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EVANGELIO

Nacimiento de Juan Bautista.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué va a ser este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

Imprevistos del Espíritu.

Nosotros nos empeñamos en programar nuestra vida según nuestros criterios, pero los designios de Dios muchas veces van por otro lado, y tengo que estar abierto a ello, porque como me dijeron una vez y con mucha razón: Por los imprevistos "se cuela" el Espíritu Santo. Así que las cosas no van bien cuando van como yo había previsto, sino cuando van como Dios quiere. Es decir, siempre.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Marisa: Creo que mi matrimonio es nulo. Yo me había imaginado otra cosa. Me casé pensando que era un príncipe azul y me encuentro con el fantasma de las causas perdidas.
Carlos: Bueno, digamos que te creaste unas expectativas diferentes a lo que está siendo la realidad. Pero vamos a ver, ¿Tú amas a tu esposo?
Marisa: Yo sí. Pero él a mí no.
Carlos: Pues acógelo tal como es y entrégate con todo lo que eres y verás la obra de Dios en tu matrimonio. ¿Te lo quieres perder?
Marisa: ¡No! La obra de Dios, no.
Carlos: ¿Acaso crees que Isabel y Zacarías esperarían tener como hijo al precursor de Cristo? No ¿Verdad? Pues empieza a hacer lo que tienes que hacer en tu matrimonio y confía. Ya verás cómo las cosas son mucho más hermosas de lo que parecen.

Madre,

Los designios de Dios son siempre más hermosos que los nuestros. Nos encanta estar en Sus manos. Alabado sea el Señor.