Hay que dar talentos: ¡Dios no quiere tibios!
El Señor en sus enseñanzas nos transmite que quiere un “algo más” por lo que Él nos ha dado al nacer y en función de la “cantidad y calidad” de esa donación. No sólo pide lo que nos ha dado. Y esto lo pide en el sentido total del ser humano, es decir material y espiritualmente. Tenemos que rendir lo suficiente para dejarlo “satisfecho”, y en función de ello nos premiará con el cielo. Como ejemplo, podemos mencionar lo que se menciona en la parábola de los talentos en el Evangelio de San Mateo 25,14-30. En ella se dice -lo resumo brevemente- que el dueño de la finca entregaba cinco talentos a un servidor, dos a otro y uno a un tercero. Al terminar el tiempo previsto el dueño premió a los que les había dado cinco y dos talentos, porque le habían devuelto el doble de lo que les había dado, mientras que castigó al que le había dado un talento, porque sólo le había entregado el talento que le dio. Es decir, Jesucristo nos pide que demos más en todos los aspectos.
Voy a tratar el “algo más” que Dios nos pide, desde el punto de vista económico.
A mi modo de ver, existen dos visiones enfrentadas en este mundo. Por una parte, el capitalismo liberal defiende que la economía puede crecer por las actividades de los seres humanos, y entiende que la economía no es un juego de 'suma 0', y por tanto la “tarta” puede ser mayor y nos puede tocar comer un mayor trozo a todos.
Por otra parte, el socialismo entiende que la tarta es siempre la misma y que por tanto si uno coge un trozo más grande, el otro recibe uno más pequeño. Por ello, el socialismo está continua y exclusivamente hablando de la distribución y del reparto. Nunca entra en la productividad, en rendir más.
Pero si hacemos caso a algo evidente, como es el que si hacemos la tarta más grande tendremos todos más trozo, me pregunto: ¿y cómo hacer esto? Pues siguiendo las enseñanzas de la parábola de los talentos: dando más, trabajando más, esforzándonos más…
Es triste leer, al menos para mí, que la gente prefiere optar por puestos de trabajo fijos, sin riesgo, sin mucha responsabilidad... Las razones supongo que son la seguridad, la tranquilidad, el ocio... Y me pregunto: ¿no será que nos han dado unos talentos y no queremos hacerlos producir? ¿Queremos ser como el siervo que recibió un talento y no quiere arriesgarse?
En la Iglesia siempre se habla de repartir, y repartir… ¿el qué? ¿Tiene la Iglesia una visión socialista de que la economía es un juego de ‘suma 0’? Pero ¿es eso lo que nos enseña el Señor? El Papa habla de hacer lío, y yo lo entiendo como arriesgarse, no adocenarse, no estar en el mismo sitio, crecer...
Pienso que en los medios eclesiásticos hay una gran ignorancia de la economía y de la sociología, y convendría que se formasen en estas materias. Si no, difícilmente van a poder transmitir a los fieles la verdadera enseñanza del Evangelio.
Es verdad que he puesto ejemplos exclusivamente materiales, pero evidentemente esto es todavía más válido en el mundo espiritual. Siempre se puede crecer, siempre... No hay límites. Dios nos ha dado los dones necesarios para seguir creciendo, si nosotros somos dóciles a su mandato. Pero, tenemos que esforzarnos, trabajar y arriesgar. Dios no quiere tibios (Apocalipsis 3, 15-17: "Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¿Ojalá fueras frío o caliente! Así, porque eres tibio y no eres ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca”)
Pues ¡a dar más talentos! ¡A trabajar y a esforzarse!