Elaine Smith, diputada laborista por Coatbridge y Chryston en el Parlamento de Escocia, votó el 5 de febrero contra la redefinición del matrimonio sabiendo que estaba en minoría.

Efectivamente: 105 diputados escoceses votaron a favor del matrimonio gay, y ella y otros 17 votaron en contra.

Le acompañaban en esta minoría pro-familia, pequeña pero valiente y plural, 7 diputados del Partido Nacionalista Escocés (incluyendo tres ministros), 8 del partido conservador (no muy conservador: la mayoría era entusiasta del matrimonio gay) y otros 2 laboristas.

Durante los meses de debate, Elaine Smith se documentó concienzudamente sobre el tema y estudió los precedentes en Canadá y en Inglaterra (en webs como ThePublicDiscourse.com y NewStatesman y otras). Al parecer, logró animar en un voto valiente a esos otros dos diputados laboristas (Michael McMahon y Siobhan McMahon) que en ocasiones anteriores se habían abstenido.


Para el lector español, acostumbrado a ver que los partidos votan en bloques "como sectas" (por citar una expresión reciente), le asombrará ver que en otros sistemas electorales hay políticos, también de izquierdas, que prestan atención a sus constituyentes, más que a su partido, que votan en conciencia, que investigan, argumentan ¡e incluso consultan con su párroco y leen a su obispo!

Prepárese, pues, el lector español para entrar en un universo mental desconocido en la piel de toro.

"Como socialista, la justicia social y la igualdad [equality] están en lo alto de mis prioridades, pero este no es un simple asunto de igualdad", explica Elaine Smith en declaraciones a ReligionEnLibertad.



"Oponerse a la redefinición del matrimonio protege a la gente de fe, y sentí que era obligatorio que mis constituyentes que objetaban a la redefinición tuvieran voz en el Parlamento".

(Un argumento inconcebible en el socialismo español, que no dio en el Parlamento voz a los votantes socialistas opuestos al matrimonio homosexual... excepto Mercedes Aroz, que dejó el partido).


Preguntamos a Elaine Smith si tiene consejos para políticos de otros países respecto a este tema. Y tiene uno: hablar y ser valientes.

"Los políticos pueden estar asustados de hablar contra las propuestas de matrimonio del mismo sexo. Animaría a los que no quieran ver redefenido el matrimonio a que se alcen defendiendo su postura y la de sus constituyentes. Yo personalmente recibí muchos más constituyentes contra la redefinición, que a favor".

Pero, ¿es que Elaine Smith estaba acostumbrada a bregar contra el lobby gay? No, más bien todo lo contrario.

Como ella misma declaró en su discurso del 20 de noviembre en el Parlamento de Escocia, "la ironía es que pasé 12 años sirviendo en el Comité de Igualdad de Oportunidades, y cuando quitamos la sección 2A, permitimos la adopción del mismo sexo, introdujimos las parejas civiles... nadie me acusó entonces de homofobia, más bien lo contrario".



Como otros políticos católicos "despistados", ignorando la enseñanza católica que impide aprobar legislaciones que "equiparen" el matrimonio y otras uniones o que impidan el derecho de los niños a un padre y una madre, ella quizá pensó que con esas uniones civiles con adopción quedarían satisfechas las exigencias del homosexualismo político. Por supuesto, no fue así. Aprobar las uniones ha sido, en todos los países, un primer paso hacia la redefinición del matrimonio: nunca ha sido un dique.


Pese a sus 12 años de "comité de igualdad", cuando Elaine habló públicamente contra la redefinición del matrimonio, llegaron los insultos y amenazas. "Desde que indiqué que no pensaba apoyar la redefinición del matrimonio han sacado a relucir mi religión, me han etiquetado de homófoba y discriminadora, me han comparado con el Ku Kux Klan y alguno ha sugerido que se me queme en un poste como a una bruja", explicaba la diputada en el Parlamento en noviembre.

"Fue una cascada de insultos personales, la mayoría en los medios que se llaman ´sociales´, pero también por e-mail", explica a ReL. Las promesas del ministro Alex Neil de que el debate sería "civilizado" no se cumplieron, puntualiza.

Esta diputada señala también que el Parlamento abrió una "consulta": un cauce para recibir comunicaciones de la sociedad civil sobre este tema. Fue, con mucho, la consulta con más participación de la democracia escocesa, nunca tantas personas se dirigieron al Parlamento expresando su postura. Hubo 77.000 respuestas: el 67% estaba en contra de redefinir el matrimonio.

Pero los diputados no hicieron caso a la consulta. Y por supuesto no convocaron un referendum sobre el matrimonio: Croacia es el único lugar de Europa donde se ha dejado decidir a los ciudadanos qué debe ser esta institución, y allí declararon con fuerza que un matrimonio es la unión de hombre y mujer.



La diputada escocesa con Lord Sacks, que era hasta 
hace poco el Rabino Jefe de Inglaterra y un buen orador
contra el laicismo radical y la desintegración de la familia


"Dediqué mucho tiempo a investigar este tema y tomé mi decisión en base a mi investigación, la correspondencia con mis costituyentes y mis propias creencias religiosas", explica a ReL esta política católica. "También me contactaron la inmensa mayoría de iglesias cristianas de mi distrito, en nombre de su feligresía, pidiéndome votar en contra y acogí un encuentro con todos los grupos religiosos locale para hablar del asunto".

La diputada escocesa nos detalla elementos de su investigación a nivel eclesial: "Para los católicos, el matrimonio es un sacramento entre un hombre y una mujer y ese hecho tuvo un impacto definitivo en mi visión de la normativa. Además de considerar esto en profundidad, busqué a mi párroco y tratamos el tema. Y hacia el final recibí una carta de mi obispo diocesano [Joseph Toal, obispo de Argyle y las Islas, que sabe español porque estudió en el Colegio Escocés de Valladolid; ndr] dejando bien claro que la Iglesia no apoya la redefinición del matrimonio. Me quedó perfectamente claro que apoyar esta legislación me pondría en conflicto directo con mi religión, y yo no podía hacer eso".



Carta del obispo Toal (como administrador de la diócesis de Motherwell) a Elaine, como diputada de su circunscripción: "la cercana votación es de la más grave preocupación para nosotros a la luz del impacto que tendrá en la sociedad"

"A medida que el debate continuaba, sacaron a relucir mi religión, me dijeron que ella no debía influir en mi decisión y me preocupó que el sentimiento anti-católico en Escocia levantase su fea cabeza", señala Elaine Smith.

El catolicismo estuvo prohibido en Escocia durante 250 años, perseguido por un régimen calvinista presbiteriano. Clanes enteros de católicos fueron deportados a América para entregar sus tierras a terratenientes anglicanos. En las islas que pastorea el obispo Toal se mantuvo la fe sin curas y sin misa, de generación en generación, apenas con la arriesgada visita de algún sacerdote irlandés cada muchos años. Después, en la época industrial, el catolicismo se vio como la fe de los inmigrantes irlandeses, con todos los elementos de choque étnico y de clase que eso significa. Hoy, la inmigración sigue siendo un factor: hay en Escocia más misas en polaco que en gaélico escocés.




La diputada laborista ve que el cristianismo está bajo ataque.

"La sociedad en Escocia se está haciendo más secular y hay un ataque al cristianismo en particular. Pienso que veremos más intentos legales de erosión de los valores cristianos, como la propuesta actual de legalizar el suicidio asistido, la oposición a que haya representación cristiana en los comités escolares municipales y las propuestas de quitar todo el cristianismo, en conjunto, de las escuelas", nos dice con una claridad que nadie ha escuchado jamás a ningún diputado socialista en España.

De hecho, la normativa del matrimonio gay en realidad no aportaba en Escocia casi ninguna novedad a lo que las parejas del mismo sexo ya tenían legalmente en impuestos, adopción, estatus, etc... Elaine insistió en ello citando autores homosexuales contrarios a redefinir el matrimonio, como Tom Gallagher y Andrew Pierce.

En cambio, la nueva ley puede usarse como un arma para acosar a las iglesias y los cristianos, y todas las normativas de protección para comunidades cristianas y la objeción de conciencia religiosa fueron desdeñadas por el Parlamento.


Y el campo de pruebas -señala la diputada laborista escocesa- fue el caso de las agencias de adopción católicas: la Sociedad St Margaret de adopción, para defender su derecho como entidad católica a no entregar niños en adopción a parejas del mismo sexo, tuvo que gastarse en litigios 50.000 libras (61.000 euros, más de 10 millones de las antiguas pesetas). Sí, ganó (aunque todavía puede ser que la Administración recurra contra ella) pero fue tremendamente caro y agotador. Las entidades cristianas de Escocia, más bien pequeñas y débiles, no pueden permitírselo.

Los peligros no son imaginaciones de la diputada: Aidan O´Neill, jurisconsulto con el cargo de QC escocés (Consejero Real), "afirmó en la fase de consultas que esta ley permitiría despedir a un maestro de escuela católico por no enseñar acerca del matrimonio del mismo sexo, o a un capellán del sistema de salud nacional ser sometido a disciplina por hablar contra el matrimonio del mismo sexo incluso fuera del trabajo... ¡o a su propia feligresía"



El Parlamento de Escocia

Cuando se indicó al Gobierno (pro-gay) esta posibilidad, se respondió que "no se espera de la autoridad local tomar medidas disciplinarias inmediatas contra un maestro que exprese inquietud por ciertos materiales educativos"... La conclusión que saca la diputada laborista es que si las represalias no son "inmediatas" serán, simplemente, un poco más dilatadas: se castigará al disidente después de algún aviso o discusión.


También está el tema de los derechos de los padres. En las escuelas religiosas hay cierto nivel de protección, al respetarse su ideario propio. Pero, ¿qué pasa con las escuelas públicas? "Han venido a mí padres con niños en escuelas no-denominacionales [no religiosas] preocupados por la educación sexual en primaria. Sí, pueden sacar al niño del aula en esas clases, pero les preocupa que el niño sufra entonces bullying y abuso de sus compañeros. Y ahora que el matrimonio del mismo sexo es legal... ¡la educación sexual lo reflejará!"

Todo esto, que sin duda era activamente buscado por algunos políticos y activistas, es para otros una consecuencia no esperada. En su discurso en noviembre la diputada escocesa insistió ante todo el Parlamento: "al intentar arreglar lo que se percibe como una desigualdad, creamos las condiciones para la discriminación y la acción legal contra muchos de nuestros ciudadanos", avisó.

"No tengo duda de que la mayoría de los parlamentarios que voten a favor lo harán con buenas intenciones, pero por desgracia, como Karl Marx apuntaba en El Capital, el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones".


A favor: 105; en contra: 18.

Los votos que se opusieron:

7 del Partido Nacionalista Escocés:
Dr Alasdair Allan (ministro del gobierno), Richard Lyle, Angus MacDonald, John Mason, Roseanna Cunningham (ministra del gobierno), Fergus Ewing (ministro del gobierno), Dave Thompson,

8 del Partido Conservador
Gavin Brownm, Alex Fergusson, Murdo Fraser, Alex Johnstone, Jamie McGrigor, Nanette Milne, Margaret Mitchell, Liz Smith

3 del Partido Laborista
Michael McMahon, Siobhan McMahon, Elaine Smith

(Los 3 del Partido Liberal Demócrata apoyaron redefinir el matrimonio)


Lea también: Cuatro políticos de izquierdas dan sus argumentos progresistas contra el matrimonio gay

y

El Europarlamento aprueba el informe Lunacek, pura ingeniería antifamilia: así votaron los españoles