El príncipe Carlos de Inglaterra, sucesor en la corona británica por el cual sería también gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra, ha publicado un artículo en L´Osservatore Romano en el que alababa al ya nuevo santo inglés, el cardenal Newman, que precisamente es un converso del anglicanismo al catolicismo.

El hijo de Isabel II representó a su país en la canonización y en su artículo alabó al nuevo santo británico asegurando que era un momento de celebración para los católicos de su país y para todos aquellos que “atesoran los valores por los que él fue inspirado”.

Agradecidos por los "dones" de Newman

De este modo, el príncipe Carlos indica que “su fe fue realmente católica y en ella abrazó todos los aspectos de la vida. En ese mismo espíritu nosotros, seamos católicos o no, podemos en la tradición de la Iglesia cristiana a través de las épocas, abrazar la única perspectiva, la particular sabiduría y visión, traída a la experiencia universal por esta alma individual”.

Por todo ello, añadía que “sólo podemos estar agradecidos por los dones de Newman, enraizados en su fe católica, que él compartió con una sociedad más amplia: su intensa y conmovedora autobiografía y su poesía profundamente sentida”.

"Este gran santo"

“En la época en la que vivió, Newman defendió la vida del espíritu contra las fuerzas que van contra la dignidad y el destino humanos. En la época en la que llega a la santidad, su ejemplo se necesita más que nunca: por la manera en la que pudo defender sin acusar, estar en desacuerdo sin irrespetar y; tal vez lo mejor de todo, pudo ver las diferencias como lugares de encuentro y no de exclusión”, afirma el heredero del trono británico.

El príncipe destacó sobre el nuevo santo que “su compromiso primero con la teología anglicana y luego, después de su conversión, con la teología católica, impresionó a sus oponentes con su valiente honestidad, su celoso rigor y su originalidad de pensamiento”.

Por ello, consideraba que “mientras destacamos la vida de este gran británico, este gran hombre de la Iglesia y, diciéndolo más breve, este gran santo, que es puente entre divisiones y tradiciones, es ciertamente correcto que demos gracias por la amistad que, pese a su partida, no sólo se ha generado sino fortalecido”.