Antonio Macaya es doctor en Medicina, licenciado en Ciencias Religiosas y diácono permanente en la diócesis de Tarrasa. Es médico en el Cottolengo del Padre Alegre en Barcelona, además de esposo y padre de cinco hijos. Ha estudiado con detenimiento la base histórica de la Resurrección y ha publicado ahora sus hallazgos en su libro Un latido en la tumba (Vozdepapel). Responde en ReL las evidencias que encuentra... y los fallos de una mentalidad que cree ser escéptica pero en realidad es conformista y se mueve por modas.  

- Parece que sobre la Resurrección de Jesús en el mundo anglosajón hay mucha más investigación y estudios que en el mundo hispano... 

- Sí, pero una de las ventajas de Internet es que permite acceder a mundos que ni sospechabas que existieran. Hay trabajos como los de Craig Evans, Michael Licona, NT Wright, Richard Bauckham, Larry Hurtado, John Wenham y muchos otros autores que son famosos en Estados Unidos, que llenan salas de conferencias, que publican libros... ¡y se venden muchos! Quizás a mí me tocó mucho por mi manera de pensar.

» Los médicos pensamos en términos de "evidencias", de datos. En el mundo hispano y latino en general quizás se piensa más en el significado de las cosas. Pienso también en la conciencia que tienen los estadounidenses de la importancia del free speech. Allí se puede hablar de todo. En cambio, aquí nos censuran y nos autocensuramos. Pero eso va cambiando.

- ¿Por qué en España parece haber este desinterés en estudiar la Resurrección?

- Por parte de los cristianos, se ha puesto tanto énfasis en el significado de la Resurrección que se tiende a pensar poco en el hecho en sí mismo. Se insiste mucho en la experiencia espiritual y en las ventajas psicológicas de la fe. Y son cosas muy buenas. Pero la experiencia espiritual, las ventajas psicológicas y la teología misma nacen a partir de la realidad del hecho. Y cuando el hecho es claro, la teología y lo demás casi salen por sí solas. Me explico. Si María Magdalena vio y tocó a Jesús el 5 de abril del 33, no necesitaba que le explicasen que eso es muy bonito. El hecho mismo de ver y tocar a Jesús lo cambió todo.

» Creo que muchas personas no creyentes no abordan la cuestión, en parte porque los propios cristianos inciden mucho en esos aspectos experienciales, emocionales y de significado. Sin embargo, hoy en día hay muchas otras ofertas, aparte de la cristiana, que prometen ventajas de ese tipo.

- ¿Cómo enseñan este tema en los seminarios y facultades de Teología en España?

-No las conozco a todas, y las que conozco, no las conozco a fondo. Lo que sí conozco a fondo son las publicaciones, y hay un vacío muy grande.

» A mí me enseñaron lo que dice Torres-Queiruga: "es evidente... que existe una larga serie de experiencias psicológicamente semejantes (a las apariciones). El problema no está en el hecho sino en el significado". Este planteamiento es falso: no ha habido jamás ninguna experiencia psicológica semejante.

» Pero, además, suena a viejo. Según NT Wright, son prejuicios históricos de modernistas desesperados porque se les han caído sus paradigmas. Proyectan en judíos del siglo I los problemas del idealismo y el naturalismo europeo, que se está muriendo.  

- ¿Qué razones le diría a un joven cristiano para que creyese en la historicidad de la resurrección?

- La fe no se consigue con argumentos. Es un don de Dios. Le diría que creer es un tema entre él y Jesucristo. Los argumentos del libro sólo sirven para intentar ponerse ante Cristo sobre una base sólida, minimizando nuestra tendencia a auto-engañarnos. Saber todo lo que sucedió el 5 de abril del año 33 no da la fe, pero ayuda a ponerme ante Jesús con honestidad, sin máscaras...

» Ahora bien, el profesor Orlandis, fundador de Schola Cordis Iesus, le decía al profesor Canals, cuando era joven: "si has venido para hacerte el sabio, ya te puedes ir por esas escaleras". Si estudiamos, que sea para ser como niños. Sólo de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.

- ¿Cómo le explicaría a una persona que no cree que el cadáver de Jesús desapareció del sepulcro y que esa persona que estaba muerta la vieron viva algunas personas?

- Cuando Pedro, Santiago, Mateo y María Magdalena explicaron que habían hablado con Jesús resucitado, que habían comido con él y que le habían tocado, nadie les creyó. Porque eso es, de entrada, increíble. Lo que pasa es que tenías que encontrar una explicación para los hechos. Para empezar, todos sabían que el cadáver de Jesús no aparecía por ningún lado. Tú mismo podías salir por las murallas y ver la tumba vacía. La mayoría de judíos pensaban que los seguidores de Jesús habían robado el cadáver. Pero no se entiende que unos judíos cometieran un pecado tan terrible, un delito tan grave, si Jesús había sido claramente desacreditado como candidato a Mesías al ser crucificado. No había pruebas, ni móvil, ni aparecía el cadáver.

La tumba vacía... ¿dónde estaba el cadáver de Cristo? ¿Por qué no lo exhibieron en cuanto se habló de que había resucitado? ¿Por qué Pablo, en la cárcel de Festo en el año 58, no dejaba de decir que había resucitado?

» Luego tenías que intentar explicar qué pretendían diciendo que estaba vivo. Es lo que el propio Herodes Agripa II le cuenta al gobernador romano Festo en el año 58, aproximadamente, sobre San Pablo: "tenemos a uno en la cárcel desde hace dos años. No deja de decir que Jesús de Nazaret está vivo" (Hch 25). No había respuestas para explicar esto.

»  Intentas entender por qué no evitaban el rechazo de sus familiares, de sus amigos, de los vecinos, de los romanos.... y no hay ninguna explicación mínimamente lógica. Tienes que entender por qué Esteban murió en el 33 y Santiago el Mayor en el 44. Fuentes no cristianas explican cómo Santiago el menor, el primer obispo de Jerusalén, fue lapidado en el 64. Era además primo carnal de Jesús y durante mucho tiempo no creía en absoluto que fuera Dios. Lo lógico hubiera sido que se quedara en su casita, calladito. En cambio pasa de no creer, a morir lapidado por su fe.

- Pero, ¿qué testigos tenían o decían tener los primeros cristianos?

- Si seguías hablando con ellos, la historia era sorprendentemente rara. Ni siquiera sabían cómo había sido el momento de la resurrección. No habían sido capaces de encontrar nada mejor, como testigo principal, que una mujer de mala fama. Los cuatro relatos principales mostraban, al menos, 11 puntos en los que parecía haber discrepancias.

» Es una historia increíble. Es un puzzle de muchas piezas. Como más piezas tienes, más fácilmente se monta el puzzle. Ahora bien, la última pieza, la más importante, sólo la puede poner el Espíritu Santo. Y hay que pedirla como un niño le pide algo bueno, muy bueno, a su papá.      

- ¿Por qué el título del libro es Un latido en la tumba?

- El Corazón de Jesús está latiendo ahora mismo a unas 80-90 pulsaciones por minuto. Supongo que varía a lo largo del día en función de lo que sucede. Lo que pasa es que se paró el 3 de abril del año 33 dC. El sepulcro estaba frío, oscuro y en silencio total. El libro intenta aclarar todo lo que sucedió después del primer latido del Corazón resucitado de Dios, el 5 de abril del año 33. 

Juan Pablo II dijo que la Resurrección es la prueba definitiva de la autoridad divina de Cristo

» Según San Juan Pablo II, "nadie habría podido imaginar ni pretender una prueba más autorizada, más fuerte, más decisiva que la Resurrección de entre los muertos. Todas las verdades, también las más inaccesibles para la mente humana, encuentran su justificación, incluso en el ámbito de la razón, si Cristo resucitado ha dado la prueba definitiva, prometida por El, de su autoridad divina".

- ¿Hay muchos libros más sobre la Resurrección en español?

- No. Y eso es rarísimo. Es curioso que alguien como yo haya escrito este libro, pero es que es asombroso que haya todo tipo de libros sobre todo tipo de momentos históricos, sobre espiritualidad, sobre liturgia... y que haya poquísimos sobre la Resurrección, que es "la mejor historia de la historia", la fuente de la que brota la liturgia y la espiritualidad, la mejor respuesta a las preguntas más graves que nos hacemos. Como digo en el libro, el momento más importante de mi propia vida, y de la vida de cualquier lector, es ese 5 de abril del año 33.

» También es curiosísimo que en la comunidad de habla hispana haya poco conocimiento sobre personajes muy famosos que han avanzado muchísimo en el conocimiento de la Resurrección en los últimos 30 años. Este libro intenta transmitir al gran público algo de la admirable obra de Nicholas Wright, Richard Bauckham, Michael Licona, Gary Habermas, y muchos otros. Es increíble que aquí poca gente les conozca.

Ehrman es uno de los autores que, sin creer en la Resurrección, se toman en serio los datos que nos han llegado e intenta darles sentido con rigor

- ¿Y los autores adversarios de la Resurrección?

- Vale la pena conocer a Bart Ehrmann. Estudiar a fondo lo que dice. Es que es muy gordo: hasta los 30 años no pensé en por qué los cuatro evangelios difieren en muchas cosas respecto a la Resurrección. Los nombres de las mujeres que van al sepulcro son distintos. El número de mujeres. El momento del día en que van. En unos evangelios aparece un ángel, en otros dos. En San Lucas dice que eran hombres, no ángeles. Los ángeles están en sitios y posiciones distintas. Dicen cosas distintas. Las apariciones de Jesús también son distintas... Por eso, algunos teólogos dicen que los relatos son inventados. Con la ayuda de historiadores, teólogos, e incluso policías y criminólogos que han publicado al respecto, me he lanzado sobre el tema y, como siempre, eso ayuda mucho a sentir más claramente los latidos del Corazón de Jesús resucitado.

- ¿No es un poco arriesgado decir que se puede demostrar la resurrección de Jesús?

- Lo que es muy arriesgado es decidir de antemano qué pasó ayer o qué va a pasar mañana. Zambullirse en la mente de un judío o de un romano del siglo I es divertidísimo. Uno puede llegar a pensar como San José, o como el centurión que atravesó el Costado de Jesús. Hay grandes historiadores judíos, como Pinchas Lapide, y ateos, como Lüdemann, que han hecho el experimento. Su conclusión es que la única explicación histórica de lo que pasó después de la muerte de Jesús es que su sepulcro estaba inexplicablemente vacío, y que muchas personas le vieron, le tocaron y hablaron con Él. En parte, por culpa del Barça y del Real Madrid.

El autor se ayuda con ejemplo actuales, como los futbolistas Sergio Ramos y Messi 

- ¿Qué tiene que ver el Barça y el Real Madrid con la Resurrección?

- En el libro aparece Sergio Ramos, Messi... Al final saqué a Isco y a Keylor Navas, pero ahora, con la vuelta de Zidane... Yo me reía a carcajadas con los ejemplos que se me ocurrían. Es fruto de un intento imposible: que lo puedan leer desde jóvenes de 15 años hasta catedráticos de Cristología. Respecto al Barça y al Madrid, si se compran el libro verán que tiene mucho que ver con la Resurrección. También aparece Puigdemont y los líos políticos en Cataluña.

Cottolengo del Padre Alegre en Barcelona... un lugar especial para preguntarse por el sentido de la vida

- ¿Por qué ha escrito el libro?

- Acabamos de ingresar a Juan Carlos en el Cottolengo de Barcelona. Tiene mi misma edad: 48 años. En mayo de 2018 se cayó de una escalera y se ha quedado tetrapléjico. Tiene espasmos y muchos otros problemas, pero siempre está de broma. Creo que se ha enamorado del Cottolengo, y nosotros de él. Espero pasar muchos años con él y que nos hagamos muy amigos. El misterio es por qué él estará tetrapléjico, y yo no. Al final, lo único que importa es si el sufrimiento de Juan Carlos tiene algún sentido. La resurrección es mucho más que un argumento: es un hecho.

» Estamos en una época en que las emociones parecen ser el criterio principal. Hay días que te pillan sensible, y otros menos. Hay argumentos que convencen a unos, pero no a otros. La ventaja de la Resurrección es que es un hecho histórico.

» La ventaja de la historia es que es humilde. Estudia, investiga, y puede alcanzar una certeza enorme de lo que sucedió realmente. La teología y la filosofía son ciencias más elevadas, pero Dios ha querido que tengan que trabajar a partir de historias, de hechos.

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