El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha afirmado que si en este mundo no hay caridad ni atención al ser humano, "de poco valen" tanto los esfuerzos por procurar buena economía como "tanto gritar cambios antisistema".

Así se ha pronunciado el arzobispo de Toledo durante la homilía que ha realizado en la Catedral Primada de Toledo con motivo de la solemne misa del Corpus Christi en rito hispano-mozárabe.

A su juicio, si en este mundo no hay caridad ni atención al ser humano en su totalidad, "de poco valen tantos esfuerzos por procurar buena economía y tampoco tanto gritar cambios antisistema sin comenzar a cambiar personalmente ni a acercarse a la realidad de cada día".

De este modo, ha apuntado que resolver el hambre y la sed de los hombres "no termina con solucionar problemas de necesidad humana más perentoria".

"Sin duda esta preocupación es muy importante, pero somos los hombres y mujeres sujetos de muchas necesidades", ha añadido.

"Los humanos somos también ansias de gozo, deseos de justicia, ganas de belleza y armonía, búsqueda de la fraternidad", ha indicado el arzobispo de Toledo y Primado de España.

Finalmente, ha pedido rogar para que todo cristiano, reviviendo la experiencia de los discípulos de Emaús, "redescubra la gracia del encuentro transformante con el Señor, con el Señor resucitado, que está con nosotros siempre".

A la misa han asistido los consejeros de Presidencia y Administraciones Públicas, Leandro Esteban, y Hacienda, Arturo Romaní; el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, junto al respeto de la Corporación municipal; los representantes de la Diputación de Toledo --a excepción de su presidente, Arturo García-Tizón--; el delegado del Gobierno, Jesús Labrador, y el rector de la Universidad regional, Miguel Ángel Collado, entre otras autoridades civiles, políticas, militares y eclesiásticas.


Posteriormente, y alrededor de las 12.30 horas, una vez que la Custodia ha llegado a la plaza de Zocodover, el arzobispo ha pronunciado su tradicional alocución, en la que se ha referido a la Eucaristía, prolongada "por calles y plazas" como demuestra el Corpus Christi, para asegurar que "no es un asunto privado" de un "club de personas afines" sino una "pública asamblea cultural de todos aquellos a quienes convoca el Señor".

El arzobispo se ha mostrado convencido de que en el corazón del Evangelio "está la vida comunitaria y el compromiso con los otros".

Qué peligroso y qué dañino es este acostumbrarnos a perder el asombro, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y de la justicia!", ha indicado monseñor Braulio, que ha asegurado que "salir hacia el hermano necesitado es de absoluta prioridad, ya que este es uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral e indica el camino de crecimiento espiritual".

Finalmente, ha pedido al Señor "que nadie nos exija que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre acontecimientos que afectan a los ciudadanos", y ha manifestado, con el Papa Francisco, que aunque "el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política" la iglesia "no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia".