El padre Lomillo era religioso-misionero del PICPUS, congregación a la que perteneció el padre Damián, mártir de la caridad después de haber vivido y servido a los leprosos/as, en la isla maldita de Molokai. El padre Lomillo estuvo en África durante cinco años. Tuvo que regresar debido a una grave enfermedad renal. Fue uno de los primeros enfermos trasplantados de riñón en España. Durante una entrevista en Radio Barcelona, me contaba:

     «Casi me quedo en la operación. Tardé doce horas en reaccionar. Al despertar, lo primero que vi fueron unos ojos negros con la mascarilla y eran tan majos que me olvidé de todo. Eran los ojos de una enfermera.

     »Desde entonces doy gracias a Dios por los ojos que saben mirar a los enfermos con ternura e infunden esperanza y alegría.

     »Desde entonces doy gracias a Dios por todas las manos que ayudan, por todos los brazos que sostienen, por todas las personas que profesionalmente, voluntariamente, amablemente miran, tratan y cuidan a los enfermos.»

     Friedrich Hebbel, filósofo alemán, autor de obras teatrales y poeta, dijo: «Los ojos son los labios del espíritu.»

     Comentando a Shakespeare podríamos decir que intentar «comprender al otro, mirarle con los ojos... es un atributo de muy fina sutileza del amor», de la benevolencia, de querer transmitirle bondad, esperanza, de quererle bien.

     «Levantando entonces Jesús sus ojos hacia sus discípulos, decía: "Bienaventurados los pobres de espíritu..." (Lc 6,20).»





Alimbau, J.M. (1998).  Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.