Kelli Conlin fue la presidenta del lobby abortista norteamericano NARAL en Nueva York de 1992 a 2001 y después siguió trabajando para él. Tenía un salario anual de 309.000 dólares, es decir, 20.462 euros al mes.

Pero para ella no era bastante y al menos desde 2006 usaba la tarjeta del lobby del aborto para concederse toda clase de caprichos, como ella misma ha confesado recientemente cuando el fiscal general del Estado de Nueva York le ha presionado.

Se gastó 20.400 dólares en bonitos vestidos en la tienda de lujo Barney´s en 2008. Admitió que allí compró al menos un "increíble" atuendo para una gala de recaudar fondos para la causa del aborto. ¡Hay que ir bien vestido!
Dedicó 17.000 dólares del dinero de la asociación en julio de 2009 para alquilar un alojamiento vacacional para su pareja y sus gemelos.

Se gastó 50.000 dólares en comidas de lujo, incluyendo dos restaurantes carísimos como son "Daniel" y "11 Madison Park". Y cientos de encargos de sushi para llevar. Más de 70.000 dólares se le fueron en gastos de coche.

Según la oficina del fiscal general de Nueva York, la ex-presidenta de NARAL devolverá 250.000 dólares a la asociación... que los dedicará a sus fines propios: potenciar candidatos pro-aborto y financiar actividades del lobby abortista.

Desde el punto de vista pro-vida, es una pena que ese dinero se devuelva para tan triste fin, pero por otra parte se da visibilidad a los grandes sueldos de los líderes pro-aborto y al tipo de personas poco desprendidas que atrae.

"Está claro lo corruptos que son los grupos pro-aborto. No están ahí para ayudar a las mujeres sino para su propio beneficio egoísta", señala Kristan Hawkins de Students for Life, a la agencia LifeSiteNews. Generaliza, claro, pero desde luego en NARAL Nueva York no falta dinero: su presupuesto anual es de 4,5 millones de dólares.

Una auditoría descubrió los agujeros el pasado febrero. Se da la circuntancia de que el fiscal general Scheniderman tuvo que recusarse a sí mismo por su cercanía excesiva a NARAL: su padre fue tesorero de la poderosa organización y NARAL había apoyado su candidatura al cargo. ¡Todo un lobby!