El obispo de Villarrica (www.diocesisdevillarrica.cl, 400.000 habitantes en el sur de Chile), Francisco Javier Stegmeier, ha denunciado que con la ideología de género en la educación y las legislaciones contra la familia y la vida, el país volverá a ser “nuevamente una colonia de las potencias”. 

La presión política de dos años y medio de Gobierno de la socialista Bachelet ha logrado aprobar el aborto en tres supuestos o causales, y ya se está debatiendo el matrimonio homosexual, con entrega de niños en adopción. 

La ideología de género se implanta además en los colegios con manuales de sexualidad que no incluyen el papel de los padres como educadores y con libros infantiles de esta ideología que se reparten en escuelas, como "Nicolás y sus dos papás".



Stegmeier escribe en su columna semanal que esta “colonización ideológica” (término que usa con frecuencia el Papa Francisco) está “propiciada especialmente por Naciones Unidas y la Unión Europea” a través de “proyectos educativos y legislativos”.


“Chile es un ejemplo de esto con la reforma educacional, la ley del aborto y el envío al parlamento de la ley de matrimonio homosexual. El actual gobierno ha sido el principal instrumento de esta colonización ideológica, destinada a hacer pensar a los chilenos según los esquemas mentales de la Europa descristianizada y atea”.

“Esta colonización ideológica es gravísima, porque destruye las bases sobre las cuales se construye cualquier vínculo verdaderamente humano entre las personas, comenzando por el matrimonio y la familia, continuando con la escuela y la sociedad”.

Más aún, explicó el Prelado, “detrás de iniciativas supuestamente orientadas a asegurar la igualdad de derechos y evitar la discriminación según la orientación sexual, se esconde la ideología de género”.

“Su imposición por parte de organizaciones nacionales e internacionales, públicas y privadas, es llamada por el Papa Francisco ‘colonización ideológica’ de los pueblos”.


La Iglesia recuerda que su “oposición a la mentalidad anticonceptiva, a la legalización del aborto, al “matrimonio igualitario”, a la reforma educacional en su trasfondo ideológico y a toda otra iniciativa contraria a la verdad del hombre; es por el bien de la persona humana y de la sociedad”, precisó.

“Nuestra defensa del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundamento de la familia, es en el respeto hacia personas con tendencia homosexual y evitando con ellas toda discriminación injusta. Pero de ninguna manera se puede equiparar el único matrimonio verdadero con uniones de cualquier otro tipo.

“Hemos de tomarle el peso a esta arremetida de la ideología de género y contrarrestarla con la verdad de la persona humana creada por Dios: hombre y mujer. En caso contrario, Chile será nuevamente colonia de las potencias europeas".