El actor mexicano Eduardo Verástegui, ferviente católico y declarado activista provida, se reunió el pasado 27 de septiembre en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence durante la celebración del Mes de la Herencia Hispana.

En su reunión con los líderes de Estados Unidos, el artista entregó a Trump una carta en la que le pide ayuda para resolver el estado legal de los “dreamers” (soñadores), es decir, inmigrantes latinos que ingresaron ilegalmente en EEUU siendo menores y que durante estos años estuvieron han estado bajo el programa DACA, que les protegía de una posible expulsión.

La respuesta de Trump

Verástegui decía en su carta al presidente que se llaman dreamers porque sueñan, planean y ejecutan. También son dreamers porque el sueño americano ahora está indeleblemente impreso en sus almas. Nacieron en México, pero se criaron en Estados Unidos. Independientemente de lo que hayan hecho sus padres, estos hombres y mujeres jóvenes fueron traídos aquí como niños vulnerables y ahora son estadunidenses leales y respetuosos de la ley. Desde el punto de vista humano, es injusto que sean castigados por algo que no hicieron. No conocen otro hogar que Estados Unidos. No conocen otra familia que no sea la americana. ¡Y usted es su presidente! Señor presidente, alentamos sus esfuerzos para resolver el estado migratorio de estos jóvenes con la concesión de la residencia legal permanente”.

 

Según afirma en un comunicado Verástegui, Trump le contestó que “vamos a tratar el DACA con corazón” y el actor le respondió: “Sólo las personas con un buen corazón podrán darle una buena solución a esta situación de limbo para nuestros amigos de DACA. Le pido a Diostodos los días por los dreamers y por aquellos que tienen el poder de ponerlos en el camino hacia la ciudadanía americana”.

“Ser provida significa también ser la voz de los dreamers y abogar por ellos. Sus vidas se han convertido en una pesadilla de la que no pueden despertar”, señala el actor y productor.

Además, Eduardo Verástegui señala que Estados Unidos y México deben y pueden estar unidos en la misión más importante, la misión de proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural. El amor y la vida van juntos y uno no puede florecer sin el otro.

Contenido de la carta de Verástegui a Trump

Gracias por invitarme tan amablemente a esta gran celebración del Mes de la Herencia Hispana.

Es un honor estar una vez más aquí con mis colegas hispanos. Como actor, cineasta y filántropo mexicano, mi visión es utilizar de manera responsable el poder del arte para cumplir el destino de la familia humana de amor ilimitado y vida generosa. Mi enfoque inicial es crear una infraestructura cultural que una a Estados Unidos y México para avanzar en términos de paz y prosperidad para nuestros pueblos.

En medio de todo esto, nos enfrentamos a un trágico desafío: la difícil situación de los dreamers nacidos en México que forman un vínculo vivo entre nuestros dos países.

Se llaman dreamers porque sueñan, planean y ejecutan. También son dreamers porque el sueño americano ahora está indeleblemente impreso en sus almas. Nacieron en México, pero se criaron en Estados Unidos. Independientemente de lo que hayan hecho sus padres, estos hombres y mujeres jóvenes fueron traídos aquí como niños vulnerables y ahora son estadunidenses leales y respetuosos de la ley. Desde el punto de vista humano, es injusto que sean castigados por algo que no hicieron. No conocen otro hogar que Estados Unidos. No conocen otra familia que no sea la americana. ¡Y usted es su presidente! Señor presidente, alentamos sus esfuerzos para resolver el estado migratorio de estos jóvenes con la concesión de la residencia legal permanente.

Fueron sumamente memorables, en este contexto, sus palabras sobre el tema: “Vamos a mostrar un gran corazón. … Vamos a abordar DACA con corazón. … La situación de DACA es algo muy difícil para mí porque ustedes saben que amo a estos niños. Yo amo a los niños. Tengo hijos y nietos”

Con estas palabras ha dejado en claro que es muy consciente de la tragedia humana involucrada aquí.

Le pedimos que deje que su corazón lo guíe al enfrentar esta crisis. Entendemos que una solución requiere un acuerdo con el Congreso y no puede lograrse unilateralmente. Pero aquí, tanto el corazón como la cabeza exigen la legislación para ratificar su legalización. Los dreamers y sus familias pagan 9 mil millones de dólares en impuestos federales y estatales y su poder adquisitivo se estima en 24.1 mil millones. A términos de economía y justicia, ¡un acuerdo para los dreamers es un gran negocio para Estados Unidos!

En este Mes de la Herencia Hispana, tengo la visión de una nueva asociación entre México y Estados Unidos que sea construida sobre nuestras fortalezas mutuas, al mismo tiempo que aborde nuestras necesidades, deseos y debilidades al máximo de nuestras capacidades.

Podemos hacer que esta unión funcione porque compartimos los mismos valores fundamentales: trabajo duro, un espíritu de entrega a los necesitados y un amor a la familia, a Dios y al país. Apreciamos especialmente su liderazgo en la defensa de los derechos de los no nacidos.

No puede haber una mejor base para la unión entre nuestros pueblos que la de priorizar la resolución de la crisis de los dreamers mexicanos que ahora están inmersos en el sueño americano. Estamos seguros de que usted es consciente de la urgencia y que hará todo lo posible para recibirlos en el que ha sido su hogar.

Gracias nuevamente, señor presidente, por darnos la bienvenida a este evento mientras abrimos las puertas a la plenitud de la vida y el amor.

Dios Bendiga a Estados Unidos de América. Dios bendiga a México.

Sinceramente,

Eduardo Verástegui