En su catequesis del miércoles 16 de enero, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos, el Papa habló de la búsqueda del "rostro de Dios", un anhelo que, dijo, está en en interior de todas las personas, incluso de las muy alejadas de la fe.

 
El Papa comenzó recordando que el Concilio Vaticano II, en su Constitución dogmática sobre la divina Revelación, Dei Verbum, afirma que la íntima verdad de toda la Revelación de Dios resplandece para nosotros «en Cristo, que es al mismo tiempo el mediador y la plenitud de goda la Revelación » (n. 2). 
 
También destacó que el Antiguo Testamento nos narra que Dios, después de la creación, a pesar del pecado original, de la arrogancia del hombre, de querer ocupar el lugar de su Creador, ofrece nuevamente la posibilidad de su amistad, sobre todo a través de la alianza con Abraham y el camino de un pequeño pueblo, el de Israel, que Él elige, no con criterios de de poder terreno, sino sencillamente por amor. Elección que permanece un misterio y que nos revela el estilo de Dios que llama a algunos, no para excluir a otros, sino para que sirvamos de puente para conducir a Él. 

Al final de su catequesis, ante la inminente Semana de Oración por la unidad de los cristianos, el Papa invitó a rezar por ello con las siguientes palabras:
 
"Pasado mañana, viernes 18 de enero, comienza la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que este año tiene como tema: «Lo que el Señor exige de nosotros», inspirado en un pasaje del profeta Miqueas (Cfr. Mi 6, 6-8). Invito a todos a orar, pidiendo con insistencia a Dios el gran don de la unidad entre todos los discípulos del Señor. Que la fuerza inagotable del Espíritu Santo nos impulse a un empeño sincero de búsqueda de la unidad, para que podamos profesar todos juntos que Jesús es el Salvador del mundo". 






El Papa explicó también que reza por todas las personas de lengua árabe. A los fieles polacos les pidió fijarse en Cristo y caminar hacia Él. En italiano, propuso el modelo de la beata Cecilia Eusepi, especialmente a los jóvenes. 
 
También recordó la figura de San Antonio Abad, que se celebra litúrgicamente el jueves 17, insigne padre del monaquismo, maestro espiritual y modelo sublime de la vida cristiana. Lo propuso como ejemplo para los jóvenes, los enfermos y los recién casados, para que practiquen la oración diaria. 

En su resumen en español el Papa dijo: 
 
Queridos hermanos y hermanas:
 
La historia de la salvación es la historia de la relación de Dios que se revela al hombre progresivamente. Para esta obra, que inicia con la llamada de Abraham, se sirve de mediadores, como Moisés, los profetas y los jueces, que comunican al pueblo su voluntad, recuerdan la exigencia de fidelidad a la alianza y conservan la expectación plena y definitiva de las promesas divinas. Es un largo camino en el que el Señor se deja conocer, se revela a sí mismo, entra en la historia con hechos y palabras. Con la encarnación, el rostro de Dios se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es al mismo tiempo «mediador y plenitud de toda la Revelación». Jesús inaugura en la historia un nuevo modo de presencia de Dios, porque quien lo ha visto a Él ha visto al Padre; él es «el mediador» de la nueva y eterna alianza; en él encontramos a Dios, al que podemos invocar con el nombre de «Abba, Padre» y por el que nos viene dada la salvación. Si queremos ver el rostro de Dios, aquel rostro que da sentido, solidez y serenidad a nuestro camino, debemos seguir a Cristo.
 
Saludo a los fieles de lengua española provenientes de España y Latinoamérica. Invito a todos a escuchar la Palabra y a participar en la Eucaristía, en donde se manifiesta especialmente el rostro de Cristo. Así crecerá nuestro amor y podremos también reconocer al Señor en el que sufre y en el pobre. Muchas gracias.