¡Que tenemos cuerpo!…, es una realidad que nadie lo niega, ¡A la vista está! Pero que tenemos alma aunque son pocas las personas que lo niegan, sin embargo existen. Y el problema radica en que en estas personas, la prepotencia de su vida corporal es tal que ha acallado su vida interior o espiritual, y digo acallado porque al alma nadie la puede anular. Lo que ocurre en estas personas, es que en ellas solo se da una fe de existencia, de aquello que ven los ojos de su cara o se lo acepta su deformada razón.

            La persona humana dispone de cuerpo y alma, forman un todo unido, pero también independiente, así por ejemplo sabemos que la vida corporal, nada tiene que ver con la vida interior o espiritual. Nosotros vivimos utilizando tanto el cuerpo como el alma, pero muchos ignoran, si una determinada función o actuación de la persona, es lo propio de su alma o de su cuerpo. Sabemos lo que hacemos, pero no siempre sabemos por qué lo hacemos y es más porqué en unas épocas de la vida actuamos de una forma y en otras épocas actuamos de distinta forma. Y entonces cabe preguntarnos: ¿Cuáles son exactamente las funciones del cuerpo y las del alma? ¿Cuál es la relación que media entre ambas?

            Para tratar de analizar las repuestas a estas preguntas, hemos primeramente de considerar, que nuestro cuerpo y nuestra alma constituyen un todo no absolutamente unificado pero mientras que estemos en esta vida, esta unificación que Dios ha dispuesto para nosotros, continuará y solo desaparecerá el día en que abandonemos este mundo. Nuestros cuerpos y nuestras almas no se pueden unificar, pero mientras estemos en este mundo tampoco se pueden separar. Es como si en un vaso pusiésemos una porción de agua y otra de aceite nunca se pueden unir aunque los agitemos al final el aceite quedara arriba y el agua abajo. Ambos pertenecen cada uno a un estado u orden diferente que les otorga a cada uno, características aptitudes y funciones completamente diferentes, pero mientras se encuentren dentro del vaso tienen que estar juntos pero no unidos.

             El alma pertenece al orden superior del espíritu y es inmortal nunca fenecerá porque es incorruptible y simple ya que carece de partes que puedan separarse, Por el contrario el cuerpo es materia corruptible, porque pertenece al orden material y todo lo que es materia termina desapareciendo, porque la materia está siempre compuesta de partes y es corruptible, es decir al separarse las partes desaparece el todo. Este mundo tan maravillosa, que tanto nos subyuga, con esa tremenda belleza que tiene y que Dios lo ha creado para deleite nuestro y que tomemos conciencia de lo inmensa que es su grandeza, llegará un día en que desaparecerá en el universo, convertido en un agujero negro que es el fin de todos los astros y estrellas según nos aseguran los astrónomos que también nos dicen que esto sucederá alrededor de 17.500 millones de año, más o menos. ¡Qué más da! Ninguno estaremos ya aquí.

            Lo propio del alma es el desarrollo de su vida interior o espiritual. Por su parte el cuerpo también tiene y es saludable el desarrollo del mismo. Todo ha de ser realizado equilibradamente pues es el deseo de Señor de que cuidemos el desarrollo espiritual de nuestra alma pero también que desarrollemos la vida corporal, porque cuerpo y alma han sido creados por Dios; el alma directamente y el cuerpo indirectamente por medio de nuestros padres. Y tanto hemos de cuidar el cuerpo, como el alma.

            Antiguamente lo romanos tenían un proverbio que decía; Mens sana in corpore sano, cuerpo sano en alma sana, porque la mente es una función cerebral y mientras que cerebro es parte del cuerpo, la mente que es el resultado de la utilización del cerebro, es una función propia del alma no del cuerpo. Es como si el cerebro fuese el ordenador, pero para que este de resultados en su función, necesita un operador, y este operador del cerebro es el alma, por ello se dice de esta que ella tiene tres potencias o funciones que son la memoria, la inteligencia y la voluntad, y para realizar estas tres funciones necesita utilizar la materia cerebral, que es un músculo más del cuerpo dotado de unas conexiones entre núcleos llamados neuronas, que organizan las funciones cerebrales, que son meramente materiales y que corresponden al cuerpo y de las cuales se aprovecha y utiliza el operador de este ordenador llamado cerebro, que al final es el alma.

            Tanto en nuestra vida corporal como en todas las actividades de nuestra vida, siempre es necesario guardar una mesura y un equilibrio, pues muchas funciones humanas que en sí pueden ser buenas y saludables y sobre todo queridas por Dios, como puede ser el comer y beber para alimentarse, realizadas estas funciones en con excesos, no son queridas por Dios y pueden constituir una ofensa a Él. También puede darse un desequilibrio en la vida corporal, tomando el deporte como si fuese este la única finalidad de esta vida.

            Sin embargo no son repudiables por el Señor, los excesos que se puedan llegar a hacer en la vida interior o espiritual del alma. A diferencia de lo que ocurre en el mundo de la materia que todo tiene un límite y sobre todo en cuanto a su existencia, por ejemplo, por mucho que un atleta se entrene, nunca va a saltar  100 metros, ni en altura ni en longitud, ni va a correr un kilómetro en dos segundos. En la vida espiritual o interior, no existen límites de ninguna clase, el amor al Señor que una persona puede alcanzar, es ilimitado en el ser humano, como ilimitada es la vida del alma que es inmortal, mientras que el cuerpo, como sabemos es mortal y siempre fenece. Poco dura,  muy poco dura la vida del hombre sobre la tierra; dura el tiempo que Dios ha considerado necesario para que alcance a superar la prueba de amor a Él, a la que todos estamos convocados, pero a la que muchos aún no se han enterado y lo que es peor aún es que se mueren sin enterarse. 

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

            Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

            La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

            Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com