Ama para conocer y comprender mejor

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Cuando se ama lo que de algún modo se conoce, el mismo amor hace que mejor y más perfectamente se conozca 🔹San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan (96, 4)🔹

▶️ En el contexto de la Espiritualidad Católica: Agustín establece un punto de partida: el amor surge a partir de un conocimiento inicial, aunque sea parcial o imperfecto. No amamos lo que es completamente desconocido. Debe haber un atisbo, una chispa, algo que nos atraiga y nos lleve a amar. El amor no solo nace del conocimiento, sino que, a su vez, profundiza y perfecciona ese conocimiento. El amor se convierte en un motor para la exploración y la comprensión. Amar es el motor que nos mueve hacia Dios y hacia el prójimo.

Como ya hemos comentado varias veces, el amor no es un sentimiento pasivo, sino una fuerza activa que nos impulsa a conocer más profundamente aquello que amamos. Nos lleva a investigar, a contemplar, a reflexionar y a conectar con el objeto de nuestro amor de una manera más íntima. A diferencia de un conocimiento puramente intelectual o académico, el conocimiento que surge del amor nos habla dentro de nuestro ser. Nos habla con voz que mueve conmueve. Sin duda acercarnos a aquello que amamos nos permite comprenderlo a un nivel más profundo y significativo.

El amor actúa como una lente que enfoca nuestra percepción. Nos permite ver detalles y matices que de otra manera pasarían desapercibidos. Nos abre a la Belleza, la Bondad y la Verdad que contiene aquello que amamos. Amamos a Dios y, a través de ese amor, buscamos conocerlo más a través de la oración, la lectura de las Escrituras, la participación en la comunidad de fe y la experiencia personal. Conocer a Dios nos llena de verdadera paz interior y humildad en la vida. San Agustín nos enseña que el amor es una fuerza poderosa que nos impulsa a conocer más profundamente aquello que amamos. Nos invita a amar con todo nuestro ser y a buscar la Verdad con un espíritu humilde y contemplación. Al hacerlo, encontraremos una comprensión más profunda de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea.

▶️ En el contexto de la evangelización digital. Esta frase nos invita a reflexionar sobre cómo nuestro amor a Dios se proyecta desde nuestra comprensión de la fe y la espiritualidad, hacia los demás. Esto se hace evidente en las redes sociales. Quien busca enfrentamientos no puede albergar la verdadera paz en su ser. Por muchos likes y aplausos que reciba, sufre y se duele de su visión cerrada.

Como evangelizadores en las redes, debemos amar a aquellos que se comunican con nosotros. Esperemos con paciencia aunque no puedan insultar. Si tenemos paciencia y oramos, es posible conocer sus necesidades, sus anhelos y sus desafíos. A través de este amor comunicaremos el mensaje del Evangelio de una manera más relevante y efectiva. Como hashtag proponemos: #AmaParaConocer

▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Estamos buscando conocer a Dios más profundamente a través de la oración, la lectura de las Escrituras y la participación en la comunidad de fe? ¿En qué áreas de nuestra vida podemos cultivar un mayor amor para profundizar nuestro conocimiento y comprensión? ¿Cómo podemos utilizar nuestras plataformas en las redes sociales para inspirar a otros a amar y conocer más profundamente a Dios, a los demás y al mundo que nos rodea?

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