Año del Señor 2024
7 de abril
 
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
LA ALEGRÍA INMENSA
 
Me encanta la Pascua. Para mí, esta etapa es la que más me gusta de todo el año, porque me inunda una alegría que no sé describir. Es la alegría que inunda todo cuando llega el Resucitado, porque cuando Él toca nuestra vida, todo tiene sentido, todo queda transformado, y el primer signo palpable es la alegría.
 
Desde el primer día de Pascua, el Señor me regaló comprender lo importante que es luchar ahora por guardar esa Alegría de Pascua como un tesoro.
 
Me sucedió que, cuando estábamos comiendo, me cayó una gotita minúscula de grasa en el hábito. Como nuestro hábito es blanco, por muy pequeña que sea la mancha, ésta se vuelve el foco de todas las miradas. No me lo podía creer, con el hábito limpio, recién estrenado en la Vigilia, y nada más ponérmelo ya me había manchado.
 
Bueno, no tardé ni 5 minutos en quitarme la mancha del escapulario, y ahora de nuevo vuelve a estar todo blanco. Pero de este sencillo ejemplo se valió el Señor para mostrarme que la alegría que Él nos regala tengo que guardarla, y no dejar que ninguna pequeña cosa me la pueda arrebatar o descentrar mi mirada de lo único esencial.
 
Ya parece que la Semana Santa quedó muy atrás, pero la Pascua no queda atrás, al contrario, hoy continúa. Y la Alegría del Señor es nuestro mejor testimonio. Conservar la alegría es una forma de amar, porque nos hace salir de nosotros mismos para alegrar al otro. La Alegría de Cristo transmite con fuerza que vives con confianza, porque tu vida está puesta en manos del triunfador.
 
Hoy el reto del amor es vivir el día con alegría. Que ninguna pequeña mancha pueda hacer que “tu foco” pierda de vista al Resucitado. Él viene hoy de nuevo a ti para mostrarte que está vivo y para llenarte de su paz y su alegría. Y así, como en Galilea, envió a sus discípulos a extender la Buena Noticia por todo el mundo, hoy te envía también a ti a ser su testigo.
 
VIVE DE CRISTO
 
¡Feliz día!