El arzobispo de Nueva York y presidente de la conferencia episcopal estadounidense, Timothy Dolan, rezará una bendición en la convención republicana que tendrá lugar en Tampa (Florida) del 27 al 30 de agosto, y donde serán proclamados oficialmente candidatos a la Casa Blanca el mormón Mitt Romney y el católico Paul Ryan.

El portavoz del arzobispado neoyorquino, Joseph Zwilling, ha aclarado que esa oración no supone un respaldo a la candidatura del GOP (Great Old Party): Dolan se dirigió a ambos partidos para expresarles que "aceptaría, si era invitado, decir una oración en sus convenciones". Los demócratas, pues, que celebrarán la suya a principios de septiembre, aún están a tiempo.


Para Paul Ryan esta noticia llega en un buen momento. Desde que el 11 de agosto el congresista por Wisconsin fuese designado para completar el ticket de Romney, la campaña se ha centrado en él y ha adquirido una nueva vida. Las encuestas dicen por el momento que su incorporación no ha supuesto un empujón electoral, pero el aspirante al despacho oval ha conseguido dos cosas con su elección.

Primera, captar un voto al que Romney no ha convencido nunca, el de la mayoría conservadora movilizada con el aborto (Ryan es un firme político provida) y el del Tea Party contrario a la expansión de la administración (Ryan defiende una radical contención del gasto público).

Segunda, llevar la iniciativa de los temas de campaña. Eso le ha supuesto duros ataques por sus propuestas de recortes en todos los ámbitos, pero al mismo tiempo supone un factor de diferenciación muy neto respecto al programa de Barack Obama que el más indefinido Romney no aportaba.


Entre esos ataques han estado los de algunos obispos norteamericanos. No es algo nuevo. Como presidente del comité de presupuestos de la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen la mayoría, Paul Ryan recibió críticas de la conferencia episcopal cuando en abril explicó que para su programa de reducción del déficit y de los impuestos había actuado "según su fe católica". Varios prelados se opusieron a los puntos de vista de Ryan sobre la limitación de ayudas y subvenciones, en la medida en que eso pudiese perjudicar "a las personas más pobres y vulnerables". "Se trata de priorizar las ayudas sociales, no de eliminarlas", apuntó entonces el obispo Stephen E. Blaire, presidente del comité de Justicia y Desarrollo de la conferencia episcopal.

Con ocasión de su designación por Romney, estas críticas han arreciado, particularmente por parte de grupos progresistas. Pero Ryan ha recibido apoyos significativos. Su propio obispo, Robert C. Morlino, declaró que "Ryan conoce la doctrina social de la Iglesia y tiene siempre mucho cuidado en adecuar el estilo y forma de sus ideas a los principios de la justicia social católica".

Sin embargo, el apoyo más sólido vino este lunes del arzobispo de Denver, Samuel J. Aquila, con un artículo significativamente titulado "En defensa de la responsabilidad cristiana", todo un alegato contra los efectos a largo plazo de un endeudamiento basado en razones sentimentales.


En primer lugar Aquila pone como ejemplo "un amigo mío, casado", que tiene dos hipotecas, lleva la cartera llena de tarjetas de crédito, todas ellas con desequilibrios, y mantiene un nivel de vida (nada deshonesto, todo para los suyos) que no puede pagar: "Ama a sus hijos, pero no les está haciendo ningún favor", subraya el obispo, "porque algún día tendrá que pagar sus deudas, y entonces sus hijos se verán en aprietos. Como nunca han sacrificado nada, no han ahorrado ni están preparados para la independencia financiera. Nadie sufrirá más la imprudencia de mi amigo que sus hijos".

"Pocos dirán que mi amigo está actuando compasivamente o con un sentido cristiano de la responsabilidad", remacha el arzobispo de Denver antes de trasladar la analogía a las políticas gubernamentales: "No podemos gastar lo que no tenemos, ni podemos pedir prestado lo que no podremos pagar".

"La responsabilidad es una virtud, y también es una obligación moral para los adultos sensibles. La responsabilidad es también una obligación moral para los gobiernos", completa monseñor Aquila.

"Ryan es católico y conservador en materia fiscal", continúa, yendo al núcleo de su mensaje: "En los últimos meses ha sido objeto de numerosas críticas por sus opiniones políticas. Su perspectiva fiscal ha sido condenada rotundamente como anticatólica incluso por algunos obispos norteamericanos. En el núcleo de esta acusación está la idea de que Ryan carece de compasión hacia los pobres. Los planes fiscales de Ryan recortarían drásticamente algunos programas para los pobres. Esto tendría un serio impacto sobre muchos americanos. Pero Ryan alega que sus planes están enraizados en el sentido cristiano de la responsabilidad. Mirando al futuro, afirma, su preocupación por los pobres es a largo plazo y exige sacrificios en el presente".

"No soy experto en política", sigue el obispo, "y no sé si los planes fiscales de Paul Ryan son los correctos para Estados Unidos actualmente o en el futuro. No puedo apoyarle, ni a él ni a ningún otro candidato, y no lo haré. Pero las críticas según las cuales el plan de Paul Ryan es profundamente contrario a las enseñanzas sociales católicas son infundadas e irracionales. Algunas críticas son tan insidiosas que uno se pregunta si los críticos han leído realmente los planes de Ryan. Para los católicos hay algunos puntos sociales sobre los cuales las respuestas son firmes y absolutas. Los católicos deben reconocer la dignidad del no nacido, y la injusticia de legalizar su asesinato. Los católicos deben reconocer la dignidad de la sexualidad humana y la inmutabilidad del matrimonio entre hombre y mujer. Los católicos deben reconocer la opción preferencial -el amor de Dios- por los pobres. Más allá de estos principios no negociables, hay espacio para un considerable debate sobre opciones o iniciativas políticas concretas".

"Pero para los católicos -para todos los adultos razonables- un elemento principal del debate deben ser las consecuencias a largo plazo de nuestras decisiones", concluye Aquila: "En la Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino insiste en que las decisiones estratégicas deben hacerse en función del fin u propósito y de los medios para alcanzarlo, más que en los dictados de las inclinaciones sentimentales inmediatas... A Paul Ryan le preocupa que Estados Unidos caiga pronto en bancarrota, y dice que por tanto debemos adoptar ahora opciones difíciles. Si tiene razón, e ignoramos el mensaje porque las consecuencias parecen poco compasivas, nuestros afectos sentimentales pueden perjudicar a los más queridos por el Señor: nuestros hijos". Pinche aquí para leer el artículo de monseñor Aquila en su integridad (en inglés).

El intento agitado por la izquierda de quitarle a Ryan por razones presupuestarias el voto católico que va a cosechar por razón del aborto parece pues destinado al fracaso. El aspirante a la vicepresidencia no se ha dejado amilanar y ha mantenido en agosto sus posiciones de la primavera, lo que ha incrementado su credibilidad.

Hay que recordar que justo ahora hace un año, Barack Obama estuvo a punto de conducir a Estados Unidos a la bancarrota a la que se refería monseñor Aquila. A principios de agosto de 2011 los republicanos forzaron una reducción del déficit sin la cual se negaban a apoyar los presupuestos y el país tenía que suspender pagos, tras dispararse el gasto público en 2009 y 2010 a niveles insostenibles.