La Conferencia Episcopal de Chile ha publicado un documento titulado Firme nuestra esperanza en defensa de la Vida como respuesta al proyecto de ley del aborto que ha obtenido 66 votos a favor y 44 en contra en la Cámara de Diputados del país y ahora se tramita en el Senado. Esta normativa, dicen los obispos, es "una agresión contra el más inocente".

El Secretario General de los obispos chilenos, Cristián Contreras Villarroel, ha pedido a los políticos cristianos que defiendan la vida con coherencia.

“Lo que pedimos los obispos es que sean coherentes, los que son cristianos, con la fe cristiana y con la Doctrina de la Iglesia que enseña que el ser humano que está en gestación tiene derecho a ver la luz”, ha declarado.

Sobre aquellos políticos que ya han demostrado sus esfuerzos en la defensa de la vida dicen: "Su testimonio es una expresión de coherencia que ennoblece el trabajo legislativo".

Y frente al aborto, proponen alternativas que ayuden de verdad a las mujeres en apuros. “Más que abortos, nuestra sociedad, entre otras medidas, necesita la creación de unidades de acompañamiento a las mujeres con embarazos difíciles en todos los centros de salud, de salvar siempre ambas vidas y agilizar los itinerarios de adopción”.

La nota anima a creyentes y no creyentes a trabajar para defender la vida y la dignidad de toda persona: “Esta es la hora de intensificar la oración por nuestra Patria y sus legisladores y de realizar las acciones legítimas que sean necesarias para asegurar que toda criatura humana tenga la posibilidad de desarrollarse en plenitud y ser feliz”.




Los lobbies abortistas están especialmente deseosos de implantar el aborto en este país porque Chile demuestra con sus cifras de salud pública y sistema sanitario moderno que durante décadas un país puede tener ilegalizado todo aborto y mantener unos óptimos niveles de salud maternal. Chile es el ejemplo que demuestra que es falso el argumento abortista de que con el aborto penalizado "mueren" mujeres.

Las cifras sanitarias de Chile muestran que sus mujeres no mueren en causas ligadas a la maternidad o el embarazo (por lo que sus cifras no se usan para ocultar abortos clandestinos) y tampoco abortan en los países vecinos porque también estos tienen muy limitados el aborto. 

Más aún, el Chile sin aborto tiene los mejores índices de salud maternal de todo el continente americano, sólo por detrás de Canadá. Por eso, Chile es un objetivo prioritario de los lobbies abortistas internacionales: no pueden permitir que su caso siga demostrando que el aborto no es nunca necesario.


Muchos medios de comunicación en español, citando a la agencia EFE, han difundido en 2015 las cifras del gran impulsor del aborto en el gobierno de la socialista Cristina Bachelet, Juan Luis Castro, que repite que cada año se producen 30.000 abortos provocados clandestinos en Chile. 

Sin embargo, el doctor Eduard Koch del Instituto Melissa, especialista en la contabilización del aborto, muestra que las cifras del gobierno socialista son fantasiosas y no tienen base científica.

Las cifras científicas mostrarían más bien que la realidad es que en Chile hay entre 13.000 y 18.000 abortos provocados clandestinos cada año, frente a 240.000 nacidos vivos anuales. 

Para calcularlo se conjugan dos variables: 

1) Puesto que muchos abortos clandestinos se camuflan como abortos naturales, se calculan estadísticamente los abortos naturales que cabe esperar y se contrasta con los registrados; la diferencia (se llama "exceso de abortos") es que siempre se registran más que los esperados... esos serían los provocados que llegan al hospital. Esos son unos 4.000 a 6.000 al año. 

2) A partir de distintos estudios (sobre todo con el abortivo químico misoprostol, el más usado en países de aborto ilegal) se calcula que un 30 por ciento de los casos de aborto clandestino tienen complicaciones que obligan a la mujer que aborta a acudir al hospital, por lo que el otro 70% son los casos que no llegan al hospital. 

Eso da la cifra total que ofrece el doctor Koch: entre 13.000 y 18.000 abortos clandestinos. Esos abortos ilegales en Chile no causan la muerte de mujeres pues son casos que el sistema de salud acaba atendiendo adecuadamente. Estas cifras científicas están muy lejos de las cifras hinchadas del Gobierno, algo que se vio también en otros países, como las cifras falsas que usó el gobierno abortista en Uruguay y los lobbies abortistas en Argentina.