En uno de mis habituales encontronazos con la vida, hoy he dado de nuevo con la realidad de las personas con síndrome de Down. Ha sido en este precioso reportaje publicado por el diario ABC, en el que la redactora, Marta Barroso, nos transmite con cercanía y emoción cómo disfrutan estas personas de sus clases de pintura.

La "percha" del reportaje es la concesión del premio de pintura que otorga un museo muy importante y al que sólo concurren artistas con símdrome de Down. Y de esa percha se teje un vestido muy luminoso, enternecedor y real -muy real-.

Del reportaje saco dos preguntas con respuesta que comparto con quienes me honráis con vuestra visita en la blogosfera:

1.- ¿Qué institución es la que se ocupa de dotar de herramientas para una vida mejor a estas personas? La Iglesia católica. En este caso, el "Taller de Peter Pan", sostenido por la Basílica de la Milagrosa en Madrid, templo regido por la Familia Vicenciana (padres Paúles, Hermanas de la Caridad).

2.- ¿Quién otorga este premio? El Museo Thyssen-Bornemisza, esto es Carmen (Tita) Cervera, una mujer que, si han dado una vuelta por las revistas del papel couché y algunos programas televisivos poco recomendables, no parece ser precisamente un modelo de virtudes. Criticaré sus desvaríos en el mundo del famoseo, pero hoy no temo en aplaudirla. Porque confirma que, aún allí donde no esperas encontrar nada que no sea superficial, puede haber un gesto que anuncie que hay esperanza.

Desde lo que está más abajo (down) se puede llegar muy arriba (up)