Juan Vicente Boo, veterano vaticanista del diario ABC, acaba de publicar su libro El Papa de la Alegría (Espasa), en el que analiza las claves del pontificado más sorprendente de los últimos siglos

En él procura acercar al lector al Papa Francisco, a su mentalidad, su forma de pensar y sus motivaciones, no siempre muy conocidas. Por ejemplo, recuerda que como responsable de los jesuitas durante la dictadura argentina llevaba personas escondidas en su coche, o los escondía en casas, les daba documentos y les ayudaba a cruzar fronteras. Así evitó que muchos engrosaran las listas de 20.000 desaparecidos de la dictadura. Esa época reforzó aún más su empatía por los refugiados, los que se ven obligados a huir, amenazados, y ayuda a entender sus viajes a Lesbos o a Lampedusa, donde se amontonan los fugitivos. 


- La intervención que cambio el tono del debate cardenalicio en el pre-conclave fue un discurso breve del cardenal Bergoglio que invitaba a "descubrir la dulce y consoladora alegría de evangelizar", una propuesta de Pablo VI. Después, una vez elegido como Pontífice, nos sorprendió a todos mostrando una alegría contagiosa y que además permitía a la Iglesia llegar a ambientes inaccesibles a sus predecesores. El Papa explicaba que el Evangelio significa 'buena noticia' y, por lo tanto, se ha de presentar con alegría. Pero, a su vez, esa alegría es una poderosa palanca virtual para llegar al mundo entero, incluso a los ámbitos no cristianos. Lo mismo sucede con su "revolucion de la ternura", o el redescubrimiento de la misericordia que plantea. Son elementos de unión que permiten acercar el cristianismo a cualquier persona de cualquier país. Creo que estos tres elementos ya estaban ahí, pero al usarlos bien logran un alcance asombroso.




- Han pasado ya más de tres años, y creo que ha aprendido que algunos procesos requieren tiempo. Por eso, los deja madurar antes de terminarlos. Por ejemplo: la reforma de la Curia. También ha aprendido que la autoridad moral de un Papa ante los Estados y las religiones del mundo es inmensa si se presenta con simpatía y humildad. Eso se ve, especialmente, en los grandes encuentros internacionales.


- Creo que el secreto de la comunicación de Francisco es que escucha muchísimo. Lo ha hecho toda la vida y sigue haciéndolo. Por eso, utiliza un lenguaje muy sencillo, que es el más eficaz. Por eso habla mirando a los ojos, en vez de mirar a los papeles. Comunica, sobre todo, a través de gestos, que son más eficaces que las palabras. Pensemos en sus visitas a los refugiados de Lampedusa, o los de Lesbos, sus visitas a hospitales, su misa en San Pedro con mil encarcelados, el jubileo de personas sin techo... Todo eso son gestos que transmiten una enseñanza poderosa que nunca hubiese llegado igual con meras palabras. Francisco no habla de las Bienaventuranzas, sino que las practica en público.


- Ha ido aprendiendo a ser más cuidadoso en conferencias de prensa en los aviones, para que sus palabras no creen malentendidos... De hecho, cada vez se dan menos confusiones. Otro aspecto asombroso es que él, que es una persona que no usa ordenador ni tablet, tenga la mayor reputación en redes sociales... Sus retuiteados son muchísimos, es un tuitero nato. Pero es que el Evangelio mismo está lleno de enseñanzas brevísimas que se adecuan bien a este medio.




- Está avanzando en dos frentes simultáneos. Por un lado, vemos la integracion de medios que nacieron en épocas distintas, durante 4 siglos -una editorial de 3 siglos, un periodico y una radio de más de un siglo, etc...- y que aún conservaban cada uno una independencia autoaislante. Ahora aprenden a trabajar juntos, como un instrumento multimedia integrados en la nueva Secretaria de Comunicación. Tendremos los medios que requiere este siglo.

»Otra línea es el mayor acercamiento a las personas, hablando el lenguaje del destinatario. En esa línea, el Papa ha escogido como nuevo portavoz a un periodista televisivo, norteamericano, Greg Burke, que se abre paso sin esfuerzo alguno en los medios anglófonos de todo el planeta. Y cuenta como viceportavoz a una española, extraordinaria periodista radiofónica, Paloma García Ovejero, que llega con gran facilidad a los católicos de habla española, que son la mitad del total mundial. Y en ambos casos son laicos. 




- Se repite, aunque de un modo distinto, aquella frase paradójica de Stalin, el dictador soviético, que preguntaba: "¿Cuántas divisiones tiene el Papa?" La realidad hoy es que en este siglo de la comunicación, el Vaticano es un poderoso "soft-power", un concepto creado en el siglo XX para identificar a actores que logran un gran impacto sin necesidad de tener peso económico ni militar. El Vaticano es una referencia moral mundial, para Estados y religiones de todo tipo, y sus líderes están felices de visitar y escuchar al Papa. Los recibe de países islámicos, de todo el mundo... Excepto 8 o 9 países, hoy todas las naciones tienen relaciones diplomáticas y audiencias con el Papa. El único lugar del mundo que recibe más embajadores acreditados es Washington. 


  El Papa de la Alegría (Espasa), tiene 300 páginas y vale 19,90 euros; se puede adquirir por Internet en Ocio Hispano


- Las resistencias existen. Algunas son mentales, simplemente porque Francisco actúa de modo diferente. El Vaticano se orientaba por dos manuales internos, heredados del siglo XIX. El de Versalles, de origen francés, para las ceremonias y la diplomacia. Y el del Imperio Austrohúngaro para la organización administrativa interna. Era eficaz, pero lento y farragoso. Francisco, en cambio, sigue el manual del Evangelio y el modo de actuar de Hechos de los Apóstoles, mucho más sencillo, al que casi todos ya se han acostumbrado. Hay resistencias personales también. Provienen de eclesiásticos apegados a hacer carrera (los llamados "carreristas") o demasiado aficionados al trabajo de despacho en lugar de estar con la gente, compartiendo la vida de las personas. 


- Creo que pasará a la historia como el Papa del regreso a la simplicidad evangélica, de un modo similar a lo que hizo Francisco de Asís, cuyo nombre tomó deliberadamente. Algún compañero ha preguntado al Papa cuál espera que sea su herencia. Francisco se sorprendió por la pregunta y no supo qué contestar. Ante la insistencia de querer saber qué epitafio querría en su tumba, Francisco respondió: 'Que pongan "fue un buen tipo, hizo lo que pudo". Con eso me basta'.
 

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