Un mártir para la reconciliación entre los argentinos
Como reza la oración para pedir por la canonización como mártir del coronel Argentino del Valle Larrabure, él fue “esposo y padre de familia, alto jefe militar, profesor y patriota”. Había nacido en San Miguel de Tucumán el 6 de junio de 1932. El 8 de diciembre de 1955 había contraído matrimonio con María Susana de San Martín (Marisu). Fueron padres de María Susana y de Arturo Cirilo. Habiendo ingresado en el Colegio Militar de la Nación en 1950, egresó como subteniente el 1 de diciembre de 1952. Era un infante. Su formación académica estuvo vinculada a la Ingeniería, en particular la Química.
El coronel Larrabure fue secuestrado el 11 de agosto de 1974 y su cuerpo apareció sin vida el 19 de agosto de 1975. Era subdirector de la Fábrica Militar de Armas y Explosivos ubicada en Villa María (provincia de Córdoba). La banda de asesinos formaba parte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Al día de hoy Cirilo, su hijo, sigue confiando en que el asesinato de su padre se considerado delito de lesa humanidad.
“No tengo dudas de que fue un crimen de lesa humanidad. El país estaba en guerra. Por ende, el ERP (como cualquier ejército terrorista) estaba obligado, por la convención de Ginebra, a darle a mi papá un trato de prisionero de guerra”, afirmó en una entrevista reciente publicada en el diario argentino La Nación.
El pasado viernes 19 de agosto a las 19 (hora argentina), monseñor Santiago Olivera, obispo castrense y delegado para la Causa de los Santos de la Conferencia Episcopal Argentina, celebró la santa misa por el eterno descanso y para pedir por la canonización del coronel Argentino del Valle Larrabure en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense ubicada en la ciudad de Buenos Aires. Como informó Religión en Libertad, en mayo de este año se anunció el inicio de la fase preliminar del proceso.
La homilía de monseñor Olivera puede escucharse entre los minutos 9:45 y 28:15.
En la homilía, aprovechando las lecturas del día propuestas por la liturgia para la santa misa, leyó la oración que figura en una de las cartas del coronel Larrabure desde la “cárcel del pueblo” en la cual lo mantuvieron cautivo los miembros de la agrupación guerrillera. En esta carta el oficial del Ejército Argentino afirmaba: “Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la patria en mi Ejército… ¡Dad a mi espíritu tu protección generosa para que mi vida cese como la serena llama de una vela que se extingue!”.
Monseñor Olivera comentó las últimas novedades sobre el proceso de canonización: “Estamos en la etapa inicial. Estamos recogiendo material, vamos haciendo este camino que implica y supone también preguntar, consultar a obispos, el parecer del inicio de esta causa”.
Refirió que el mismo 19 de agosto había recibido la respuesta de uno de sus hermanos en el episcopado y leyó un fragmento: “Me resulta particularmente admirable su llamado al perdón y a deponer todo odio aunque suceda lo peor [se entiende la muerte del coronel Larrabure], aprendiendo a poner la otra mejilla. Esta clara referencia evangélica muestra que la raíz de su actitud es cristiana y heroica. Supera ampliamente las posibilidades ordinarias y una gran altura moral en un hombre virtuoso. No puedo dejar de ver allí una particular inspiración divina a la que correspondió hasta su muerte. Asimismo, el testimonio de que podría haber negociado su libertad a cambio de enseñarles a la banda de asesinos que lo secuestró capacitándolos para que cometan otros crímenes muestra que aceptó libremente la muerte por no quebrantar la justicia. Dichas razones me llevan a tener al coronel Larrabure como un auténtico mártir cristiano que aceptó libremente la muerte por inspiración divina antes que quebrantar la Ley de Dios y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo… El estudio de la heroica muerte de Larrabure así como su eventual declaración de martirio estoy convencido que hará mucho bien a la Iglesia en la Argentina así como a la sociedad toda enfrentada por mezquinos intereses partidarios, ideológicos y sectoriales”.
Monseñor Santiago Olivera comentó cuál debe ser la actitud de aquellos que rezamos por la pronta canonización del coronel Larrabure. Debe descubrirse que “la violencia nunca es el camino, recordando lo que él pedía de no odiar a nadie, que realmente estamos recordando a un creyente… Como dijo en el entierro del coronel el jefe del Ejército de entonces: ‘Mi coronel, has muerto por tu fe, por tu verdad, por tu honor, por tu misión, por tu gente, por la Patria’”.
Monseñor Olivera cree que la novedad de la causa de Larrabure es “mirar la historia completa pero sin odios, sin grietas, sin venganza, sin rencores. Porque este será nuestro tributo al hombre en el cual nosotros ponemos nuestra mirada y le pedimos al Señor esta gracia como don para que ilumine estos tiempos oscuros, porque los santos son faros que iluminan nuestros caminos”. Monseñor Olivera desea que la causa del coronel Larrabure “no sea contestataria, una causa que no sea de unos y otros sino una causa que una” a los argentinos.
Por parte de la Iglesia, la deseada canonización del coronel Argentino del Valle Larrabure resultaría un llamado a la concordia entre los argentinos inspirada en el espíritu cristiano que animó a los grandes hombres de nuestra Patria. Larrabure, como otros católicos argentinos martirizados en los años 70, son faros que iluminan el presente de la Argentina para construir un futuro sin rencores ni ánimos de venganza.
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