RITO DE COMUNIÓN
 
“Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual. A esto tienden la fracción y de demás preparatorios, que conducen a los fieles a la comunión”.
   El rito de la Comunión consta de tres momentos: La Oración dominical, Gesto de la Paz y Fracción del Pan.
   La oración dominical. Sin duda en la oración dominical pedimos el sustento de cada día. Principalmente el  pan eucarístico. “Se implora la purificación de los pecados, de modo que, verdaderamente, Esta cita bíblica se ha conservado tanto en la liturgia bizantina como en la hispánica. Es importante en el Padre nuestro la llamada al perdón. Ser perdonados como nosotros perdonamos. Expresamos nuestro deseo de reconciliación fraterna. No podemos comulgar sin ese deseo de reconciliación. Sería una contradicción recibir a Jesús y rechazar a los hermanos. Las oraciones y respuestas de la Eucaristía, en general, las decimos deprisa. No es posible decirlas con el corazón. El Padrenuestro, en particular, hay demasiada carrerilla, tanto en los sacerdotes como en los fieles. Alguien ha dicho que: “No rezamos Padrenuestros, nos tragamos Padrenuestros”.
   Lo importante es recitarla con atención y fe de hijos. No hay que acudir, en ningún caso ni a cambiar el texto ni a adórnalo con otras formulaciones, tanto si se canta como si se recita. Si se canta debe ser con una melodía sencilla que pueda cantar el pueblo. Nunca debe ser cantado solo el coro. No es un canto.
   Rito de la Paz. “Sigue a continuación el rito de la paz, con el que la Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y los fieles expresan la comunión eclesial  y la mutua caridad, antes de comulgar en el sacramento… Conviene que cada uno exprese sobriamente la paz solo a   quienes tiene más cerca”.
   Es un gesto significativo si lo realizamos convenientemente. A veces demasiado soso y otras con demasiado jolgorio. No saludo al hermano que tengo al lado su realidad física o humana, sino por su realidad de creyente. La alegría d encontrar hermanos es siempre un don que expresamos adecuada mente. También, cuando la celebración es con Grupos especiales y el lugar es adecuado, se crea un ritmo distinto. Es bueno pensar no solo en el hermano que tenemos al lado, sino en la persona con la que tenemos dificultades. ¿La aceptaríamos con la misma alegría?
   Fracción del pan. “El gesto de la fracción del paz, realizado por Cristo en la última cena… significa que los fieles, siendo muchos, en la Comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, muerto y resucitado para la vida del mundo, se hacen un solo cuerpo… Ese pan que se reparte es Cristo”.
   La mezcla de una partícula de la sagrada forma en el cáliz significa la unidad del Cuerpo y la sangre en la obra salvadora del Señor.
   “La invocación, Cordero de Dios, acompaña a la fracción del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta que concluya el rito”.
   Cantar el Cordero de Dios mientras veos cómo el sacerdote parte los panes para la Comunión, es invocar a Cristo como Redentor, como Cordero que se ha entregado por todos nosotros, el Cristo pascual que ha vencido y que en la Comunión se nos da como alimento. Este cántico tiene un sentido mucho mejor que cualquiera otro.
   No debemos enmascarar este momento con los saludos de la paz. Cada acción, cada gesto a su tiempo, y un tiempo para cada acción.