A sus recetas centenarias, los monasterios añaden ahora nuevas elaboraciones para diversificar la oferta de productos del torno y romper con la losa de la estacionalidad que afectaba a la mayoría de ellos.

Lo explica Alejandra Salinas, directora de la Fundación Contemplare, convencida de que todo el mundo debería atreverse a conocer la realidad de la vida contemplativa: “Te sorprendería saber la de cosas que pasan dentro de un monasterio. Unas se pueden contar y otras hay que descubrirlas cruzando el portón. La creatividad y las ganas de aprender de las monjas y los monjes es inagotable”.

La Fundación Contemplare, formada por laicos comprometidos en dar a conocer la vida contemplativa y ayudar a su sostenimiento, ha puesto en marcha este año dos proyectos en esa línea de innovación y diversificación:

-el primer helado de alta gama hecho a mano en un convento de clarisas, gracias a los conocimientos compartidos de forma desinteresada por Coco Laín, una heladoteca que ha servido durante treinta años a los mejores restaurantes de Madrid; son cuatro sabores: turrón de almendra marcona, mandarina al cava, chocolate con trocitos de chocolate, y biscotto tierno de pandoro.

-y una formación personalizada con los expertos de la escuela de alta cocina de la Universidad Francisco de Victoria Le Cordon Bleu Madrid para revisitar algunos clásicos de la repostería conventual y darles un aire nuevo sin perder la esencia: los diamantes de frambuesa o las rocas de frutos secos y chocolate negro, fueron algunas de las “asignaturas” del último curso.  

"Se trata de ayudarles en lo que verdaderamente necesitan. Y estos helados o estos cursos gratuitos son parte del proyecto innovador que promovemos para que los más de 9.000 monjes y monjas de vida contemplativa que hay en España puedan seguir sosteniéndose por sí mismos todo el año, y no dependan exclusivamente de las ventas navideñas", explican desde Contemplare.

Los monasterios fabrican todo tipo de productos culinarios: vino, queso, cerveza, leche de vaca, aceite ecológico... Además, por supuesto, de sus tradicionales dulces: perrunillas, mazapán, sopa de almendras o castañas en almíbar. Siempre con ingredientes naturales, elaboración artesanal y un valor añadido: la oración garantizada por el que vaya a recibirlos.

También belenes, porque, dicen desde Contemplare, "hay muchos artistas dentro de los muros del monasterio, que crean manualidades únicas y figuras pintadas o talladas a mano. Las más famosas son las de las Hermanas de Belén, pero en la web de Contemplare y en nuestra tienda física hay muchísimas más".

Porque todos estos productos pueden adquirirse a través del portal de la Fundación Contemplare, donde asimismo envían Cestas de Navidad a Domicilio: "Más de 50 empresas han confiado ya en nosotros para felicitar así a sus empleados y clientes. Ahora es la oportunidad de que los particulares también puedan hacerlo", explican.

El montaje de las cestas se hace con la colaboración de los trabajadores de la Fundación A la Par, que ofrece una formación laboral a personas con discapacidad intelectual.

Todos estos productos pueden encontrarse por diversos medios:

-el mercadillo navideño en el ABC Serrando de Madrid, que arrancó el 25 de noviembre y se clausura este domingo 11 de diciembre, con un horario de 10.00 a 21.00 horas;

-la tienda física a pie de calle, durante todo el año, en Aravaca (Madrid), calle Anita Vindel, 8;

-la tienda on line de Fundación Contemplare, con todos los productos y envíos a domicilio en menos de 72 horas.