Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

CON LA MIRADA PUESTA EN EL NIÑO

Hoy, ¿qué puedo decirte? Pues, ¡Feliz Navidad! Sí, feliz, feliz, feliz… por este nacimiento. No estamos contentos porque toca estarlo, estamos felices porque nuestra vida tiene sentido. Hemos descubierto que no existimos sin razón, sino que Dios nos ama y nos ha creado por amor. Hoy, este amor sin límites nos entrega lo que más ama: a su Hijo Jesús, haciéndote su hijo en Cristo.

Si leemos el pasaje del Evangelio, vemos que todos están felices. El motivo es que encontrarse con Jesús dio paz a sus corazones y sentido a sus vidas. Entender muchas cosas sin saber explicarlas.

Este año, un personaje me cautiva de manera especial. Cuando una mujer da a luz está cansada y lo que necesita es descansar. Aunque María no sufrió dolores de parto, seguro que se sentia cansada también. Aquí entra mi personaje favorito, San José. Él se dedicó a cuidar al bebé, ponerle el pañal, arroparlo y acurrucarlo. Él tuvo que dar los primeros cuidados a Jesús mientras María descansaba. Muchas preguntas le vendrían a la cabeza, pero estoy segura de que suspendió el juicio y en su corazón brotó la alabanza a Dios con una acción de gracias profunda.

Quizás estés pasando por momentos de alegría, dolor, incertidumbre, gozo o desconcierto. A San José también le pasó, pero para él, lo más grande era tener a Jesús en brazos. No se miraba a él mismo, su mirada estaba en Jesús, y al mirarlo, el Niño le regalaba paz, porque Jesús es el Príncipe de la paz.

Hoy, el reto del amor es dar gracias a Dios por este gran regalo: darnos a su Hijo para que seamos felices. Pídele a San José que te permita tener a Jesús un rato en brazos y no dejes de mirarlo. ¡Feliz y santa Navidad!

VIVE DE CRISTO

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¡¡¡Feliz Navidad!!!