La extrema derecha anti-liberal que lee religionenlibertad.com (y II)

La ingente afluencia de comentarios al pasado post del mismo título, me lleva a escribir esta pequeña continuación, que además puede permitir que los antiguos comentarios se conserven, pues una vez superado el límite de setenta comentarios,  parece que la página de Religión en Libertad borra los primeros para hacer hueco a los siguientes.

Recuerdo que en bachillerato la profesora de inglés nos propuso hacer un debate, y a mí se me ocurrió la feliz idea de convertirlo en un juicio sobre un examen de filosofía en el que la mitad trasera de la clase habíamos copiado, y la otra no.

 Aunque se lo presentamos a la profesora como un caso hipotético, pronto se dio cuenta, por los ímpetus con los que lo hacíamos, de que lo que discutíamos con tanto ardor había ocurrido en realidad. Al final, sutilmente nos afeó nuestra conducta en aquel examen, pero nos prometió no decir nada al profesor en cuestión.

 Creo que se sintió como quien esto escribe, espectadora del fuego cruzado que virulentamente intercambiábamos, por un debate que en un sentido había empezado ella, pero que no tenía que ver mucho con lo que había propuesto.

Si la tesis de mi artículo era que entre los lectores de Religión en Libertad hay gente que identifica política con religión, creo que los comentarios lo demuestran. Son comentarios de mucho nivel, mucha pasión, y mucha visceralidad. Agradezco a los participantes su celo, y también post como el de Alejandro Campoy sobre el liberalismo, de sobresaliente nivel cultural.

Ha sido un experimento de lo más revelador, este de asomar la cabeza en algo que toca la fibra sensible de muchos que nos leen, y habrá que tenerlo en cuenta y apreciarlo.

Con todo y con eso, comentaba el otro día con Alberto Royo (nuestro sensacional último fichaje como blogger) que lo nuestro es escribir de cosas diferentes, que ya hay bastantes blogueros opinando de política y religión, y que se puede caer en la monotonía y la uniformidad de estar hablando siempre de lo mismo.

Puestos a hablar de liberalismo, democracia, dictadura, doctrina social de la Iglesia, como han hecho los comentaristas,  creo que sí es importante señalar que la reflexión política es legítima y necesaria entre los cristianos.

Pero mientras pueda, yo me quedo con lo de “mi reino no es de este mundo” y me aplico a la vocación que Dios me ha marcado en el mundo de la evangelización y la reflexión sobre la misma. La reforma de los corazones me parece mil veces más interesante que la reforma de las instituciones, y no creo que haya verdadera libertad sin kerigma, salvación y sanación de los corazones. Y desde esta óptica, todo lo demás, me sabe a plástico y se me queda corto.

Dejo para otros las batallas y las reflexiones políticas; y que cada cual examine la vocación a la que ha sido llamado, para dar mayor gloria a Dios y hacer posible su reinado entre los hombres.

Comentaba hace poco con una persona extranjera lo poco evangelizadora que había encontrado a la Iglesia en España. Tristemente, la verdad es que no existe mucha gente entre los cristianos dispuesta a gastar todo lo que tienen (y no digo sólo lo material)  en el empeño de anunciar el Evangelio.

Si saben de alguno, con ganas de dar de balde lo recibido de balde, gustosamente saldré de mi error en esta apreciación y espero que podamos trabajar juntos.

Sin ánimo de juzgar a nadie, quiero hacerme eco como colofón de lo que ha dicho Miguel, en uno de los comentarios del anterior post:

“Es fácil culpar entre decimonónicos aspavientos a los liberales, al estado moderno o a la vestimenta de las hijas de ZP, e invocar amargados el sueño de un general que ponga orden a tiros... cuando a cada uno de nosotros nos faltan la fe y los arrestos para matarnos a rezar, predicar, servir y ´´llegar a la sangre´´ hasta lograr la conversión de los pecadores y la sociedad entera a la Verdad y a la Justicia que tanto llevamos en la boca.”