Congregante emprendedor

Nuestro protagonista se presenta ante el padre jesuita de las Congregaciones Marianas con estas credenciales: -Soy Ignacio Trías Beltrán, primo del padre Trías, jesuita. En Canarias fui de la Congregación de la Inmaculada y San Juan de La Salle. He pedido permiso a mamá para ser congregante y me lo ha concedido, pero como somos diez hermanos, yo no podría serlo si la cuota fuera muy crecida.

En 1940 se publicó este libro sobre Ignacio de 173 páginas:

Abril-1934. Ignacio con sólo catorce años de edad va al Catecismo del Centro San Pedro Claver y se dedica en cuerpo y alma a los niños que le aman porque él los ama, haciéndose uno de ellos, como dice el Apóstol. 

8-diciembre-1934. Le nombran Celador de Misiones y por Navidad participa activamente en la venta de números para la rifa misional. Venden varios miles y el director general del Secretariado de Misiones Mosén Luis Homs Ginesta, premia su labor con dos galardones. 

[Mn. Luis y sus hermanos sacerdotes, Ramón y José, fueron encarcelados los tres en San Elías el día 6 de octubre de 1936 y martirizados en Moncada el 11 de diciembre de 1936]. 

Ignacio, siendo estudiante de Bachillerato en el Instituto Balmes, provoca que una mayoría de alumnos aporten de sus cortos ahorros el dinero necesario para ayudar a la llamada del Hospital de San Pablo. Logran recoger el dinero para costear el mantenimiento de dos camas del Hospital.

Curso 1935-1936. Ignacio se ocupa de forma más intensa de la Congregación. Acepta un cargo en el Consejo de Redacción del Esclat y siguió como fejocista del grupo 90 San Juan Berchmans. 

Un compañero de celda en la cárcel afirma de Ignacio: 

La nota dominante de él era la alegría. Su cara reflejaba el constante sonreír de su espíritu. Su carácter afable, sencillo, alegre y optimista me cautivo. 

El mismo Ignacio afirmaba: 

No hay derecho a estar triste. Nadie debe estarlo y menos los jóvenes. 

En el libro antes mencionado en una de sus página encontramos estas dos fotos que queremos recoger pese a un poca calidad:

20-julio-1936. En estos primeros días de la Revolución crece su actividad apostólica, que sólo la muerte logrará hacer parar. En el nuevo local, teníamos objetos religiosos que ocultar, así como fichas y listados que debemos destruir. 

22-julio-1936. Toda la mañana ha sido de actividad intensa. Por la tarde las turbas asaltan el local. Quedan cosas que pueden comprometer y es preciso sacarlas. Ignacio se las ingenia para que dos congregantes vigilen la calle, uno de ellos abra la puerta y luego entren los tres al local. En una cesta de compra cubierta de verduras sacan lo último de alto compromiso y se lo llevan. Ignacio no quiere abandonar este local y logra que se incauten de él el llamado Bloque Escolar Nacionalista. Se hacen socios de esta entidad y tienen acceso directo al local.

Tenía la Congregación otro local para los pequeños, donde guardaban una imagen de la Virgen y la máquina de cine. Ignacio logra que lo alquilen como almacén y así se salva todo. 

Se apunta como secretario de Mutilados de Guerra, que le abre camino para conseguir ampliar su ayuda a sacerdotes, religiosas y monjas. Les procura:

1º) Alojamiento donde esconderlos.

2º) Documentación para salir de la España roja.

3º) Las formas para celebrar Misa (le ha pedido a un panadero el aparato para hacer formas).

4º) Vino de Misa que sea puro (les pone la excusa de que tiene un enfermo y le puede hacer daño, pero se le dice -Mire, le voy a dar un vino que usaban esos frailes de enfrente para Misa. Justo lo que estaba esperando Ignacio).