Hoy, 2 de abril, se cumple el décimo aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II, que como ese 2 de abril del 2005, vuelve a caer en la víspera del Domingo de la Divina Misericordia, la fiesta litúrgica que instituyó siguiendo una petición de Cristo a santa Faustina Kowalska.

Juan Vicente Boo, en Abc, publica una historia desconocida para el gran público, sobre el último día con vida de Juan Pablo II. Lo cuenta así:

"El miércoles 30 de marzo del 2005, tres días antes de morir, cuando su situación médica era ya crítica, Juan Pablo II se asomó a la ventana de su apartamento al filo del mediodía, cuando nadie lo esperaba".

"Intentó decir algo, pero no lo consiguió. Volvió a intentarlo, sin resultado, y entonces dio dificultosamente la bendición, sin palabras, haciendo una señal de la cruz con su mano derecha. Fue la última vez que el mundo pudo verle".

"El cardenal Comastri reveló que, al despertarse ese día, el Papa había comentado desde su cama «Hoy es miércoles». Naturalmente, nadie hizo nada. Más adelante volvió a comentarlo con las mismas palabras, y lo después repitió una tercera vez".

"La cuarta fue como una explosión volcánica. Con la escasísima voz que le había quedado después de la traqueotomía pero en tono muy autoritario dijo «¡Hoy es miércoles, y yo me levanto! Me levanto porque la gente ha venido, y yo no quiero decepcionarla». No fueron capaces de impedírselo. Así salió a dar su última bendición, la más inolvidable".