Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

El legado de John Senior


por Joseph Pearce

Opinión

El año pasado, en el Eighth Day Institute Symposium de Wichita, tuve el placer de escuchar una conferencia del padre Francis Bethel, OSB, un monje de Clear Creek Abbey, también colaborador de Faith & Culture. El tema de la conferencia del padre Bethel era su experiencia como discípulo de John Senior en el famoso Integrated Humanities Program (IHP) en la Universidad de Kansas. Para quienes desconozcan este programa inspirador y pionero, fue establecido por el doctor Senior y dos colegas [Dennis Quinn y Frank Nelick] en 1970 y estaba destinado a tener una profunda influencia durante su corta existencia. Muchos de los estudiantes que cursaron el IHP vivieron profundas experiencias que les cambiaron la vida, en muchos casos llevándoles a la conversión al catolicismo. De hecho, fue este aspecto del programa lo que condujo a su clausura, cuando la Universidad de Kansas se alarmó ante el número de estudiantes que abrazaban la fe como consecuencia lógica (y teleológica) de abrazar las humanidades. Así que el programa fue, literalmente, víctima de su propio éxito.

John Senior (1923-1999) fue profesor de Literatura y Cultura Clásica.

“En un programa de estudios integrado”, escribió Senior, “cada asunto es visto a la luz de todos los demás, y especialmente a la luz del bien, de la verdad y de la belleza”. Insistió asimismo en que “la finalidad de las humanidades no es el conocimiento, sino la humanización”. Esto era contracultural y verdaderamente revolucionario. Era una insistencia en que la finalidad de una buena educación no era simplemente una acumulación de datos, sino el crecimiento de la persona humana hasta la plenitud de su humanidad. En resumen, las humanidades nos ayudan a hacernos plenamente humanos.

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En el núcleo de la concepción de John Senior estaba la idea tomista del camino que conduce a una percepción verdadera. Santo Tomás enseñaba que la humildad abre los ojos del asombro, y que es el asombro el que conducen a la contemplación y a la expansión (dilatatio) de la mente y el alma hacia la plenitud de la presencia de la realidad. “La escuela de las artes liberales comienza con el asombro y termina en la sabiduría”, escribió Senior. El problema era que el mismo sistema educativo “había aplastado el asombro en los alumnos que llegaban a la universidad”.

Así lo expresó el padre Bethel en su libro John Senior and the Restoration of Realism (Thomas More College Press, págs. 291-296): “En centros seculares como la Universidad de Kansas, los profesores se enfrentaban a un alumnado de modernos Hamlets y Descartes, escépticos y dubitativos ante la verdad, el bien y la belleza, incluso ante el mismo ser. Los alumnos de la Universidad de Kansas le habían dado la espalda a la realidad tal como era, y lo primero que había que hacer era ayudarles a girarse de nuevo, convertirlos, de manera que pudiesen mirar con sus ojos, su mente y su corazón y ver lo que realmente había”

Esto exigía una auténtica humildad por parte del alumno, la determinación de comenzar de nuevo, de ver las cosas en una forma fresca y renovada. Como explicaba el folleto del IHP, el programa “debe ser considerado… como un curso para principiantes que contemplan por primera vez, por así decirlo, las cosas principales del mundo”. Esta filosofía global se sintetizaba en el lema del IHP: Nascantur in admiratione [Que nazcan en asombro].

Mucho más podría y debería decirse sobre el legado de John Senior y el IHP que co-fundó, pero las palabras finales, el testimonio final, hay que dejárselo a monseñor James D. Conley, obispo de Lincoln (Nebraska), quien, como el padre Bethel, vivió en el IHP como discípulo de Senior una experiencia que cambió su vida: “John Senior fue un brillante profesor de cultura clásica, un escritor, poeta, pensador y estudioso de la cultura. Fue mi padrino, y él más que nadie –aparte de Nuestra Señora y del Espíritu Santo, por supuesto– me condujo a la Iglesia católica… El doctor Senior amaba a sus alumnos y nosotros le amábamos a él”.

Publicado en Faith & Culture.

Traducción de Carmelo López-Arias.

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