Javier del Río Alba, arzobispo de Arequipa (Perú) es entrevistado por El Comercio acerca del aborto y la relación de la Iglesia con el Estado peruano.

-Se invitó a los partidos, pero no al Partido Nacionalista porque institucionalmente no concuerda con el contenido del documento, pues el gobierno promueve el protocolo del aborto. Este es un documento que plantea sumar esfuerzos, ante la crisis de valores, en base al derecho a la vida, el matrimonio y la familia, libertad religiosa y educación. Esto no es un show mediático.

-Hemos pedido oficialmente al gobierno, por escrito y en un encuentro personal [sostenido el último jueves] entre la Conferencia Episcopal y el primer ministro, y los ministros de Justicia y Salud, que la guía se deje sin efecto, no solo por un tema de orden moral.

»Se han pronunciado la Federación Médica del Perú, el Colegio Médico del Perú, la Sociedad de Derecho Médico del Perú, el sindicato de médicos de la Seguridad Social, y todos dicen lo mismo: es un documento que no tiene nada de técnico, totalmente innecesario.

»Esta guía está orientada a eliminar al niño, y no estamos diciendo que maten a la madre. Los médicos saben muy bien que deben salvar las dos vidas.

-Existe la libertad religiosa, que incluye la libertad de culto y de expresión. Por estar en la Iglesia no dejamos de ser ciudadanos. La Iglesia no debe hacer política partidaria, pero forma parte de la ‘polis’, de la ciudad.


-Intentaron maquillar el proyecto para ver si pasaba, lo que no ocurrió. No nos alivia porque el congresista Carlos Bruce ha pedido que se desagregue del dictamen su proyecto y volverá a discutirse en agosto.


-Les explicaba a los ministros: ustedes están en sus escritorios, ¿pero saben lo que sufre una mujer que ha abortado?, nosotros sí, porque la Iglesia tiene centros que acompañan a estas mujeres. O un niño cuando sus padres se separan. El sufrimiento de las nuevas generaciones es enorme y los papás no se enteran porque están procurando tener más dinero para pagarles un buen colegio.

»En la medida en que el Estado se ha ido alejando de la Iglesia, la moral cae. Me parece tan absurdo tener un ministro que vaya por las calles y que no vayan a la raíz del problema, que es moral, y eso no lo quieren solucionar, son ciegos, no lo ven.

-El gobierno carga con las consecuencias de un problema de hace décadas. El 97% de peruanos cree en Dios y los agnósticos y ateos no llegan al 3%. Si yo soy Estado y tengo una población religiosa procuraría, y no hablo de cogobierno, ver en qué creen estas personas y en qué medida pueden ayudar.

-Yo al presidente Humala le tengo mucha estima, yo rezo mucho por él porque creo que es un hombre que quiere hacer las cosas bien, pero lamentablemente creo que no está bien asesorado. No se da cuenta de que podría encontrar en las instituciones religiosas una buena ayuda para su gobierno.