Al concluir su visita a Venecia en la tarde de este domingo, Benedicto XVI advirtió ante los peligros que presenta la actual sociedad "líquida", sin estabilidad en las relaciones humanas y relativista, y propuso como alternativa el modelo de sociedad "de la vida y de la belleza".

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía, última gran cita de su viaje de dos días a Aquilea y a la "Ciudad del agua", le dio la oportunidad para presentar su radiografía de la cultura "liquida", concepto acuñado por el filósofo polaco Zygmunt Bauman (Poznań, 1925), que entre 1971 y 1990 fue profesor de Sociología en la Universidad de Leeds.

La sociedad europea, dijo el papa, está sumergida en "una cultura ´líquida´", término con el que se refiere a "su ´fluidez´, a su poca estabilidad o quizá a su ausencia de estabilidad, a la mutabilidad, a la inconsistencia que a veces parece caracterizarla".

Bauman atribuye el nacimiento de la sociedad "líquida" al modelo consumista y considera que su impacto más profundo lo deja en las relaciones sociales, y más en particular en las relaciones entre el hombre y la mujer, que se han hecho cada vez más flexibles, impalpables, como lo manifiesta el concepto actual de amor reducido a mero sentimiento pasajero.

A este modelo de sociedad "líquida", el obispo de Roma contrapuso en la estupenda Basílica de Santa María de la Salud el modelo de sociedad "de la vida y de la belleza".

"Ciertamente es una opción, pero en la historia es necesario escoger --aseguró el pontífice--: el hombre es libre para interpretar, para dar un sentido a la realidad, y precisamente en esta libertad reside su gran dignidad", aseguró.

"En el ámbito de una ciudad, sea la que sea, también las elecciones de carácter administrativo, cultural y económico dependen, en el fondo, de esta orientación fundamental, que podemos llamar ´política´, en la acepción más noble y elevada del término".

"Se trata de escoger entre una ciudad ´líquida´, patria de una cultura que parece ser cada vez más la cultura de lo relativo y de lo efímero, y una ciudad que renueva constantemente su belleza, recurriendo a los manantiales benéficos del arte, del saber, de las relaciones entre los hombres y los pueblos", aseguró.

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía fue la última gran cita de estos dos días en los que el papa visitó también la ciudad de Aquilea, sede del antiguo patriarcado que constituía la diócesis eclesiástica y metropolitana más grande de todo el medioevo europeo, que llegó a extenderse por la actual Eslovenia, Croacia, Austria y Alemania.