- La persona que vive inmersa en la congoja, o a la que se le acaba de diagnosticar una enfermedad grave, o que pasa por momentos difíciles, o sufre por la ausencia o la muerte de un ser querido... y no obstante sabe repetir: «¡Señor, quiero hacer tu voluntad!»...
     - La persona espiritual que ante los sufrimientos y los fracasos, ante las humillaciones y adversidades... sabe decir: «¡Señor, quiero hacer tu voluntad!»...
     - La persona que ha depositado su confianza en Dios cuando las cosas van mal y vive momentos de dolor, de contradicción, de cruz... sabe exclamar desde su interior: «¡Señor, quiero hacer tu voluntad!»...
 
Quien sepa decir y hacer la voluntad de Dios:
- aunque experimente -como el que más- el peso de la aflicción y del mal...
- aunque, en su exterior, resbalen rostro abajo gruesas lágrimas...
-Experimentará, en su interior, gran paz y serenidad.
 
     Los santos son los que supieron afrontar adversidades, enfermedades, persecuciones y la muerte, porque sabían que la santidad consiste en:
     1.  Amar a Dios, y
     2.  El amor de Dios se demuestra en hacer su voluntad.
 
     San Doroteo dice de los Padres antiguos que «aceptaban todas las cosas como venidas de la mano de Dios... y que con esto se conservaban en grande paz y quietud y vivían una vida de cielo».
    «¡Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad!» (He 10,7).






Alimbau, J.M. (1998).  Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.