Diario El Mundo

Todo empezó hace un año, bajo el propósito de un cruce seguro en patera. Ella, Aina (nombre ficticio), se había quedado sin dinero. Sus padres habían vendido sus terrenos para abonar la deuda del viaje que llevó a su hija desde Nigeria hasta el norte de Marruecos. Nada más llegar a Tánger, dos hombres, también nigerianos, la acogieron. Creían que era menor de edad y le prometieron que pronto cruzaría el Estrecho pues tenían trabajo para ella en Alicante. Pero cuando Aina reconoció que tenía 23 años... A los clientes de Alicante sólo les interesaban chicas menores para prostituirlas. Por eso llevaron a Aina a una casa próxima al puerto de Tanger Med. Allí esperaba una mujer de Costa de Marfil que la obligó a prostituirse, con otras seis chicas, bajo la amenaza de que si escapaban las encontrarían y desfigurarían sus caras rociándolas con ácido. Siete meses después, Aina logró que la embarcaran en una toy (barca hinchable). Al llegar a Tarifa, otro chico nigeriano, que se presentó como su «dueño» hasta que pagara una nueva deuda ficticia de 30.000 euros, la trasladó hasta Málaga. Y volvió a ser una esclava sexual. Aina escapó este verano y lo denunció a la policía. Ahora está protegida en una de las casas que tienen las monjas sin hábito, las Adoratrices, donde alojan a muchas víctimas de la trata, sobre todo mujeres nigerianas como Aina. Estas religiosas llevan más de una década saliendo a «patrullar» por distintos puntos de España donde se ejerce la prostitución. Tienen una vieja furgoneta, convertida en una unidad móvil con una sala en la parte trasera, donde atienden a estas mujeres e intentan comprobar si están o no en situación de trata.

El drama de la inmigración y la crisis actual de las pateras tiene muchas caras. Las mafias que están detrás cuentan con eslabones que cumplen específicos roles y cada día tienen más trabajo aprovechando la desesperación por cruzar a Europa. Y las mayores víctimas siempre son ellas, las mujeres expuestas a la trata. Los proxenetas ya no usan tanto los rituales de vudú para amedrentarlas. En marzo, el oba (líder) del Reino de Benin, en el estado nigeriano de Edo, prohibió el uso de magia negra para someter a estas mujeres.

El resto del reportaje está situado en el siguiente enlace:

https://www.elmundo.es/espana/2018/10/28/5bd4cfc0e5fdea011f8b45e3.html

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Título:

Víctimas y vividores

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