Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

El consistorio de los seis cardenales


Ninguno de ellos es de curia, o italiano, o de otros países europeos. El estadounidense Harvey dejará el cargo de prefecto de la casa pontificia. Y con el filipino Tagle recibirá la púrpura un seguidor de la "escuela de Boloña"

por Sandro Magister

Opinión

Con un movimiento sorpresivo Benedicto XVI anunció un consistorio para la creación de seis nuevos cardenales.

No es que sea inesperado un nuevo consistorio. Ya antes del verano, en los sagrados palacios se daba por altamente probable una nueva tanda de purpurados en noviembre o a más tardar en febrero de 2013.

Lo que toma de sorpresa es el hecho que entre los nuevos cardenales no hay ni italianos, ni europeos, ni curiales en sentido estricto. Esta es una exclusión querida en forma decidida por el Papa, que no ha admitido excepción alguna ni siquiera para el propio connacional, el alemán Gerhard Ludwig Müller, llamado por él para dirigir la primera de las Congregaciones vaticanas, la de la Doctrina de la Fe.

El próximo 24 de noviembre, efectivamente, recibirán la púrpura un norteamericano (el arzobispo James M. Harvey, de 63 años de edad, de Estados Unidos, prefecto de la Casa Pontificia, un cargo de por sí no curial), un latinoamericano (Rubén Salazar Gómez, de 70 años de edad, arzobispo de Bogotá), un africano (John Olorunfemi Onaiyekan, de 68 años de edad, arzobispo de Abuja, en Nigeria) y tres asiáticos (el patriarca maronita libanés Bechara Rai, de 72 años de edad; el Arzobispo mayor Baselios Cleemis Thottunkal, de 53 años de edad, de los siro-malankares, en India; y el arzobispo Luis Antonio Tagle, de 55 años de edad, de Manila, Filipinas).

Hay que remitirse a Pío XI para encontrar otro consistorio sin nuevas púrpuras ni para italianos ni para europeos. Se trata del consistorio del 24 de marzo de 1924, cuando el papa Achille Ratti hizo cardenales a los arzobispos George Mundelein, de Chicago, y a Patrick J. Hayes, de Nueva York. Mientras que en el del 19 de diciembre de 1927 entregó la púrpura a dos franceses, un canadiense, un español y un húngaro.

En los 33 consistorios posteriores celebrados en 85 años por seis pontífices ha habido siempre, en cada ocasión, al menos un nuevo cardenal italiano. Así aconteció también en el consistorio del 16 de enero de 1960, cuando Juan XXIII, al crear sólo cuatro cardenales, concedió la púrpura al italiano Giuseppe Ferretto.

En síntesis, Benedicto XVI parece haber querido integrar y balancear el consistorio del pasado mes de febrero, que había sido criticado también por autorizados miembros de la jerarquía, como demasiado signado por nombramientos italianos, europeos y curiales.??

Y para hacer todavía más nítida la señal, el papa Joseph Ratzinger ha evitado también ampliar la lista de los nuevos purpurados con uno o más de más de ochenta años de edad, hipótesis que también había sido tomada en consideración.

A continuación está explicada la decisión, inusual en las últimas décadas, de hacer una nueva tanda de purpurados sólo pocos meses después de la anterior.

Era desde 1929 que no había habido más dos diferentes creaciones cardenalicias en un mismo año. Con Juan XXIII hubo dos consistorios en sólo tres meses y medio de distancia, pero en años solares diferentes: el primero el 14 de diciembre de 1959 y el posterior el 28 de marzo de 1960.

Al quedar firme la determinación de Benedicto XVI de dejar afuera a italianos, europeos y curiales, las decisiones tomadas por los nuevos purpurados han sido entonces más que nada previsibles, excepto la de Harvey.

En América latina, Colombia era el único país grande que no tenía ningún cardenal elector, es decir, con menos de 80 años de edad, cuando sólo pocos años atrás tenía tres. Sin contar que el Papa ha tenido este año un modo de conocer desde cerca los problemas de las naciones, en el transcurso de la visita "ad limina" que lleva a cabo su episcopado.

Pero en lo que se refiere a Asia, es fácil comprender cómo la decisión respecto al Patriarca maronita haya madurado en la estela del viaje al Líbano y a la luz de la dramática situación en Siria. Mientras que la del arzobispo mayor siro-malankar, a pesar de la juvenil edad que lo convierte en el miembro más joven del Colegio Cardenalicio, constituye el reconocimiento del gran dinamismo pastoral de esta comunidad.

Era natural además que Filipinas, la única nación grande de Asia con mayoría católica, tuviera de nuevo al menos un cardenal elector. Las posibilidades eran dos: Cebú, la diócesis más grande, o Manila, la diócesis de la capital. Con Tagle, prevaleció la decisión a favor de ésta última.

Como efecto colateral de esta última decisión, el Colegio Cardenalicio tendrá entonces entre sus miembros también a uno de los autores de la difundida y discutida “Historia del Concilio Vaticano II”, producida por la llamada escuela de Boloña, defensora de una hermenéutica de la “ruptura”.

Efectivamente, Tagle ha sido el autor, como simple sacerdote, de un capítulo clave del cuarto volumen editado en 1999, titulado: “La tempestad de noviembre: la ‘semana negra’”. Capítulo que el arzobispo de curia Agostino Marchetto, en su volumen de feroz crítica de la historiografía boloñesa ("Il Concilio Vaticano II. Contrappunto per la sua storia", [El Concilio Vaticano II. Contrapunto por su historia], editado en el 2005 por la Librería Editorial Vaticana) define como "estudio rico y también profundo, pero descentrado", escrito en "lenguaje periodístico” y aquí y allá "carente [de] la objetividad que se requiere al verdadero historiador".

Las críticas de Marchetto no han impedido de ninguna manera que Tagle, desde el 2001 obispo de Imus, llegase a ser primero arzobispo de Manila en el 2011 y hoy cardenal.

Volviendo al listado de los nuevos cardenales hay que advertir también que para el continente africano la decisión ha caído en el arzobispo de la capital federal de Nigeria, país que ya tiene un cardenal en la persona del arzobispo de Lagos. Tampoco sorprende en este caso la voluntad de duplicar la presencia cardenalicia, vista la atención y la participación con la que la Santa Sede sigue las crónicas de los enfrentamientos étnico-religiosos entre musulmanes y cristianos que bañan en sangre al gran país africano.

En alguna forma, por el contrario, sigue siendo sorprendente el nombramiento como cardenal del estadounidense Harvey. Los dos anteriores prefectos de la Casa Pontificia recibieron efectivamente la púrpura sólo al final de su carrera: Jacques Martin a los 80 años de edad y Dino Monduzzi a los 76 años de edad. Por el contrario, Harvey tiene 63 años de edad y el hecho que el Papa, al concederle la púrpura, haya anunciado su próximo nombramiento como arcipreste de la basílica de San Pablo Extramuros tiene el sabor de una promoción, aunque en los últimos meses su nombre haya sido indicado entre los que, en el pasado, habrían favorecido la infeliz asunción de Paolo Gabriele al rol de mayordomo del Papa.

Obviamente, permanece abierta la pregunta sobre quién será el nuevo prefecto de la Casa Pontificia. Es fácil prever que será una decisión personalísima del Papa. Pero una decisión que madurará no antes del consistorio de 24 de noviembre.

Por último, se puede advertir que esta vez Benedicto XVI no ha querido establecer excepciones al techo de los 120 cardenales electores. Esos serán efectivamente los cardenales con derecho de voto en un cónclave, en la fecha de la ceremonia.

Actualmente, los cardenales electores son 116, pero dos de ellos superarán los 80 años antes del consistorio: Francis Arinze, el 1 de noviembre, y Renato Raffaele Martino, el 23 de noviembre.

Entre el 8 de diciembre del 2012 y el 25 de diciembre del 2013 otros once cardenales cumplirán 80 años de edad. Esto significa que dentro de un año podrá haber un nuevo consistorio con una docena de nuevos purpurados.

Pero ahora es demasiado pronto para hacer cálculos al respecto.

Traducción en español de José Arturo Quarracino
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