El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el martirio de Mons. Pierre Claverie, Obispo de Orán, Argelia, asesinado el 1 de agosto de 1996, y de otros 18 religiosos y religiosas de Argelia, asesinados por terroristas islámicos, entre los que están los 7 monjes trapenses del monasterio de Tibhirine, señala la agencia ACI.
 
El Monasterio de Nuestra Señora del Atlas, fundado en 1938 en la localidad argelina de Tibhirine, fue el escenario de uno de los episodios más sangrientos de la guerra civil argelina en la década de los 90 del siglo XX.
 
Los grupos terroristas islamistas habían emprendido una campaña contra los extranjeros residentes en el país, especialmente contra los de nacionalidad francesa, y los lugares cristianos fueron uno de sus principales objetivos.
 
A pesar de ello, los monjes trapenses del monasterio de Tibhirine decidieron quedarse debido al fuerte vínculo que tenían con la población local, a la que ofrecían un servicio médico fundamental.
 
En la noche del 26 al 27 de marzo de 1996, terroristas del Grupo Islámico Armado (GIA) asaltaron el monasterio y secuestraron a 7 de los 9 monjes que había en ese momento. Todos de nacionalidad francesa.
 
Las negociaciones para intercambiar a los monjes por prisioneros del GIA no funcionaron y el 21 de mayo de 1996 los terroristas anunciaron que habían decapitado a los siete monjes. Sus cabezas aparecieron el 30 de mayo, pero sus cuerpos no se encontraron nunca.
 

Tras el asesinato de los monjes de Tibhirine, Mons. Claverie sabía que su vida corría serio peligro. El 1 de agosto de 1996 una bomba explotó en la entrada del Obispado, matando al Obispo y a su ayudante.
 
Mons. Claverie había nacido en Argelia en el año 1938, durante la dominación francesa del país. En Argelia vivió toda su infancia y adolescencia, hasta que se trasladó a Europa para formarse como dominico.
 
Regresó a Argelia y, tras haber ejercido como director de Instituto, fue nombrado Obispo de Orán en el año 1981. Gran conocedor de la religión islámica, durante su ministerio se esforzó por acercar a cristianos y musulmanes y promover el diálogo interreligioso.
 
Tras el estallido de la guerra civil argelina en 1991, se esforzó por lograr la paz y terminar con las matanzas y la violencia. Fue precisamente su implicación en favor de una solución no violenta al conflicto lo que lo situó en la diana de los extremistas que, finalmente, acabaron con su vida.