Martes, 19 de marzo de 2024

Religión en Libertad

San Fermín, de Amiens y de Pamplona.

Ramón Rabre

Procesión con el busto relicario. Pamplona.
Procesión con el busto relicario. Pamplona.

San Fermín "de Pamplona". 25 de septiembre (invención de las reliquias), 7 de julio y 10 de octubre (traslación de las reliquias a Pamplona).

Las primeras referencias sobre San Fermín datan de entre los siglos V o VI, y solo son intentos de reconstruir una “vida”, lo que indica que el culto es anterior y bastante sólido. Esta leyenda dice que nació en Pamplona, España, de padres paganos: Firmo y Eugenia. Sus padres se convertirían y su padre sería incluso obispo. La conversión ocurrió así: Firmo fue a sacrificar a los dioses en el templo a Júpiter, cuando el sacerdote San Honesto (16 de febrero y 28 de noviembre) le dijo que los dioses paganos eran nada y no tenían poder alguno. Firmo le dice: "Muéstrame algo mejor", a lo que Honesto le habló de San Saturnino (29 de noviembre), su maestro y a la sazón, obispo de Tolosa y que, coincidentemente, pasaría una semana más tarde por allí. Instruidos y bautizados, el niño Fermín fue educado por Honesto. Fermín creció fue ordenado sacerdote y obispo por el sucesor de San Saturnino, que fue San Honorato (21 de diciembre). Según la tradición pamplonesa, llegó a ser el primer obispo de esta ciudad. Luego iría, como obispo itinerante (hubo muchos de estos en la antigüedad) a evangelizar en Aquitania, Anjou y otras zonas francesas. Allí sufrió persecución por parte de los sacerdotes paganos, fue apresado y condenado por el gobernador Valerio a recibir azotes, por predicar el Evangelio.

Llegó a Amiens, donde fue proclamado obispo sedente de la ciudad, allí convirtió con la palabra y el ejemplo a varios nobles, magistrados y más de tres mil pobladores. Un noble llamado Faustino se convertiría y de su descendencia nacería el otro San Fermín obispo de Amiens, el del 1 de septiembre.

Fue mandado a apresar por los magistrados Sebastián y Longulo, fue encarcelado y comenzó un proceso en el que se le pidió que se retractara de su fe, pero se negó, manteniéndose firme. Ante la posibilidad de una revuelta popular, por el aprecio que se le tenía al santo obispo, le decapitaron en la cárcel se cree que, a más tardar el año 303. Su tumba se perdió y no fue hasta casi 400 años más tarde, en el siglo VII cuando lo encontró San Salvio (11 de enero), obispo de Amiens, que organizaría rogativas para que un milagro permitiera hallarla. Un rayo de sol la señala y al abrirla, una agradable fragancia lo inundó todo (fragancia que, por cierto, también sintieron los obispos de Beauvais, Noyon, Cambrai y Thérouanne en sus respectivas sedes).

A pesar se saberse poco de su vida, el culto se extendió por Francia, sobre todo el norte, por donde habría predicado. En Pamplona, ciudad que le reclama como hijo y primer obispo, ya aparece documentado el culto en el siglo XII, con la llegada de las reliquias desde Amiens, lo que habla que ya se le tributaría algún culto. En el siglo XIII, su fiesta alcanza la categoría de Rito Doble de Primera Clase (lo que hoy se llama solemnidad) y se celebraba la Traslación y su Octava, del 10 al 18 de octubre. En el siglo XVI se trasladó al 7 de julio y luego se expandió por toda España y América sobre todo en el siglo XVIII, por la emigración e influencia navarra. En 1657 Papa Alejandro VII lo declaró junto a San Francisco Javier (3 de diciembre), patrón de la ciudad de Pamplona (antes y aún hoy, lo era San Saturnino).

Desde la Edad Media fue protector de toneleros, panaderos, comerciantes e invocado contra la sequía, el escorbuto y la erisipela. A veces le acompaña un unicornio, pero no sé por qué. En Amiens se celebra su memoria, el 25 de septiembre, día que también lo recoge el Martirologio Romano.

Famosos son los encierros de toros por su fiesta en Pamplona. Un detalle interesante, el toro no tiene nada que ver en su leyenda o iconografía, mientras que sí aparece en la vida de San Saturnino de Tolosa, pues uno de sus castigos fue ser arrastrado por las calles atado a un toro.


Fuentes:
-"Actas sinceras nuevamente descubiertas de los santos Saturnino, Honesto y Fermín". R.P. MIGUEL JOSÉ DE MACEDA. Madrid, 1798.
-"Panegírico en honor del glorioso martir San Fermín. FR. JUAN BERNAL O.M. Valencia, 1765.

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