Este miércoles 4 de octubre empezaron los trabajos del Sínodo de la Sinodalidad, con una primera reunión general (la Primera Congregación General) en la que hablaron varios ponentes, incluyendo el Papa, con el tema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". Los oradores, incluyendo al Papa, hablaron ante los 400 participantes del Sínodo.

Hollerich: "Es normal que unos corran y otros queden atrás"

Tras una oración inicial, diversos ponentes expusieron líneas para el Sínodo que se inicia. El último en intervenir fue el relator general del Sínodo, el jesuita y arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, quien empezó aclarando que "ninguno de nosotros somos la estrella de este Sínodo, porque solo hay una superestrella y es el Espíritu Santo".

Hollerich, que es considerado uno de los líderes de la facción dispuesta a intentar cambios radicales en la doctrina sobre moral sexual y familiar, entre otras, explicó que es normal que haya distintas sensibilidades en la Iglesia: "Es normal que haya un grupo caminando a la derecha y otro a la izquierda. Es normal que haya algunos que corren por delante y otros que se quedan atrás".

También recordó palabras del Papa insistiendo en que el Sínodo no funciona como un parlamento de políticos, en los que unos proponen una opción y la oposición otra. "Esta no es nuestra batalla, nuestra misión es hacer un discernimiento coral y conjunto", insistió.

El Patriarca copto: "las estructuras no son el centro"

El primer ponente de la sesión fue el Patriarca de Alejandría de los Coptos, Ibrahim Isaac Sedrak, líder de la Iglesia Católica de rito copto, en Egipto (no llegan a los 200.000 miembros). Agradeció al Papa la convocatoria que por "la alegría de encontrarnos y caminar juntos". Destacó que una novedad de este Sínodo es que nace "de una gran consulta al Pueblo de Dios", refiriéndose a los trabajos previos en las diócesis y parroquias que generaron una serie de documentos.

"Ha brotado en nosotros la necesidad de una conversión permanente que nos recuerda que las estructuras y nosotros mismos no somos el centro, sino que es Cristo, que por medio del Espíritu Santo nos libera de nuestras esclavitudes, miedos, aislamientos y nos da la gracia de experimentar la plenitud de la vida y del amor", añadió, y pidió a Dios "el valor y la valentía de caminar juntos y dejar que el Espíritu nos purifique".

El Papa y los ponentes de la primera congregación del Sínodo de la Sinodalidad en el Aula Pablo VI con los 400 padres sinodales.

Papa Francisco: con intereses personales, no será un buen Sínodo

El Papa Francisco, que habló tras el Patriarca copto, recordó que San Pablo VI había impulsado una Secretaría del Sínodo de los Obispos para que la iglesia occidental recuperara su sinodalidad. "Desde entonces, la sinodalidad, que no estaba madura, se ha desarrollado".

Aseguró que el Sínodo se hace porque lo pidieron los obispos en una encuesta "a todos los obispos del mundo" tras el Sínodo de Amazonas. "El segundo lugar de preferencia fue éste: la sinodalidad. En primer lugar estaban los sacerdotes, en tercer lugar creo que una cuestión social. Todos los obispos del mundo vieron la necesidad de reflexionar sobre la sinodalidad. ¿Por qué? Porque todos se dieron cuenta de que la fruta estaba madura para tal cosa”.

Añadió Francisco que en otras asambleas había temas vetados a la votación, porque “no teníamos la costumbre todavía de expresarnos con libertad".

Después insistió en que el "Sínodo no es un parlamento, ni una reunión de amigos para resolver algunas cuestiones u opinar". Y dio la "receta" del éxito o del fracaso del Sínodo: la docilidad al Espíritu Santo. "El protagonista es el Espíritu Santo. Si está presente entre nosotros y nos guía será un Sínodo bueno, pero si vamos adelante con intereses personales no lo será".

Añadió después: "Si el Sínodo concluye con una síntesis monocromática significará que el Espíritu no ha estado aquí dentro".

Después enumeró cosas que "ponen triste" al Espíritu Santo (una expresión que usa San Pablo en Efesios 4,30): "Las palabras vacías, los chismes -una enfermedad común en la Iglesia- le ponen triste".

El Papa invitó a todos a hablar con claridad, porque "si no nos decimos las cosas a la cara, difícilmente podremos dejar atrás esta enfermedad" (del chismorreo). Y añadió que estos días de Sínodo, "más que hablar, lo que tenemos que hacer es escuchar".

Los padres sinodales escuchan en mesas de 12 en el Aula Pablo VI en la primera congregación general del Sínodo de la Sinodalidad.

Grech, contra endurecerse "en posiciones excluyentes"

El secretario general del Sínodo, el cardenal maltés Mario Grech, recordó que "el amor de Dios es la medicina que puede curar a la humanidad herida de hoy y, como Iglesia, nuestra misión es ser signo de este amor".

Sobre los desacuerdos, advirtió que "cuando se forman bandos, cuando uno se endurece en posiciones excluyentes, se cierra en su particularismo y se elige una parte y no el todo. Pedimos al Espíritu que todos los carismas estén al servicio de la unidad en la Asamblea y así seremos signo e instrumento".

En las fases previas del sínodo, dijo, "no han faltado incomprensiones y dificultades, pero hemos aprendido a caminar juntos. Me he topado con pastores y comunidades que desconfiaban, pero después de esta experiencia hoy alaban al Señor por este don de la sinodalidad".

Destacó además como novedad importante que "por primera vez tenemos aquí a hermanos y hermanas que no son obispos, que ya no son excepciones a la norma, sino miembros de pleno derecho".

Efectivamente, los asistentes incluyen 364 con derecho a votar párrafos y textos, de los que 54 son mujeres, incluyendo laicas y religiosas. Es la primera vez que en un Sínodo hay mujeres con derecho a votar documentos.

Hay muchos más participantes en este Sínodo que en ocasiones anteriores: se reúnen en el Aula Pablo VI y se sientan en mesas redondas de 12 personas, número que evoca al de los Apóstoles y las tribus de Israel.

Vídeo con todas las ponencias de la Primera Congregación General (primera reunión del Sínodo).