ME QUEDÉ SIN PROYECTO

La muerte no nos roba los seres amados.
Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
 La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
-François Mauriac-

          Para el gran filósofo Julián Marías, la muerte de su esposa Dolores Franco, fue impactante. La emoción sobria que late en la exposición es manifiesta:

    Al anochecer me di cuenta de que se había agravado. Llamé a su hermano Ricardo, la vio y me dijo que todo iba muy deprisa, y que era lo mejor, porque de otro modo iba a tener un gran sufrimiento. No podía soportar la idea de lo que iba a suceder; apenas puedo contarlo.

     Al amanecer [...] Lolita me dijo serenamente: «Lo que pasa es que es un cáncer y esto es la metástasis final. No sé de dónde pude sacar una voz normal» y le contesté: «Pero ¿qué tontería se te ocurre ahora?».

          Marías contempla con impotencia cómo aquella a la que ama más que a sí mismo está a punto de abandonarlo. Ella está postrada, padeciendo un sufrimiento lúcido. Marías finge ante ella, trata de hacerle creer lo que no es cierto, que hay esperanza, que lo suyo no es tan grave, que pensar lo contrario son tonterías.

          Pero el corazón de Lolita deja de latir, y el marido azorado no puede evitar que asome el desgarro en su pluma:

    Para mí fue el fin. No, por desgracia, el fin de mi vida, como hubiese deseado, sino el fin de todo lo que tenía sentido. […] No puedo explicar el hundimiento que sentí, la impresión de que todo había acabado. Me quedé sin proyecto.

          Con la fe, tanto para los que se quedan como para los que se van, la muerte es una oportunidad de crecimiento espiritual. Nunca es tarde para vivir la vida que queremos y decidirnos a ser felices. Se puede ser feliz aun en las peores circunstancias. Solo necesitamos ser nosotros mismos y estar en consonancia con aquellas cosas que nos hacen bien.

          Pensándolo bien creo que la muerte es el fin de la vida tal cual la conocemos; es como el amor, para aprender a amar, tenemos que morir a cada paso.

          Muerte significa cambio. Tanto los cambios como las muertes nos pueden servir para justificar y acentuar nuestro modo de vida o nos pueden motivar y hacer comprender cosas que antes jamás hubiéramos imaginado pensar.

          La muerte es un acto de profundo amor. A raíz de la muerte, se puede entender la vida. Soy un convencido de que todo lo que nos pasa nos puede mejorar si aprendemos a mirarlo de otra manera.

          Incluso la muerte, desde el punto de vista de la fe, no es el fin del proyecto humano, sino la puerta de la única y verdadera realidad: la vida.