El último exabrupto contra los católicos españoles del gran Wyoming, personaje -por lo que me cuentan- en declive de popularidad, que sin duda merece todo mi respeto como persona, pero cuyo modo de tratar a la Iglesia habla muy pobremente de él, no es una isla en medio de un mar pacífico, sino simplemente una muestra más de la moda de anticlericalismo de la que quieren hacer gala todos los que se consideran progres en nuestro pais y quieren contar en sociedad.

Empezó ya hace tiempo Peces-Barba, el cual, olvidando su juventud católica en el Hogar del Empleado fundado por el Padre Morales (hoy en proceso de Canonización), no deja de arremeter contra la Iglesia, bien de modo teórico, asegurando a quien le quiera escuchar que los tratados Iglesia-Estado españoles son inconstitucionales, bien del lado práctico, como hizo cuando era Rector de la Universidad Carlos III, en la que no dejaba espacio ni físico ni anímico para el trabajo de capellanes. Aunque a sus espaldas la vida cristiana bullía en la Carlos III...

Después fueron famosas las declaraciones de Javier Bardem cuando dijo que si fuera homosexual se casaría con otro solamente por fastidiar a la Iglesia. No es de extrañar, pues de tal palo tal astilla y con la casta de la que viene el galgo, difícilmente podía salir novicio de los Legionarios de Cristo o congregante mariano, sino más bien lo que es, un anticlerical. Y como en ese mundo de la farándula el que no está de moda se muere de asco, para quedar bien en una de las ceremonias de los Goya (yo no lo vi, como la mayoría de los españoles, que no ven esa ceremonia, pero lo leí), uno de los galardonados expresó un deseo de "buena voluntad": Que desapareciese la Conferencia Episcopal Española. Luego se extrañan de la poca audiencia que tienen los Goya...

En el interim, estamos acostumbrados ya a las campañas anticatólicas del lobby Gay COGAM, que se dedica a promocionar en gran escala las apostasías (que por cierto ya no están de moda y han caído en picado) o en pedir que la gente no ponga la crucecita de los impuestos en la Iglesia Católica, poner de vuelta y media a los obispos españoles, y otra serie de medidas anticlericales que poco parece que tienen que ver con la defensa de los homosexuales y travestis, que teóricamente  es su carisma fundacional. Ellos que tanto se han quejado de discriminados...

El que no puede faltar en la lista es Enric Sopena, que a pesar de haber sido en su tiempo miembro de una institución benemérita de la Iglesia como el Opus Dei, y por tanto ser hombre entonces de Misa diaria, oración, rosario y otras devociones, hoy rezuma tiña para con la Iglesia. La última muestra fue su comentario a la homilía del Papa en la Misa del Gallo de este año, que a lo mejor vio por la tele recordando viejos tiempos. Todo un modelo de anticlericalismo avinagrado.

Y llegamos al gran Wyoming, que se despacha en Público (no podía ser en otro lugar) negando la evidencia, distorsionando la realidad y viniendo a decir que los católicos no nos preocupamos de los inmigrantes. No ofende quien quiere sino quien puede, pero sus afirmaciones son un disparate, pues si alguien se ha preocupado de verdad en España por los inmigrantes ha sido la Iglesia, desde el punto de vista práctico del día a día (el que tenga alguna duda que venga a mi parroquia y vea, y es una entre muchísimas) y desde el teórico de protestar por las leyes que quisieran restringir sus derechos. Pero la moda es la moda y hay que ser anticlaricales aunque se falsee la realidad.

La lista podría continuar, pues los que quieren estar en el candelero son muchos... No citaré a más, pues como suelo decir en mis posts, para muestra un botón.

Mis queridos anticlericales (y lo de queridos no es de broma): De este género de pensadores (o sin ser pensadores, solamente repetidores de tópicos) ha habido muchos en la historia, y todos han pasado. La Iglesia los ha visto pasar, ha orado por ellos en vida y cuando desaparecían, ha orado por su alma. También por vosotros rezamos cada día, y os amamos porque nuestro Señor dijo: "Amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen": Ojalá nuestras oraciones os ayuden.

ALBERTO ROYO MEJIA