Los griegos representaban la ocasión como un atleta corriendo, con alas en los pies y con la cabeza calva, de la que salían unos pelos fluctuantes en el aire.

Con ello querían decir que la ocasión -la oportunidad-, cuando pasa, lo hace velozmente, y es muy difícil atraparla, asirla.

La ocasión, además, suele presentarse de incógnito, sin anunciarse a bombo y platillo, sin señales demasiado evidentes y a veces de una manera confusa, vestida de insignificancia y de pequeñez, nada fácil para reconocerla de inmediato.

Disraeli afirmaba:
- «El secreto del éxito, en la vida de un hombre, consiste en estar atento y dispuesto para saber distinguir y aprovechar la ocasión en el momento en que se presenta.»

Dicen que los flojos de voluntad, lo esperan todo de un golpe de suerte.

Muchos son los que morirán sin haber sabido detectar ni aprovechar, en el momento oportuno, cuándo pasó la ocasión, tal vez un servicio, una renuncia, aquella gracia, aquel don de Dios y que no supimos reconocer como tal y dejamos pasar.







Alimbau, J.M. (1998).  Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.