Las narraciones de la infancia de Jesús que aparecen en los primeros capítulos de los Evangelios de Mateo y de Lucas no son leyendas ni reconstrucciones fantásticas. Tampoco son un “midrash”, es decir una interpretación de la Escritura mediante narraciones típicas de la literatura judía. Son “historia, historia real, acontecida, claro, historia interpretada y comprendida con base en la Palabra de Dios”. Lo escribe Joseph Ratzinger en el libro sobre “La infancia de Jesús”(Planeta), el tercer volumen dedicado a la vida del Nazareno.

Un libro mucho más breve que los anteriores, que se ocupaban de la vida pública de Jesús (el primero) y de la pasión, muerte y resurrección (el segundo). El Papa vuelve a desplegar sus dotes de teólogo y de exégeta para completar la parte dedicada a la llegada al mundo de Cristo, una obra que habría querido escribir desde hace mucho tiempo.

¿De dónde sacaron “Mateo y Lucas la historia que ellos cuentan?”, se pregunta Ratzinger. Y responde: proviene, evidentemente, de tradiciones familiares. Luca, “a veces, alude al hecho de que María misma era una de sus fuentes” cuando escribía. “Solo ella -observa Ratzinger- podía referir el evento de la Anunciación”. El Papa admite que la exégesis “crítica” moderna considera que son “ingenuas” relaciones de este tipo, pero se pregunta: “¿Por qué Lucas habría inventado la afirmación sobre el custodiar las palabras y los eventos en el corazón de María, si para todo ello no había una referencia concreta?”. Y explica que la tardía aparición, “sobre todo de las tradiciones marianas, encuentra su explicación en la “discreción” de la Virgen: mientras ella misma siguiera con viva, “no podían convertirse en una tradición pública”.

Con respecto a la reacción de la Virgen ante el anuncio del Ángel (desde la turbación hasta el consuelo interior gracias a la palabra recibida) el Papa escribe: “María se muestra como una mujer valiente, que incluso ante lo inaudito mantiene el autocontrol. Al mismo tiempo, es presentada como mujer de gran interioridad, que tiene juntos el corazón y la razón y trata de entender el contexto, el conjunto del mensaje de Dios”.

Benedicto XVI muestra que no cree en el paralelismo que ha propuesto la historia de las religiones entre “el nacimiento virginal de Jesús” y las narraciones mitológicas de las uniones entre divinidades y hombres. “No se puede hablar de verdaderos paralelos. En las narraciones del Evangelio se conservan plenamente la unicidad del único Dios y la infinita diferencia entre Dios y la criatura. No existe ninguna confusión, no hay ningún semi-dios… Las narraciones en Mateo y Lucas no son mitos que se habrían desarrollado”; y en cuanto al contenido concreto de ambos, “provienen de la tradición familiar, son una tradición transmitida que conserva lo sucedido”.

Por ello, concluye Ratzinger, si le preguntan si cree que es cierto lo “que decimos en el Credo”, sobre el nacimiento del Hijo concebido por el Espíritu Santo y que nació de María la Virgen, la “respuesta, sin reservas, es sí”.

En cuanto a la estrella que guió a los Reyes Magos en la narración de Mateo, Benedicto XVI recuerda que “a caballo entre el año 7 y el 6 antes de Cristo (que hoy se considera como el año verosímil del nacimiento de Cristo( se verificó una conjunción de planetas: Júpiter, Saturno y Marte”. A esta, según el gran astrónomo Keppler, se había añadido una súpernova, de la que parece haber indicios en “tablas cronológicas chinas” relacionadas con el año 4.

Citanto a Gregorio Nazianzeno, el Papa escribe que “en el momento mismo en el que los Magos se postraron ante Jesús, habría llegado el fin de la astrología, porque a partir de ese momento las estrellas habrían girado en la órbita establecida por Cristo”.

 FICHA TÉCNICA  COMPRA ONLINE
Título: La infancia de Jesús OcioHispano
Autor: Benedicto XVI  
Editorial: Planeta  
Páginas: 144 páginas  
Precio 17 euros