Escuché estas profecías en abril... y entonces llegó un nuevo Papa
Michelle Moran, veterana predicadora de Renovación Carismática, en el encuentro del 6 de abril en Sacrofano convocado por Charis
Voy a hablar de unas profecías que escuché a inicios de abril, que recibí con sano escepticismo, o al menos con cierta pereza, pero que, de repente, con la llegada de un nuevo Papa, resuenan de una forma nueva y muy viva.
Ante todo, he de dejar claro que no soy de los que van de profecía en profecía. De hecho, no me gusta nada cuando gente cristiana intenta "adivinar el futuro" a partir de textos bíblicos, y menos aún cuando intentan encajarlo con hechos históricos.
A mí me gusta bastante la Historia, pero la Historia que ve Dios es distinta a la que se escribe en los libros de Historia. Es distinta también a la que sale en las portadas de los diarios. Dios mira el mundo y ve que pasan cosas que a Él le parecen muy importantes (por ejemplo, un niño perdona a su hermanita y así se forja un santo), pero son cosas que no interesan a los directores de periódico.
No me impresiona cuando hay interpretadores de profecías que intentan encajar tal o cual cosa con algún personaje "famoso", tipo Napoleón. No cuesta mucho.
Napoleón no existe porque se parece a Apolo
Jean-Baptiste Pérès, matemático y abogado, en 1827 difundió un famoso panfleto "demostrando" que Napoleón nunca existió porque encajaba con el esquema 'clásico' de un dios o mito solar: la madre de Apolo era Leto, la de Napoleón Leticia; las 3 gracias que acompañaban a Apolo son las tres hermanas de Napoleón; Jesús tenía 12 apóstoles, Napoleón tenía 12 mariscales activos (y cuatro inactivos, pero no se cuentan), etc... Pérès se reía, con toda razón, de los que intentaban refutar la existencia de Jesús haciéndole encajar en un esquema mítico preconcebido, los que decían que era un constructo de mitologías mediterráneas. "Con vuestras técnicas yo puedo decir que Napoleón no existió", se reía él. Desmanteló El Código Da Vinci y sus paparruchas unos 175 años antes de que se publicara.
Es la llamada falacia del cherry picking ("elegir las cerezas") o de la selección sesgada: se eligen los hechos históricos que interesan y se desechan otros, o simplemente no se conocen. Cuando se aplica a la Historia de la Iglesia, que es muy grande y amplia, y por lo tanto muy desconocida, hay gente obstinada en seleccionar cerezas pequeñas, porque son de Francia o Italia, y desechar melones y sandías muy grandes, colosales movimientos culturales, porque suceden en Asia o América Latina.
Que la Iglesia Católica crezca en 13 millones de personas cada año es un hecho demográfico colosal, pero no genera muchas profecías. Los católicos en África han pasado de 50 millones a 280 en apenas 50 años, y muchos, si lo saben, lo clasifican como mera curiosidad. La pseudoprofecía usa épica y lírica, mientras que la realidad se cuenta con números.
En fin, que soy muy escéptico y crítico con los argumentos "históricos" seleccionados para profecías, y mucho más cuando son anecdóticos, del tipo "tal jerarca hizo tal ceremonia dudosa en tal sitio", que por desgracia se convierten en foto-memes para redes con facilidad.
Profecía para edificar, exhortar y consolar
No creo en la profecía como adivinación del futuro, pero sí creo en ella, como decía San Pablo en 1 Corintios 14, cuando "el que profetiza habla a los hombres para edificar, exhortar y consolar". Un poco después, Pablo pide que anhelemos "dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la Iglesia".
En época de desánimo, anemia y acedia, es bueno que haya cristianos con el don espiritual de compartir mensajes de Dios que edifiquen, exhorten al bien y consuelen.
Su discernimiento y aplicación no es ciego: como todos los discernimientos, incluyen una trigonometría entre la Escritura, la enseñanza ya conocida de la Iglesia, la razón humana, las circunstancias, la recta conciencia, nuestras inclinaciones y vocación, la oración y el sentido común. En la Iglesia, personas de distintos orígenes pueden vivir esto en sus comunidades.
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En la Renovación Carismática Católica hay personas que, desde hace años, en el contexto de una oración en comunidad al Espíritu Santo, pidiendo su guía, fuerza y sabiduría, sienten que Dios les inspira mensajes, que proclaman con esa actitud de "edificar, exhortar y consolar". Con el paso de los años, han constatado que muchos de esos mensajes han dado frutos de conversión, de guía, de fuerza, porque hay hermanos que se lo confirman. "Aquello que dijiste resonó en mi corazón, lo apliqué y fue muy bueno para mí y mi comunidad", les dicen muchos.
Las profecías del 6 de abril en Sacrofano
Ese es el contexto en que se reunieron en Sacrofano, cerca de Roma, cientos de peregrinos de la Renovación Carismática llegados de 70 países. Del 1 al 4 de abril muchos participaron en un retiro de Intercesión Profética, por lo que estaban especialmente volcados a esta experiencia. Se les sumaron algunos más en un encuentro más general, "de grupos de oración", del 4 al 6 de abril. Había más de 500 participantes en oración. Yo estaba allí también.
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El domingo 6 de abril, Michelle Moran, una veterana líder y predicadora de la Renovación Carismática, proclamó (en inglés) esta profecía, de la que tomé nota. Está en primera persona, como si fuera un mensaje en el que Dios habla, según es común en las profecías de exhortación en los grupos carismáticos.
- "Comprueba que tu ropa sea la adecuada, porque estás acostumbrado a vivir en tierras secas y desierto, pero ahora mi río de vida está fluyendo, la lluvia cae y no estás preparado. Prepárate para la cosecha. Preparad vuestros grupos, prepararos para la estación de lluvias. Yo busco a los perdidos, a los solos, a las familias. Tú tienes que preparar esta cosecha. ¿Estás listo? El Señor está haciendo cosas nuevas y trayendo gente nueva: nada es demasiado dificil para Dios. El Señor dice: "te he dado todo lo que necesitas para tu misión, no digas 'necesitaría tal o cual carisma', ya te he dado lo que necesitas".
Otro mensaje lo dio Cyril John, un líder muy conocido de la Renovación de Kerala, la zona más católica de la India. Animó a rendir un culto "no sólo de experimentar la Presencia de Dios, sino de vaciarnos y llenarnos de Él y dejarle hablar y tomar la dirección". Puso el ejemplo de una persona que sube escalones con muy poca luz, viendo apenas el escalón que tiene delante. "Demos ese primer paso sin esperar a ver claramente todos los demás, caminando en fe y confianza".
Apunté otro mensaje que alguien, no anoté quien, proclamó en español en esa misma sesión.
- "Pueblo mío, sé que vives en mi gracia y amor y sé de tus impotencias. Mi gracia es mucho más grande. Pero necesito arrancar ese techo, ese invernadero un poco viciado que te has hecho para protegerte. El campo es grande y hermoso y las mieses están dispuestas. No te quedes en ese invernadero. Te traigo este río de agua viva, yo arrancaré ese tope que no te deja vivir. No basta con decir que soy grande, has de experimentarlo rompiendo ese techo. Cuando se rompa ese techo, experimentaréis un aire nuevo que no habéis experimentado nunca".
¿Cosas nuevas trayendo gente nueva? Sí
Cuando tomé nota de estos mensajes el 6 de abril, pensé que eran simplemente una exhortación bienintencionada a ser valientes en la evangelización. Pero ya entonces, como periodista, admitía que hay "cosas nuevas trayendo gente nueva" a la Iglesia. Algunas se ven en España, otras a nivel internacional, y otras no se ven porque mueven a cientos de miles de personas pero en lugares remotos y por dinámicas poco visibles.
Tenemos Internet, que tras la pandemia acercó a muchos a la fe, con youtubers, transmisiones, vídeos... incluso la teleserie The Chosen circula sobre todo por Internet.
Tenemos un 'boom' de retiros: Emaús, Amor Conyugal, Alpha, los Seminarios de Vida en el Espíritu...
Tenemos una nueva cultura de invitación entre los jóvenes, es más fácil el "ven y verás".
Tenemos una intelectualidad agnóstica que cada vez más dice que Occidente necesita una religión virtuosa, que es el cristianismo.
Tenemos a los psicólogos y educadores, cada vez más convencidos de que ante la pandemia de soledad y tristeza -entre jóvenes y entre ancianos- se necesita fe cristiana y comunidad.
Tenemos una nueva devoción eucarística, y de adoración, y oración con la música: puede ser con Hakuna, o con LifeTeen o con música de alabanza, pero miles de jóvenes se acercan a la Presencia real de forma viva.
Tenemos los flujos migratorios: la gente que emigra busca comunidad, y si el que emigra tiene fe, busca comunidad de fe. Y eso crea nuevas dinámicas, devociones, estilos, creatividad: quizá tu parroquia española ya ha adoptado devociones hispanoamericanas, las posadas en Adviento, el Señor del Gran Milagro, u otras.
Y entonces, murió el Papa Francisco. Y llegó León XIV.
Yo creo que Francisco se equivocaba en algunas cosas, porque nadie es perfecto. Pero las intuiciones evangelizadoras del inicio de su pontificado, las de Evangelii Gaudium, creo firmemente que van en la dirección correcta. Es la misma llamada que la Nueva Evangelización de Juan Pablo II. Y León XIV ya se ha referido a ellas. Los cardenales han querido insistir en esa línea: evangelizar, iglesia en salida, llegar a la gente, pero con comunidad y espiritualidad verdadera, no sólo con gestos visuales.
Repaso las profecías que escuché el 6 de abril y ahora les encuentro nuevas aplicaciones. Veamos:
- "Comprueba que tu ropa sea la adecuada, estás acostumbrado a vivir en tierras secas y desierto, pero ahora mi río de vida está fluyendo, la lluvia cae y no estás preparado. Prepárate para la cosecha. Preparad vuestros grupos, prepararos para la estación de lluvias. Yo busco a los perdidos, a los solos, a las familias".
Parece que Dios va a llamar a muchos que no esperábamos. Quizá son ancianos, o jóvenes, o divorciados, o emigrantes, o muy pobres, o muy ricos. Probablemente, la mayoría vienen ya arrastrando heridas. Se sentirán atraídos por Dios, pero si nuestras parroquias y grupos se lo ponen difícil, con horarios extraños, por ejemplo, o con reuniones feas y vacías, significa que no estamos "preparados preparados para la cosecha".
Muchos inmigrantes trabajan en fines de semana. Muchos jóvenes quieren que les convoquen por la noche, pero los adultos suelen evitarlo. Los padres de familia necesitan guardería para los niños...
¿Nos preparamos para la cosecha? ¿Ampliamos los horarios, seleccionamos personas que hagan esa acogida y acompañamiento? El cura solo no puede hacer de todo a todas horas: tendrá que delegar.
Gente en una gran iglesia gótica, alguno reza, otro hace fotos... ¿Sabrá la Iglesia acoger a los que se acercan a tantear?
- "El Señor dice: te he dado todo lo que necesitas para tu misión, no digas 'necesitaría tal o cual carisma', ya te he dado lo que necesitas".
Este mensaje me hace pensar que el pontificado de Francisco fue de sembrar y el de León XIV será de cosechar, pero cosechar también requiere esfuerzo, organización, trabajadores con oficio.
Durante los años de Francisco se extendieron métodos de evangelización y una actitud de invitar a la fe. Esos métodos han demostrado dar frutos. Pero hay que generalizarlos, multiplicarlos y acompañarlos de una acogida en los que el nuevo cristiano recibe, pero también da. Hay que romper la cultura del "consumidor de experiencias" y dar las capacitación para que cada cristiano sea un "discípulo misionero". Creo que León XIV insistirá en esa línea.
- "No sólo experimentar la Presencia de Dios, sino vaciarnos y llenarnos de Él y dejarle hablar y tomar la dirección".
Mucha gente, gracias a Dios, se siente a gusto en la adoración eucarística, o en la oración de alabanza, o leyendo la Biblia. Pero en su día a día no deja que Dios le transforme, o que afecte a su trabajo o vida familiar. Se requiere una valentía: dejarse mover por Dios. Eso implica también la actitud ante la vocación religiosa o sacerdotal.
- Escalones con poca luz: "Demos ese primer paso sin esperar a ver claramente todos los demás, caminando en fe y confianza".
Esto lo aplico estos días al nuevo Pontificado. Hay católicos de distintas sensibilidades eclesiales que están esperando a ver si León XIV es "suficientemente de los míos". Pero es absurdo esperar que el Papa sea un clon tuyo. Cada Papa pone sus acentos según su sensibilidad y las necesidades que percibe. Quizá tú estás obsesionado por problemas que vives en Soria o en Huelva, que no tienen nada que ver con lo que viven el 90% de los católicos del mundo, un mundo muy grande y diverso.
En cualquier caso, la Iglesia es de Cristo, no tuya ni del Papa, y el mandato de "id y anunciad el Evangelio y haced discípulos", está ahí, muy claro, igual que muchos otros ("dadles vosotros de comer", "quien acoge a uno de estos pequeños...") Sal ya, da los primeros pasos que ya sabes que son buenos. No esperes a que nadie te dé un programa completo. Como Bilbo Bolsón en sus aventuras, lo importante es salir de la comodidad de tu casa hobbit y emprender el camino. Si escuchas a Dios y caminas con la Iglesia, no puedes equivocarte mucho.
- "Arrancar ese techo, ese invernadero un poco viciado que te has hecho para protegerte".
Durante el pontificado de Francisco, hay católicos bienintencionados y generosos que se han hecho un invernadero muy controlable, para protegerse y cultivar sus bonsáis y hacer una microgestión de su espiritualidad, o sus apostolados, o su caridad. Algunos eran muy francisquistas, otros eran hipercríticos con Francisco. Da igual: unos y otros intentaban delimitar un "espacio seguro". Todos buscaban "protegerse" del otro, que era de "otra facción". Eso ha atrofiado partes de la Iglesia que debían crecer.
En realidad, era lo contrario al "salgan y hagan lío" que pedía Francisco con razón. A los que ya tenemos cierto edad, nos atrae la seguridad de la rutina y lo conocido, aunque veamos que es poco fértil. Pero Dios es exigente, cuando da talentos pide que se inviertan para dar fruto.
Salir del invernadero significa ir a cosechar donde otros sembraron, o donde sembró el Viento del Espíritu Santo, a por frutas silvestres y exóticas que no esperabas. Pueden ser feligreses de otros países. O de otro nivel social. O misiones ad gentes en países lejanos. O parroquianos de otras edades. "Hace diez años no teníamos chicos de confirmación, y ahora hay", pueden decir en algunos sitios. ¡No los encierres en tu invernadero!
Puede que con León XIV veamos gente nueva preguntando por la fe. A lo mejor son agnósticos conservadores, o protestantes atraídos por el mundo católico, que quizá desconfiaban de Francisco.
Quizá son hispanoamericanos, o norteamericanos, atraídos por la doble "americanidad" de León XIV, que sienten cercana.
Quizá son personas muy interesadas en la justicia social, intrigados por la Doctrina Social de la Iglesia.
Quizá son personas de una ética muy exigente, que se han hartado de la política de los partidos, pero quieren servir al bien común.
¿Quién sabe? El mundo es muy grande, y los funerales de Francisco y la elección de León XIV se han visto en países y culturas remotas. Puede resonar en contextos insospechados.
Para acoger y capacitar a estas personas, para encauzar este río, necesitamos una nueva actitud de valentía, creatividad, escucha. No podemos decirles: "ven a lo que ya tenemos desde hace 10 años, la oración de tal hora y la catequesis de tal otra, y el mismo coro que en 2005".
Juan Pablo II pedía una evangelización "nueva en el lenguaje, en el ardor, en los métodos". Mucho de eso ya se ha hecho, pero en invernadero. Es el momento de llevarlo fuera. Para empezar, el primer escalón.
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Pablo Ginés/ReL