Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

Se busca gente dispuesta a romper sus esquemas

por José Alberto Barrera

 Acabo de hablar con mi amigo Alex, el cual anda por Madrid buscando un local que le presten a un precio de alquiler asequible  para evangelizar en él a un grupo numeroso de chicos. El local, al más genuino estilo de oratorio de Don Bosco, sería un lugar en el que los adolescentes rezarían, tendrían noches de adoración y se formarían a la vez que forjan amistades, evangelizando a otros adolescentes.

Dada la naturaleza de la empresa, se ha decidido por llamar a la puerta de conventos y órdenes religiosas que tengan algún anexo independiente y sin utilizar en su edificio, ofreciéndose a rehabilitarlo y darle  un uso apostólico, pagando gastos e incluso un poco más.

Invariablemente la respuesta es “qué bonito” acompañada de palabras de ánimo y una negativa más o menos rotunda en nombre de mil razones, entre las que la estrella es “no es nuestro carisma”.

No puedo evitar pensar que en una iglesia envejecida, en la que las órdenes se ven obligadas a cerrar o a reconvertir sus edificios en oficinas, casas de alquiler u hoteles, resulta paradójico que Alex ande como San José y la Virgen, sin posada y con treinta adolescentes deseando acercarse a Dios, cuando existen tantas casas vacías propiedad de la Iglesia.

Supongo que aquello de “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”, ya no debe ser de aplicación para muchos, pues el fervor apostólico con el que comenzaron su entrega en la Iglesia, se ha convertido en una especie de celo por guardar los esquemas y costumbres en los que se han acomodado.

Obviamente nadie va a poner a unas monjas de clausura a hacer apostolado con niños, no es ese su carisma. Pero no creo que haya nada en las constituciones que impida dar un uso apostólico a un edificio en desuso, máxime cuando no les duelen prendas en alquilarlo para usos más seculares.

Dejando a un lado el coraje que me da lo que me cuenta mi amigo, lo preocupante es constatar cómo en la Iglesia puede haber tanto anquilosamiento y cerrazón de miras.

La triste realidad es que hay muy poca gente que evangelice. Cuando aparece alguien joven, con ganas de hacer cosas, cuesta Dios y ayuda encontrar a alguien que tienda la mano y dé cancha a lo nuevo y lo fresco, sin sentirse amenazado por la ingenuidad de quien quiere cambiar las cosas y espera que todos en la Iglesia le ayuden y se entusiasmen con la perspectiva de llevar a la gente a Cristo.

Luego, eso sí, nos pasamos el día lamentando que no hay jóvenes y que al mundo no le interesa la Iglesia… pero a un sector de la Iglesia –no digo a todos- parecen interesarle más sus tradiciones, esquemas y modos de vida, que evangelizar.

Valga lo mismo para los párrocos, que muchas veces ni comen ni dejan comer, rechazando cualquier iniciativa que venga de otros, aún cuando el barco de su parroquia se esté hundiendo a pasos agigantados.

Por eso busco, junto con Alex, a gente dispuesta a romper sus esquemas, a explorar nuevos caminos, a empeñar su hacienda y a dejar que su manera de ver las cosas cambie. Se admiten párrocos, seglares, religiosas, religiosos, matrimonios, adolescentes y niños; la única condición es estar abiertos y tener la humildad de reconocer que las cosas no van todo lo bien que podrían ir.

Se buscan locos y enamorados, que se crean el Evangelio no sólo de boquilla, que estén dispuestos a gastar lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste; que renuncien a su idea de las cosas, en pos de la idea de Dios de las cosas.

Se buscan burgueses insatisfechos mendicantes a lo San Francisco de Asís; rebeldes monacales como San Bernardo de Claraval; genios militares reconvertidos a religiosos como San Ignacio de Loyola; traviesas incorregibles a lo Santa Teresita de Lisieux; temerarios enamorados como San Maximiliano Kolbe y en general gente como ellos, dispuesta a jugarse la vida a una carta creyendo en el poder transformador del Evangelio.

Se buscan, en definitiva, establos pobres y acogedores, donde pueda nacer Jesús; a los que no les importe ni el qué dirán, ni su adecuación para la tarea que les toque en vocación, que como San Francisco tengan oídos para escuchar la llamada de Dios a reconstruir la Iglesia.

¿Conoce alguien algún sitio así, a cuya puerta podamos llamar, sin que nos rechacen?


 

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda