Viernes, 03 de mayo de 2024

Religión en Libertad

Más que un viaje


Monseñor Sebastián vivió de primera mano el primer viaje de Juan Pablo II a España en 1982 como secretario general de la Conferencia Episcopal.

por Monseñor Fernando Sebastián

Opinión

El viaje de Juan Pablo II a España en octubre y noviembre de 1982 fue más que un viaje. Era la primera vez que venía a España. Para el Papa era una novedad esperada, pues él deseaba conocer el país de S. Juan de la Cruz y de Sta. Teresa de Jesús. Nos veía como un país católico, parecido al suyo. Para nosotros la visita del Papa en aquellos momentos era una gracia de Dios. El Partido Socialista acababa de ganar las elecciones generales. El PSOE iba a gobernar en España por primera vez. Aquel cambio ponía a prueba la sinceridad democrática de los católicos españoles. No era posible olvidar las amenazas de los tiempos de la II República. Unos estaban asustados, y otros muchos desorientados. Los obispos vimos con claridad que aquella visita podía resultar una ayuda importante para los católicos españoles. Preparamos el viaje con la mayor diligencia. Era un momento de gracia para los católicos españoles. Desde el principio, el Papa y los obispos estuvimos de acuerdo en que había que plantearlo con una intención claramente pastoral. El Papa venía a confirmar la fe de los católicos y a predicar el evangelio de Jesucristo a todos los que le quisieran escuchar. Sin adornos superfluos ni divagaciones de ninguna clase.

Fue un viaje agotador. En seis días visitó dieciséis ciudades y tuvo cuarenta y siete intervenciones, además de las visitas y encuentros personales. El viaje tenía una unidad interior que no todos percibieron. Las intervenciones del Papa tenían un hilo conductor de modo que a lo largo del viaje el Santo Padre pudo hablar de todo lo que él quería y de lo que en aquel momento los fieles católicos y los ciudadanos españoles necesitaban oír.

En aquellos momentos de incertidumbre y de inseguridad, Juan Pablo II nos recordó nuestra gran historia católica, nos animó a ser fieles a las exigencias de la fe y de la identidad cristiana, sin dejarnos impresionar por las nuevas circunstancias sociales y políticas, animó con fuerza a los obispos y sacerdotes, a los padres de familia y a los seglares en general. Su predicación tocó todos los puntos importantes en aquel momento decisivo de nuestra historia. Si fuera preciso recordar los puntos que el Papa señaló con más fuerza e insistencia, me quedaría con éstos: la necesidad de la oración para todo cristiano; la responsabilidad de obispos y sacerdotes en la atención a la fe y a la santidad del pueblo cristiano; la defensa de la libertad religiosa de los ciudadanos y de la plena libertad de la Iglesia en el ejercicio de su misión religiosa, la necesidad de que los fieles cristianos fueran activos y creativos en el campo de la educación y de la cultura, en el terreno de las relaciones económicas, en la vida social y política, de manera que, siguiendo en todo el orden de la verdad y de la caridad, los cristianos fuéramos agentes de reconciliación y de paz. Todo ello para ser fieles a nuestra historia cristiana y ser capaces de transmitir la fe recibida a las nuevas generaciones.

Encontrar nuestro sitio
Pocas semanas después, los obispos publicamos un documento colectivo recogiendo las enseñanzas del Papa y animando a los cristianos españoles a ponerlas en práctica como el mejor modo de renovar y fortalecer la vida espiritual y la acción misionera de la Iglesia en aquellos momentos tan decisivos. Tengo la impresión de que la Iglesia española, los fieles católicos, todavía no hemos encontrado nuestro sitio en esta nueva sociedad en que vivimos. Son tiempos confusos y exigentes, no acabamos de descubrir y asumir la postura y las tareas de los católicos en una sociedad tan dispersa y tan complicada como la sociedad española actual. Este podría ser un buen momento para examinar sinceramente si hemos sido fieles a las recomendaciones del Papa. Lo que entonces nos dijo sigue siendo oportuno. Repasar los discursos de Juan Pablo II en aquella vibrante visita apostólica, nos ayudará a vivir con serenidad y acierto la hora presente. La crónica del viaje, los discursos del Papa, con los comentarios pertinentes, están recogidos en un libro editado por la Conferencia Episcopal Española. Sería muy provechoso dar ahora un repaso a aquellos textos llenos de vigor espiritual y misionero.

Cuando fuimos a Roma a darle las gracias por el esfuerzo que había hecho a favor de la Iglesia de España y de la fe de los españoles, el Papa se mostró muy satisfecho de lo que había visto y vivido durante su estancia en nuestro país. Ponderó el fervor de los fieles cristianos en las diferentes celebraciones y nos agradeció el esfuerzo que habíamos hecho para preparar las diferentes etapas del viaje. Resumió sus impresiones con esta frase: «El viaje de España ha sido alegre como el de México, fervoroso como el de Polonia y bien organizado como el de Alemania». No era posible ser más generoso con nosotros.

En años sucesivos Juan Pablo II nos visitó varias veces, Santiago, Zaragoza, Madrid. Dios nos ha hablado por medio de la palabra vigorosa y sincera de un santo. No podemos quedarnos a medio camino en la respuesta.

Monseñor Fernando Sebastián es obispo emérito de Pamplona

abc

Comentarios

Otros artículos del autor

5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda