anarquista CNT
(cuando la República obligó a sindicarse en 1936).



El pasado 15 de abril, Manuel Arenas en El Periódico publicaba una interesante entrevista al hijo del actor, que nació en 1934 y también se llama Paco Martínez-Soria y es monje en el monasterio de Poblet. Habla de su vocación religiosa y como la valoró su padre... y como el famoso actor era ignorado en la "Enciclopedia Catalana" hasta que se quejó a Jordi Pujol, que lo hizo incluir. 


-Cuando nací me pusieron Francesc d'Assís Martínez Ramos. Hasta que mi padre dijo que, como yo no tenía hijos y tengo 3 hermanas, quería que su apellido no se perdiera, y lo arreglaron para llamarme 'Martínez-Soria Ramos', con guion.


-Empecé la carrera de Farmacia porque me encantaba la ciencia. Seguí en contacto con los escolapios que me habían formado como cristiano y creamos el Centro Escolapio de Montaña, donde sentí la vocación de enseñar a jóvenes. A los 21 empecé mi carrera sacerdotal y en el 62 me ordenaron sacerdote.


-No, estudié 2 años. Mi padre me dijo: "Hombre, yo pensaba que serías un buen farmacéutico y ahora resulta que quieres ser cura...". Le costó digerirlo, pero al final fue quien mejor entendió mi religiosidad. Cuando en los 60 algunos escolapios lo dejaban, me llegó a decir: "Hijo mío, no me darás el disgusto de dejar lo que tanto me costó aceptar".


-Una vez vine a Poblet de retiro espiritual con jóvenes que querían ser sacerdotes. Era la primera vez que pisaba Poblet y aquella tarde pedí quedarme. A un escolapio le dije: "Te digo una cosa muy seria: como escolapio no voy bien, quiero cambiar de vida y ser monje aquí". Me contestó: "Estás loco". Ahora que llevo aquí 28 años lo recordamos y bromeamos. 


-Para ser un buen escolapio hay que ser un buen monje: oración, vida privada, clausura...y yo salía mucho: tenía moto, iba a bañarme a la playa cada día, era profesor de judo...yo pienso que había arrinconado un poco a nuestro Señor. 


-No, murió en el 82 y mi madre en el 88. Yo entré en el 90: no sé si con mis padres vivos hubiera podido, porque es un salto muy grande eso de no poder irles a ver.


-Me levanto a las 3:50 h y rezamos varias veces hasta la noche. También trabajo en la lavandería haciendo la 'calçotada', es decir, doblando calzoncillos (ríe). Vivimos en clausura pero no estamos desconectados: quien quiere lee el diario, escucha la radio o tiene móvil.


-Oh, siempre. Y yo no soy de ningún partido: soy universal, como mi padre, que me decía: "Paquito, papá ha hecho reír a toda España y es de toda España". Y es verdad: él iba por todas las provincias y era muy querido...aquí en Cataluña estuvo desde los 5 años, sin embargo no tiene ni un monumento; en Aragón sí tiene, y eso que nunca ha vivido allí. Aquí no son agradecidos con algunas cosas.


-Una vez, con mi padre en cuerpo presente en el cementerio de Cabrera de Mar, le dije a [Jordi] Pujol, con quien he mantenido una amistad a raíz de esto: "Lamento que en la Enciclopedia Catalana, llena de futbolistas, no esté mi padre como artista". Al cabo de 15 días me citaron en la Generalitat y me recibió Pujol. Me dijo: "Padre, usted me dijo delante del cadáver de su padre una cosa que yo dije: 'Este hombre tiene toda la razón'". Y siguió: "Nos hemos dejado al Martínez Soria". Me garantizó que mi padre tendría una página, y así fue.

Paco Martínez Soria, como cura veterano, en "Se armó el belén", habla del misterio de la vocación; el actor no tiene ninguna placa, plaza ni calle en Cataluña



Pepe Rubianes hablando sobre la unidad de España en una entrevista, con un discurso ¿complejo, elaborado, lleno de finos matices y con humor de trabajada inteligencia?; ya tenía una plaza y ahora Ada Colau le da la calle dedicada al Almirante Cervera