Le estoy cogiendo mucha manía a la expresión "tender puentes". Vamos a analizarla. Uno tiende puentes a un lugar con el que no hay comunicación. ¿Hay alguna realidad del mundo con la que la Iglesia no establezca comunicación? NO 
Un puente se hace para cruzar de un sitio a otro. Cuando se dice que la Iglesia tiene que "tender puentes", ¿se quiere decir que los que están fuera de la Iglesia puedan entrar dentro? Genial, pueden hacerse católicos cuando puedan, no hay que hacer ningún puente. 
¿Se quiere decir que la Iglesia debe abandonar sus convicciones y adoptar las de los no creyentes? Eso sería traicionar su esencia, dejaría de ser la Iglesia. 
¿Se quiere decir que se legitimen todos los modos de vida y opiniones aunque sean contrarias a la Revelación? Entonces lo de ser sal y luz lo dejamos, ¿no? 
¿Se quiere decir que ahora mismo está vedado el acceso a la Iglesia a alguien y que hay que abrir un camino? ¿A quién? ¿Quién no puede hoy convertirse y entrar en la Iglesia? ¿De qué van esos puentes? 
¿No estaremos hablando más bien de posverdad, relativismo, dilución de la enseñanza de Cristo, querer quedar bien, recular porque cada vez somos menos, abolir la ley y no darle plenitud? Nada de esto es evangélico. 
Jesús habló de dos caminos y dos puertas, y dijo que había que elegir entre uno u otro, no dijo nada de un puente de uno a otro. Y cuando cuenta lo del rico y el pobre Lázaro, Abraham deja bien claro que no se puede tender un puente entre el cielo y el infierno. 
Dijo que él era el camino, y que había que entrar por él, que es la puerta, y si se tiende algún puente es para que la gente llegue a ese camino y pase por la puerta, no para que la gente se salga del camino y se vaya el otro camino, el ancho, el de la perdición. 
Jesús dijo que edificáramos sobre roca y no sobre arena escuchando y poniendo en práctica sus mandamientos (Mt 5-8), no que hiciéramos puentes. 
Dijo que el que va a edificar se pare a ver si tiene para terminar, no sea que empiece a tender un puente y desde el otro lado no lo quieran acoger y se quede a medias. 
Resumen: creo que ha llegado la hora de dejar de usar la metáfora de los "puentes" y llamar a las cosas por su nombre. Demasiada niebla en esos puentes en los que uno no sabe de dónde viene ni a dónde va y corre el riesgo de quedarse a vivir en el puente. 
 
(Estas reflexiones las hago al hilo de unos comentarios de un sacerdote sobre tender puentes a la comunidad LGTB pretendiendo legitimar su modo de vida, y no como crítica a la expresión metafórica tantas veces usada por el santo Padre)