Imaginen que tienen que regalar a un amigo un libro esta Cuaresma y ha de reunir tres requisitos: que sea histórico, que sea espiritual y que contenga muchas aventuras; pero, además, ha de “enganchar”…  Sí, sí, créanme, estos libros existen.  Yo he leído uno:

“La línea del frente estaba próxima (…). A través de unas llanuras interminables nos dirigimos al sur desde Smolensko. Durante el camino, yo leía diariamente mi Biblia, como hacía cuando estaba en las SS.

Esto dio lugar a que uno de los soldados hiciera unos comentarios más desagradables aún que los que había oído en las SS. Era realmente ingenioso, pero malgastaba su ingenio en mí.

-          Te advierto, amigo mío, que sería mejor que cerraras el pico>>.

Se mostró más irreverente todavía, hasta que, por último, llegó a un punto de blasfemia que yo, simplemente, no podía dejar pasar.

-          Mira, soldado. Te he pedido que pares. Si no cierras la boca te la voy a cerrar yo>>.

-          ¿Qué te hace pensar que puedes cerrarme la boca?>>, se burló.

Y  tras aquella pregunta retórica me atacó, pensando que lo tenía fácil, pues yo, obviamente, era un pobre beato. Agarró  mi brazo y trató de rompérmelo doblándolo por detrás de la espalda. Susurrando una plegaria pidiendo perdón, y poniendo a salvo mi Biblia en el bolsillo, me dispuse a darle su catequesis del domingo.

Después de una breve refriega cayó al suelo sangrando. Realmente no sé cómo se hirió, a menos que fuera por un golpe en la cabeza, propinado por un puño disparado con rabia. El caso es que tenía una profunda brecha que sangraba profusamente. (…) le curé la herida y lo mandé fuera del frente (…).

Volvió al cabo de tres semanas sin haber abierto la boca. Permanecía silencioso cuando estaba cerca de mí y, sorprendentemente, los otros también. Sabían –tenían la prueba irrefutable– que en aquella compañía no se toleraban las tonterías sobre la religión.”

Lo que acabo de transcribir es una de las muchas aventuras de Gereon Goldmann, un joven católico en unos años no menos difíciles que los de ahora. Podía haber escogido otro pasaje pero me ha parecido oportuno para ilustrar el contenido de un libro que reúne todos los requisitos a los que he hecho referencia antes (aventuras, espiritual, histórico… ¡y que “enganche”!).

El libro se tituló en España "Un seminarista en las SS" (Gereon Goldmann, Ediciones Palabra), aunque apareció con el título en inglés de "The shadow of his wings" haciendo referencia al Salmo que se reza en la Oración de Completas: “Hallarás refugio bajo sus alas” (ya sabrán cuando lo lean por qué). 

Este libro, que ha sido un bestseller durante muchos años en muchos idiomas, narra de manera autobiográfica la historia de un joven alemán, que desde su infancia quiere ser franciscano en el  Japón. Pero, ¿cómo serlo, si en la Alemania nazi es imposible vivir como católico? ¿Si ha estallado la guerra? ¿Si ha de ir a Rusia? ¿Si…? En fin, tantas dificultades llevarían a pensar en la imposibilidad para cualquier hombre.

Una pregunta a este respecto: ¿Creen que existen los milagros? (sin ser “milagreros”). ¿Y creen en el “pedid y se os dará”? Pues lean, para convencerse (y pasar un rato divertido), el diálogo del soldado Goldmann con la simpática monja sacristana (de fe “infantil”, según el protagonista) del Convento de las Damas Inglesas de Fulda, la Hermana Solana May.

¿Qué más decirles? Pues no puedo decirles nada más porque les estropearía la lectura. Ya saben que a mí no me gusta adelantar finales pero sí les puedo decir que el final es… ¡sorprendente! Y si no les parece así, cuando lo terminen de leer, díganmelo.

Athos