Los obispos españoles han dado a conocer una Nota doctrinal sobre la objeción de conciencia que fue aprobada por la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe el pasado 1 de febrero y por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal en su reunión de los días 8 y 9 de marzo.

No derechos, sino deseos subjetivos

Este documento responde al hecho de que en las últimas décadas "se está imponiendo una nueva visión de los derechos humanos". En un "ambiente cultural caracterizado por un individualismo que no quiere aceptar ningún límite ético", esto conduce "a que se reconozcan por parte de los poderes públicos unos nuevos 'derechos' que, en realidad, son la manifestación de deseos subjetivos" cuya realización implica "la negación de auténticos derechos básicos de otros seres humanos".

Los prelados hacen referencia a las consecuencias que esto ha tenido en la legislación española. En particular, dos leyes recientes del gobierno de Pedro Sánchez: una, que penaliza el derecho a rezar ante los abortorios y a informar a las madres de las alternativas al aborto, y otra que despenalizó la eutanasia con una norma que es prácticamente una ley de suicidio asistido. Esta última, dicen, "es un paso más en el conjunto de leyes que conducen a que la vida humana quede gravemente desprotegida".

Pero también se refieren a la ideología de género, fácilmente reconocible en la mención que hacen los obispos a "leyes que se inspiran en principios antropológicos que absolutizan la voluntad humana, o en ideologías que no reconocen la naturaleza del ser humano que le ha sido dada en la creación, y que debe ser la fuente de toda moralidad".

La libertad, en peligro

Leyes que, además imponen "estos principios en los planes educativos" y restringen "el derecho a la objeción de conciencia tanto de las personas como de las instituciones educativas, sanitarias o de asistencia social, con lo que se limita el ejercicio de la libertad".

La libertad queda así "amenazada por estados y grupos de poder que no dudan en utilizar cualquier medio para influir en la conciencia de las personas, para difundir determinadas ideologías o para defender los propios intereses".

Ante esta situación, el objetivo de la Nota es "recordar los principios morales que los católicos debemos tener presentes para decidir sobre nuestra actuación ante estas leyes y otras semejantes, y que cualquier estado o persona comprometidos en la defensa de los derechos humanos pensamos que deberían respetar".

Los obispos reconocen el peso del ambiente cultural: "El principio que está en la base de muchas leyes que se aprueban es que todos debemos vivir como si Dios no existiese. Se tiende a minusvalorar lo religioso, a reducirlo a algo meramente privado y a negar la relevancia pública de la fe. Esto lleva a considerar la libertad religiosa como un derecho secundario".

"Absolutamente obligados a objetar"

Frente a esto, los obispos recuerdan la obligación del cristiano de negarse  a "prestar la colaboración, ni siquiera formal, a aquellas prácticas que, aun siendo admitidas por la legislación civil, están en contraste con la ley de Dios", pues se haría "corresponsable" de ellas: "Los católicos estamos absolutamente obligados a objetar en aquellas acciones que, estando aprobadas por las leyes, tengan como consecuencia la eliminación de una vida humana en su comienzo o en su término".

Del mismo modo, los políticos católicos "no pueden promover positivamente leyes que cuestionen el valor de la vida humana, ni apoyar con su voto propuestas que hayan sido presentadas por otros".

Ese derecho individual lo es también colectivo por parte de las personas que comparten el respeto por la vida (como instituciones educativas o sanitarias), y por tanteo "es legítima la objeción de conciencia institucional a aquellas leyes que contradicen su ideario. El Estado tiene el deber de reconocer este derecho. Si no lo hace, pone en peligro la libertad religiosa y de conciencia". Por eso, "las instituciones sanitarias católicas... no se deben plegar a las fuertes presiones políticas y económicas que les inducen a aceptar la práctica del aborto o de la eutanasia".

Frente a la ideología de género y otras antropologías

Pero no se trata solo el aborto y la eutanasia: "Actualmente estamos asistiendo a la difusión de antropologías contrarias a la visión cristiana del hombre, de la sexualidad, del matrimonio y de la familia, que tiene como consecuencia la normalización de ciertos comportamientos morales opuestos a las exigencias de la ley de Dios. Frecuentemente estas ideologías son promovidas por los poderes públicos y se impone su difusión en centros educativos mediante leyes que tienen un carácter coercitivo".

"Los católicos tienen el deber de oponerse a la imposición de estas ideologías", afirma la Nota: "Este deber lo han de ejercer, en primer lugar, los padres que, por ser los primeros educadores de sus hijos, tienen el derecho de formarlos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, y de elegir las instituciones educativas que estén de acuerdo con ellas, cuya identidad ha de ser garantizada".

Cristo, fuerza para resistir

Por último, los obispos recuerdan que "la libertad que tiene su origen en Cristo da fuerza para superar las dificultades con las que el creyente puede encontrarse para actuar en coherencia con su fe".

En efecto, "los valores que se están generalizando en nuestra cultura y las leyes que se están aprobando en nuestras sociedades occidentales sitúan a los creyentes ante problemas difíciles de conciencia" que les plantean "opciones dolorosas, que exigen sacrificios en la vida profesional e incluso en la vida familiar".

Es en la obediencia a Dios, sin embargo, de donde nacen "la fuerza y el valor para resistir a las leyes injustas de los hombres... Quien no se deja vencer por el miedo está recorriendo el camino que lo conduce a la verdadera libertad que únicamente se encuentra en Cristo".