La izquierda se queda sola en España. La derecha no existe
El PP ha claudicado ante el mundo progre y le ha comprado su programa. Ahora promociona con entusiamo la ideología de género; favorece el homosexualismo político; aumenta sin rubor las cifras de aborto que heredó de Zapatero; recorta el horario de las clases de Religión; suaviza pero no elimina la llamada Educación para la Ciudadanía; ahoga a las familias con más impuestos
por Álex Rosal
Hace unos años había en España un partido (PSOE) que quería subir los impuestos y, otro (PP), bajarlos. El primero quería más escuela pública y laica, y el segundo más colegios de iniciativa social. La izquierda abogaba por más Estado y la derecha por más sociedad. Los unos proponían más aborto, y los otros que menos. El mundo progre favorecía la ideología de género y la promoción del homosexualismo político, y el llamado ámbito liberal-conservador, lo contrario. Los unos querían impulsar lo Público y, los otros, favorecer lo privado. La izquierda era sinónimo de corrupción y mal gobierno, y la derecha de honradez y eficacia en la administración de las cuentas públicas. Los primeros tenían alergia a todo lo religioso, y los segundos se llamaban "humanistas cristianos". Los zurdos querían imponer un nuevo concepto de familia, y los diestros, proteger la llamada familia tradicional. Unos despreciaban a las víctimas del terrorismo y, los otros, hacían de su defensa un pilar existencial.
Había dos modelos de sociedad bien diferenciados, y para simplificar conceptos, existía una derecha que defendía lo suyo con vehemencia, y una izquierda que hacia lo propio con sus ideas.
Las dos concepciones políticas querían transformar la sociedad, hacer cambios e influir desde parámetros bien diferenciados... Eran como el agua y aceite, políticamente hablando. Pero todo eso ya no existe. Ha explotado hace ya muchos años aunque se ha escenificado en estos días con la fallida reforma del aborto. La derecha ha dejado de existir en España... sólo hay izquierda.
El Partido Popular ya no tiene principios que defender. Se ha convertido en una poderosa maquinaria electoral cuyo único objetivo es ganar elecciones, para luego no saber que hacer con el poder... le quema en sus manos. Consigue mayorías absolutas que no son suficientes para cumplir su programa electoral. Dicen sus dirigentes que necesitan "consenso" para aprobar nuevas leyes... Exactamente lo mismo que la izquierda, que gobierna siempre desde el "consenso" cuando toca algo de poder. ¡Cuánto tienen que aprender estos cabestros de los camaradas!
El PP ha claudicado ante el mundo progre y le ha comprado su programa. Ahora promociona con entusiamo la ideología de género; favorece el homosexualismo político; aumenta sin rubor las cifras de aborto que heredó de Zapatero; recorta el horario de las clases de Religión; suaviza pero no elimina la llamada Educación para la Ciudadanía; ahoga a las familias con más impuestos; no impulsa un crecimiento demográfico y sigue sin devolver a los padres el derecho de educar a sus hijos con libertad (cheque escolar).
Eso sin olvidar la corrupción que emana desde sus filas, y la administración vergonzosa de muchos de sus gobiernos locales y autonómicos.
A los dirigentes del PP, tan huerfanos de principios e ideas, solo les queda el discurso del miedo: "Votadnos a nosotros que lo que viene es mucho peor". Pero ese mal menor que ha funcionado en los últimos años se ha convertido en mal mayor. Da igual que vengan "los otros", porque son "los otros" los que realmente ostentan el poder en España. Nunca se han ido. Han impuesto una hoja de ruta y se cumple gobierne o no la izquierda. Ya no hay dos modelos de sociedad... solo hay uno. El PP es la versión light del mismo y apenas tiene diferencias ideológicas con el PSOE.
¿Qué nos queda? La travesía en el desierto. Y esperar que los nuevos rostros que quieran dedicarse a la cosa pública para defender una cosmovisión cristiana de la sociedad no claudiquen ante el miedo, la soledad, los complejos y lo políticamente correcto, tan comunes en una gran parte de los políticos del PP.
Álex Rosal es director de Religión en Libertad
Había dos modelos de sociedad bien diferenciados, y para simplificar conceptos, existía una derecha que defendía lo suyo con vehemencia, y una izquierda que hacia lo propio con sus ideas.
Las dos concepciones políticas querían transformar la sociedad, hacer cambios e influir desde parámetros bien diferenciados... Eran como el agua y aceite, políticamente hablando. Pero todo eso ya no existe. Ha explotado hace ya muchos años aunque se ha escenificado en estos días con la fallida reforma del aborto. La derecha ha dejado de existir en España... sólo hay izquierda.
El Partido Popular ya no tiene principios que defender. Se ha convertido en una poderosa maquinaria electoral cuyo único objetivo es ganar elecciones, para luego no saber que hacer con el poder... le quema en sus manos. Consigue mayorías absolutas que no son suficientes para cumplir su programa electoral. Dicen sus dirigentes que necesitan "consenso" para aprobar nuevas leyes... Exactamente lo mismo que la izquierda, que gobierna siempre desde el "consenso" cuando toca algo de poder. ¡Cuánto tienen que aprender estos cabestros de los camaradas!
El PP ha claudicado ante el mundo progre y le ha comprado su programa. Ahora promociona con entusiamo la ideología de género; favorece el homosexualismo político; aumenta sin rubor las cifras de aborto que heredó de Zapatero; recorta el horario de las clases de Religión; suaviza pero no elimina la llamada Educación para la Ciudadanía; ahoga a las familias con más impuestos; no impulsa un crecimiento demográfico y sigue sin devolver a los padres el derecho de educar a sus hijos con libertad (cheque escolar).
Eso sin olvidar la corrupción que emana desde sus filas, y la administración vergonzosa de muchos de sus gobiernos locales y autonómicos.
A los dirigentes del PP, tan huerfanos de principios e ideas, solo les queda el discurso del miedo: "Votadnos a nosotros que lo que viene es mucho peor". Pero ese mal menor que ha funcionado en los últimos años se ha convertido en mal mayor. Da igual que vengan "los otros", porque son "los otros" los que realmente ostentan el poder en España. Nunca se han ido. Han impuesto una hoja de ruta y se cumple gobierne o no la izquierda. Ya no hay dos modelos de sociedad... solo hay uno. El PP es la versión light del mismo y apenas tiene diferencias ideológicas con el PSOE.
¿Qué nos queda? La travesía en el desierto. Y esperar que los nuevos rostros que quieran dedicarse a la cosa pública para defender una cosmovisión cristiana de la sociedad no claudiquen ante el miedo, la soledad, los complejos y lo políticamente correcto, tan comunes en una gran parte de los políticos del PP.
Álex Rosal es director de Religión en Libertad
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