"Don Corrado", es decir, el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Apostólico, al poco de volver de su viaje a los campamentos de refugiados y migrantes en la isla de Lesbos, en la frontera de Grecia con Turquía, fue informado de una situación peculiar que se da en el mismo centro de la ciudad de Roma.

Hay un gran palacio que se encuentra "okupado" por unas 450 personas, incluyendo familias con unos 100 niños. La compañía eléctrica ya hace días que no aporta electricidad al edificio ni tampoco se dispone de agua caliente.

El cardenal sintió el deber de realizar un gesto humanitario y así acudió y ordenó personalmente reactivar el suministro eléctrico del edificio, haciendo el gesto en la sala de los contadores eléctricos, con la convicción de que era necesario hacerlo por el bien de estas familias.

"Fue un gesto desesperado. Había más de 400 personas sin electricidad, con familias, niños, sin siquiera la posibilidad de hacer funcionar los refrigeradores", declaró el cardenal a la agencia Ansa.

En una entrevista concedida al periódico Corriere della Sera, el cardenal informó que conocía desde hacía tiempo las grandes dificultades de la gente que vive en ese edificio. "Desde el Vaticano -dijo- enviábamos la ambulancia, los médicos, la comida. Estamos hablando de vidas humanas". La novedad ahora era la falta de electricidad.

"Lo absurdo - subrayó el Limosnero Apostólico al diario italiano - es que estamos en el corazón de Roma. Casi quinientas personas abandonadas a su suerte".

"Son familias -añadió el cardenal- que no tienen adónde ir, gente que lucha por sobrevivir". El primer problema, subrayó, no es el del dinero. Después de recordar que entre la gente del edificio hay muchos niños, el cardenal invita a preguntarse: "¿Por qué están allí, por cual motivo? ¿Cómo es posible que familias se encuentren en una situación similar?"

El Limosnero Apostólico reiteró finalmente que se asume toda la responsabilidad de la orden de reanudar el suministro eléctrico. "Si llegara, pagaré también la multa". Para ello, se entiende, cuenta con los fondos que el Vaticano dedica a las obras caritativas de la Penitenciaría Apostólica.