Todos hemos pasado o pasaremos por momentos difíciles:

- El momento de la dura prueba y del llanto.
- El día de un dolor de verdad.
- El tiempo en el que aparece el sufrimiento con intensidad.
- Los períodos de cruz, de tribulación y de adversidad.

San Cipriano exponía:
«Hay una gran diferencia entre quienes conocemos a Dios y aquellos que no lo conocen.


Y es que en la adversidad, en los momentos difíciles, en los tiempos de prueba y de cruz ‑quienes no conocen a Dios‑ se quejan, murmuran y se vienen abajo.


A nosotros ‑quienes conocemos a Dios‑ las cosas adversas, los momentos difíciles, las cruces... no nos apartan de la virtud, sino que nos afianzan en ella.»

 

San Agustín enseñaba sobre los momentos difíciles:

«Nuestra vida en este viaje de aquí abajo no puede estar sin pruebas ni cruces.

Nuestro progreso no se realiza más que entre adversidades y dificultades.


Nadie se conoce a sí mismo si no ha sido tentado.


Sólo hay recompensa para el que ha vencido.


Sólo hay victoria para el que ha combatido.


Sólo hay combate frente al enemigo, la prueba, la tentación.»


Nos dice la Sagrada Escritura:
«Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre la roca» (Mt 7,25).










Alimbau, J.M. (1998).  Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.